La nueva subvariante proviene de la familia Ómicron, que es muy similar a las variantes más fácilmente transmisibles, pero no necesariamente más mortales.
En mayo de 2023 la pandemia terminó, pero el coronavirus llegó para quedarse y lo ha hecho con centenares de mutaciones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) analiza con intensidad a fin de prevenir otra alerta sanitaria global. Esta vez ha puesto bajo vigilancia a la nueva variante NB.1.8.1.
Desde que se declaró la pandemia el 11 de marzo de 2020 hasta el anuncio de su conclusión por parte de la OMS el 5 de mayo de 2023 el número de fallecidos por Covid-19 sumó seis millones 870 mil.
El organismo de la salud, con sede en Ginebra, estima que muchos casos iniciales fueron mal diagnosticados y personas que fallecieron por coronavirus quedaron como decesos por neumonía.
Conocido científicamente como SARS-CoV-2, se trata del séptimo coronavirus que afecta a los seres humanos y ha entrado en la categoría de relevante junto con el SARS y el MERS.
El SARS-CoV-2 se propaga entre las personas por estar en contacto cercano con alguien contagiado; el virus puede propagarse desde la boca o la nariz de una persona infectada en pequeñas partículas líquidas cuando tose, estornuda, habla, canta o respira.
Asimismo, otra persona puede contraer el virus cuando las partículas infecciosas que pasan por el aire se inhalan a corta distancia: es la transmisión por aerosol; y estas partículas infecciosas también pueden entrar en contacto directo con los ojos, la boca o la nariz.
Además, los aerosoles pueden estar suspendidos en el aire o viajar más lejos que la distancia de conversación con una capacidad de transmisión de largo alcance. Y pueden permanecer en superficies que las personas tocan y luego propagarse si se llevan las manos a ojos, nariz o boca.
Con esa facilidad de propagación, la OMS confirma que desde el inicio de la pandemia se han contagiado 776 millones de personas, una estadística del 10 de noviembre del año pasado. Las muertes, a esa fecha, superaban los siete millones de fallecidos en todo el mundo.
La OMS además confirma que la mayoría de los decesos por Covid-19 sucedieron entre 2020 y 2022, aunque la inmunidad de las vacunas contra el SARS-CoV-2 ha permitido reducir las muertes por contagio.
También se sabe que es un virus que circula a lo largo del año: no aparece de forma estacional, como podría suceder solo en otoño o invierno, con las temperaturas más bajas.
Entre países, el impacto es igualmente variable y si bien el uso de la mascarilla se ha dejado a la libre decisión de las personas, en determinados picos de contagio algunas naciones no dudan en recurrir otra vez al uso obligatorio de la mascarilla, por ejemplo, para ingresar en farmacias, hospitales o bien centros de mayores.
Las hospitalizaciones por coronavirus han caído gracias a la vacunación: sin tener cifras precisas, la información que hasta el momento proporciona la propia OMS revela que al menos 70% de la población mundial ha recibido una dosis de alguna de las vacunas contra el SARS-CoV-2.
Evolución del virus
De ahí que el Panel de Control de la OMS sobre el Covid-19 haga un seguimiento puntual y semanal de la evolución del virus y de sus nuevas variantes para contrastar la velocidad con la que van circulando, y a su vez contagiando, y cómo impacta en las tasas de hospitalización y defunciones.
Por ejemplo, en la semana del 12 al 18 de mayo, de 59 mil 14 muestras enviadas por 87 países, un total de dos mil 836 dieron positivo en coronavirus; se trata de 4.8% de las muestras recabadas a través de la red mundial de centros centinela y de vigilancia virológica sistemática.
“Durante este periodo la actividad del SARS-CoV-2 fue generalmente baja a nivel mundial; aunque se observaron aumentos en todas las regiones, especialmente en algunos países de Asia oriental, África occidental, América Central y el Caribe, así como de Asia occidental, Asia meridional y Asia sudoriental”, de acuerdo con información del Panel de Control.
En el periodo comprendido entre el 21 de abril de 2025 y el 18 de mayo de 2025 al menos 90 países notificaron nuevos casos de Covid-19: un total de 150 mil 503, lo que representa un aumento significativo en comparación con los 30 mil 553 nuevos casos de marzo pasado. “Subió más de 10% en África, Europa, Estados Unidos y el sudeste asiático”.
¿Qué pasa con la evolución de las variantes con más incidencia actualmente? Por información proporcionada por el Panel de Control se sabe que la variante más prevalente, la LP.8.1, representó 31% de todas las secuencias enviadas en la semana que finalizó el 18 de mayo; y la NB.1.8.1 representó 13.6% de todas las secuencias presentadas en dicha semana.
“Durante el periodo de este informe todas las demás variantes mostraron una tendencia estable o decreciente. La evidencia disponible sugiere que JN.1, XEC y LP.8.1 no presentan riesgos adicionales para la salud pública en relación con otras variantes del SARS-CoV-2 que circulan actualmente”, según información proporcionada por la OMS.
Además, a nivel regional, LP.8.1 disminuyó en el continente americano, se mantuvo estable en la región del Pacífico occidental y aumentó en la región de Europa. La variante XEC disminuyó en todas las regiones. Mientras la variante NB.1.8.1 aumentó en todas las regiones desde finales de mayo.
NB.1.8.1
La OMS ha puesto en vigilancia la evolución de la variante NB.1.8.1. ¿Qué se sabe de ella? Hay más contagios en Asia; y en Estados Unidos se ha detectado en viajeros internacionales.
En ciertas regiones de Asia la variante NB.1.8.1 se asocia de forma directa con un incremento en los contagios por coronavirus. La OMS indica que el porcentaje de pacientes con enfermedades respiratorias graves producidas por Covid-19 pasó de 3.3 a 6.3% en mayo.
Y en las salas de emergencias, entre los pacientes que han dado positivo por coronavirus la tasa pasó de 7.5 a 16.2 por ciento.
Transmisión más rápida
La nueva subvariante NB.1.8.1 muestra signos de propagación más amplia. Proviene de la familia Ómicron, que es muy similar a las variantes más fácilmente transmisibles, pero no necesariamente más mortales.
En países como Hong Kong el gobierno y las autoridades sanitarias han vuelto a recomendar utilizar las mascarillas en el transporte público, en vuelos muy largos, así como en hospitales, farmacias y entornos concurridos.
¿Hay suficiente inmunidad con las vacunas ya aplicadas? La OMS analiza de cerca los casos y cree, como una hipótesis, que inicialmente sí habría inmunidad hacia la NB.1.8.1, pero no proporciona respuestas del grado de alcance inmunitario actual o de si sería necesaria otra revacunación.
“Si bien tiene una mayor capacidad para unirse a las células humanas, lo que podría hacerla más transmisible, actualmente no hay evidencia que sugiera que cause una enfermedad más grave o sea más capaz de evadir la inmunidad en comparación con otras variantes”, precisó el organismo de la salud.
Respecto de los casos identificados en EU, las autoridades sanitarias señalan que fundamentalmente provienen de viajeros de nueve países: China, Japón, Vietnam, Corea del Sur, Taiwán, Tailandia, Francia, Países Bajos y España.
Las autoridades sanitarias norteamericanas detectaron más contagios en Hawái, Ohio, California, Washington y Rhode Island. Y creen que continuará su extensión.
¿Qué síntomas manifiestan las personas infectadas con la variante NB.1.8.1? Los primeros síntomas comunes incluyen un impacto en la temperatura corporal, sin la sudoración típica o la respiración rápida asociada con la fiebre. Esta condición, conocida como hipertermia, puede indicar su interacción con los mecanismos de termorregulación del cuerpo.
Aparecen síntomas de las vías respiratorias superiores, como dolor de garganta, tos, secreción nasal y fiebre leve; hay malestar gastrointestinal, algunas personas sienten náuseas, pérdida de apetito y malestar gastrointestinal.
También se reportan dolor de cabeza, mareos, falta de concentración; fatiga extrema y debilidad muscular.
La información más reciente a junio, a nivel mundial, señala que se han reportado 518 secuencias de NB.1.8.1 en 22 países, lo que representa 10.7% de las secuencias disponibles. “Si bien las cifras siguen siendo bajas, se trata de un aumento llamativo: hace cuatro semanas representaban 2.5%. Por eso queda bajo vigilancia”.
Pesadilla persistente
Ya no es un tabú ni una enfermedad autoinmune o algo sicosomático en determinadas personas: la ciencia confirma que existe el Covid-19 persistente y que hay quienes lo padecen. La clave está en indagar qué lo provoca en unas personas y en otras no.
De hecho, el Instituto de Ciencias Pandémicas de la Universidad de Oxford llevó a cabo un estudio en el que participó el investigador Mahan Ghafari, quien resaltó sobre todo el papel de la vigilancia genómica tanto para controlar como para evitar la propagación de nuevas variantes.
El estudio sugiere que una de cada mil y una de cada 200 de todas las infecciones por Covid-19 pueden volverse persistentes, con al menos 60 días de contagio.
Los investigadores descubrieron que una alta proporción de infecciones por SARS-CoV-2 en la población general conduce a infecciones persistentes.
En determinado momento se creyó que las infecciones prolongadas por Covid-19, en personas inmunodeprimidas, podrían haber sido la fuente de las múltiples variantes nuevas que surgieron durante la pandemia. Pero luego los médicos detectaron que había infecciones persistentes por coronavirus y reincidencia en varios grupos de la población en general.
La investigación de la Universidad de Oxford encontró personas que seguían infectadas con variantes virales que se habían controlado en la población en general. “Los investigadores hallaron que la reinfección con la misma variante era muy rara, probablemente debido a que el huésped desarrolló inmunidad a esa variante. El estudio aporta que 82% de estas personas demostraron una dinámica viral de rebote, experimentando una carga viral alta, luego baja y luego alta. Eso significa que el virus puede mantener la capacidad de replicarse activamente durante infecciones prolongadas”, según la Universidad Oxford.
De hecho, la mayoría de los países desarrollan estudios para entender por qué hay personas que quedan atrapadas dentro de la espiral del coronavirus. La publicación Nature Reviews Microbiology aborda un estudio de Hannah Davis, Lisa McCorkell, Julia Moore Vogel y Eric Topol en el que se menciona que al menos 65 millones de personas en el mundo padecen coronavirus persistente o prolongado.
“Tiene más de 200 síntomas, además de muchas similitudes con otras enfermedades de inicio viral, como la encefalomielitis miálgica, el síndrome de fatiga crónica y el síndrome de taquicardia ortostática postural”, señaló Nature.
En algunos países, como España, el Ministerio de Salud informa que hay dos millones de personas con Covid-19 persistente; y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia indica que 29% de los afectados está de baja laboral; otro 19% trabaja con muchas limitaciones; y solo 15% desempeña su labor con total normalidad.
A la fecha no hay medicamentos efectivos contra el Covid-19 persistente, mientras se indaga qué combinación de factores lo propicia.
Nace el Tratado de Pandemias
Ya es una realidad el Tratado de Pandemias: la OMS lo ha logrado sacar adelante a pesar de tantos escollos, muchos impuestos por Estados Unidos, que ha terminado anunciando su salida del organismo de la salud tras ordenarlo el presidente Donald Trump.
Después de tres años de negociaciones el documento fue signado durante la 78 Asamblea Mundial de la Salud el 20 de mayo pasado.
Se adhirieron 124 países y quedaron fuera de él Polonia, Israel, Italia, Rusia, Eslovaquia e Irán.
Este gran acuerdo global permite a la OMS tener una mejor capacidad de respuesta ante otra pandemia o grave riesgo sanitario mundial, tanto para la fase de prevención y detección como para la fase de actuación.
De acuerdo con especialistas, “el texto del tratado aclara en el artículo 22 que la secretaría de la OMS carece de autoridad alguna para dirigir, ordenar, alterar o prescribir de otro modo la legislación nacional de los Estados firmantes. El acuerdo de la OMS sobre pandemias no priva de soberanía a los países”.
El tratado deberá ser ratificado por los organismos legislativos nacionales y para que entre en vigor deberá ser aprobado en al menos 60 países, también en sus respectivos Congresos.
Primer atlas de Covid-19 en España
En España hay un nuevo mapa y no es de carreteras: el Instituto de Salud Carlos III creó el primer atlas del coronavirus, ideado como un mapa interactivo que muestra las tasas de incidencia desde contagios, pasando por ingresos hospitalarios, hasta fallecidos.
Toda esa información se condensa por municipios.
El mapa, ideado por un equipo de investigadores del Centro Nacional de Epidemiología, servirá para clarificar la evolución del coronavirus en España y permitir una mejor toma de decisiones en materia de salud.
La herramienta interactiva ofrece los datos a escala municipal y lo hace, además, desagregando a la población por sexo y grupos de edad, por cada una de las siete olas epidémicas del Covid-19.
Así, los usuarios podrán descubrir la información de un pequeño municipio en concreto o un código postal de una gran ciudad, sobre la incidencia, tasa de hospitalización, gravedad de la enfermedad, letalidad y cómo evolucionaron las coberturas de vacunación.