En toda sociedad es fundamental el uso de tecnología con el fin de mejorar la calidad de vida, pero el avance tecnológico cambia en un abrir y cerrar de ojos: que un aparato electrónico de cualquier tipo “no dura tanto como antes” es algo constante para cualquier consumidor y a este fenómeno se le denomina obsolescencia tecnológica.
En líneas generales la obsolescencia tecnológica puede entenderse como la devaluación de un artículo debido al progreso tecnológico, lo cual sucede usualmente cuando una nueva tecnología o un nuevo producto sustituyen a otro más antiguo, que no tiene por qué ser necesariamente disfuncional de su predecesor. Simplemente, ofrece mejoras.
De hecho, contradictoriamente, la tecnología es la propia responsable de su devaluación debido al progreso.
Clasificación
La obsolescencia tecnológica, así como la de otros segmentos de consumo, puede presentarse de distintas maneras: percibida, especulativa, social o planificada/programada.
Esta última es la más preocupante, ya que refiere a una técnica por la que un fabricante estudia y calcula un tiempo de vida limitado de un producto electrónico o componente y lo desarrolla bajo ese parámetro temporal.
Es decir, cuando un dispositivo electrónico cumple su plazo de servicio, el equipo cae en desuso al mostrar un rendimiento insuficiente en comparación con los modelos actuales o, lo que es peor, el equipo se avería y el gran costo de la reparación o la imposibilidad de hacerlo obliga a comprar mejor uno nuevo.
Así, el producto electrónico queda obsoleto, no funcional, inútil o inservible en un tiempo determinado por el fabricante. El objetivo no es otro que vender nuevos modelos y seguir la cadena. Un modelo calificado de nocivo, pero que muchos fabricantes practican, provocando además de un gasto innecesario un gravísimo problema al medio ambiente por basura electrónica y de tratamiento de recursos.
Ejemplo de ello son los teléfonos inteligentes o smartphones. La Asociación Europea para la Recuperación de Sistemas a partir de Residuos Eléctricos y Electrónicos (WEEE Forum, por sus siglas en inglés), un organismo sin ánimo de lucro que representa a 46 organizaciones que gestionan el reciclaje de basura electrónica, calcula que en el mundo existen en la actualidad 16 mil millones de teléfonos, lo que significa que cada persona sería en promedio poseedora de dos teléfonos inteligentes.
De todos estos teléfonos, indican que en 2022 más de cinco mil millones acabaron desechados o guardados en un cajón, algo que en el primer caso podría suponer un gran problema debido a la gran cantidad de materiales peligrosos para el medio ambiente de los que están compuestos.
Efectos
Pero no solo los fabricantes son responsables de esta situación: los usuarios también juegan un rol en este sentido. El marketing cuenta y mucho. Cuestiones de moda, de estilo, de tener lo último en tecnología promovida en fuertes campañas publicitarias animan a un constante cambio de productos, provocando el alza de residuos electrónicos.
La Asociación Mundial de Estadísticas de Residuos Electrónicos (GESP, por sus siglas en inglés), advierte que solo en 2019 se produjeron 53.6 millones de toneladas de residuos electrónicos y tan solo 17.4% fueron recogido y reciclado de forma apropiada.
En este sentido, la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria de India (Assocham) señala en un documento que la Región de la Capital Nacional de India (NCR, en Delhi) es el principal centro de desechos electrónicos del mundo.
El informe indica que Delhi concentra alrededor de 86% de los residuos electrónicos generados en el mundo desarrollado, recibiendo importaciones de residuos de distintos países. El documento señala que Estados Unidos tiene una cuota máxima de alrededor de 42%, China 30%, seguida de Europa en torno de 18% y el restante 10% es de otros países como Taiwán, Corea del Sur y Japón.
Pero la obsolescencia tecnológica no solo provoca una gran contaminación por desechos electrónicos, sino que afecta también la transformación digital de las empresas. Empresa que no se transforma, no avanza: es una realidad de cada sector y para aumentar su crecimiento deben abrirse a las nuevas tendencias tecnológicas.
Es por esto que muchas áreas de las Tecnologías de la Información (TI) e innovación desarrollan estrategias y proyectos que agilicen los procesos internos y les permitan escalar en la industria.
Para ello deben contar con equipos tecnológicos que se adapten a sus cambios y les permitan ser flexibles, además de tener un proveedor que les brinde apoyo en temas de soporte y las áreas internas puedan enfocarse en el negocio evitando la pérdida de información, improductividad debido a fallas en los equipos para evitar pérdidas económicas y vulnerabilidad en la seguridad de su información.
Y si bien los nuevos patrones de consumo y de interacción de los consumidores con lo digital exigen tecnología de última generación, diversos grupos ambientalistas y activistas demandan mayor calidad y mayor tiempo de durabilidad en los aparatos electrónicos. Sobre todo, en el caso de falla, que esta pueda ser reparada.
Sin ir más allá, la implementación de las tres R del reciclaje (Reducir, Reutilizar y Reciclar) es una buena medida contra la chatarra electrónica.
Derecho a reparar
Si bien actualmente el escenario de la obsolescencia tecnológica es desfavorable, lo cierto es que por otro lado existen empresas y gobiernos que impulsan políticas que buscan combatir dichos efectos, como la tecnología reacondicionada, que se basa en la recopilación de equipos de todo tipo para que sean reparados, restaurados y vendidos para un nuevo uso.
Otras empresas reciben productos anteriores que son tomados en cuenta para adquirir productos recientes, colaborando con el reciclaje y la reutilización de elementos que habían sido desechados.
Aunado a lo anterior se encuentra una lucha por parte de grupos de activistas que pugnan por el derecho de reparación. Es decir, que los consumidores reparen a costos accesibles los productos que compraron.
Por ejemplo, los productos tecnológicos están entre los artículos más comprados por las familias y los precios continúan aumentando. Por otro lado, en la mayor parte de Latinoamérica el derecho a reparar significa que los consumidores de todo tipo de dispositivos con componentes electrónicos pueden repararlos rápidamente y sin problemas.
El resultado es que las llaves digitales se pueden abrir y la disponibilidad de repuestos está garantizada por el fabricante, eliminando servicios exclusivos de marca y obsolescencia que hacen que los dispositivos tengan una vida útil limitada.
Los grupos por el derecho de reparación argumentan que las soluciones simples, como reemplazar la batería de una computadora portátil o una pantalla de teléfono rota, son mejores que comprar un dispositivo nuevo. Para muchos defensores del derecho a la reparación todo se reduce a una simple verdad: pagan por el dispositivo y pueden hacer lo que quieran con él.
Soluciones
-Producción de productos robustos, fáciles de reparar y de buena calidad, con “criterios mínimos de resistencia” que deben establecerse para cada categoría de producto desde la etapa de diseño.
-Si una reparación tarda más de un mes la garantía debe extenderse para que coincida con el tiempo de reparación.
-Ofrecer incentivos para producir productos duraderos y reparables, impulsando las reparaciones y ventas de segunda mano, ayudando a crear puestos de trabajo y a reducir los residuos.
-Los consumidores deben tener la opción de ir a un taller independiente. Deben eliminarse las técnicas o software que impidan la realización de reparaciones.
-Componentes esenciales, tales como baterías o pantallas, no deben fijarse a los productos, salvo por razones de seguridad.
-Los repuestos indispensables deben ponerse a disposición del consumidor a un precio proporcional a la naturaleza y el tiempo de vida del producto.
Fuente: UE
Tipos de obsolescencia
Planificada Esta sería la más natural. Mediante un estudio se definiría el tiempo normal y habitual para que un dispositivo se deteriore.
Percibida Este tipo de obsolescencia se da cuando el dispositivo cambia de diseño, pero la tecnología utilizada es la misma.
De especulación Se produce cuando se venden dispositivos de baja calidad a bajo precio para hacerse un hueco en el mercado, esperando lanzar productos de nivel superior en el futuro próximo.
Programada Es la más conocida y la más criticada. Hace referencia a la programación premeditada por parte de fabricantes de productos electrónicos para que estos dispositivos lleguen a su fin a partir de una edad. Es decir, se les pone una fecha de caducidad a partir de la cual dejan de funcionar correctamente, de modo que se obliga a los propietarios a renovar ese aparato o reemplazarlo por otro.
De deseo Por moda o voluntaria por parte de un usuario o empresa; se quiere cambiar un dispositivo, aunque funcione perfectamente, ya sea por motivos de diseño o para sustituirlos por otros más modernos.
De calidad Esta se produce cuando el producto empieza a dar fallos o a funcionar mal.
Fuente: Printwayy