Moscú, Rusia, 12 de septiembre. Rusia y Bielorrusia lanzaron un ejercicio militar conjunto planificado desde hace tiempo que involucra a miles de tropas y que ha generado preocupación en Occidente.
Los ejercicios, denominados “Zapad 2025" u “Oeste 2025", se llevan a cabo en Bielorrusia y Rusia y durarán hasta el martes. Pretenden mostrar los estrechos lazos de defensa entre Moscú y Minsk, así como el poderío militar de Rusia en un momento en que libra su guerra de tres años y medio en la vecina Ucrania.
Las maniobras siguen a la incursión de drones rusos en el espacio aéreo polaco el miércoles pasado, lo que avivó temores de larga data de que las hostilidades en Ucrania podrían desencadenar un conflicto más amplio. El ejército ruso afirmó que no estaba apuntando a Polonia, y Bielorrusia sugirió que los drones se desviaron de su curso, pero los líderes europeos lo describieron como una provocación deliberada, obligando a los aliados de la OTAN a enfrentar una posible amenaza en su espacio aéreo por primera vez.
Los ejercicios Rusia-Bielorrusia también han generado preocupaciones en Kiev y sus aliados occidentales de Letonia, Lituania y Polonia, que limitan con Bielorrusia. Cuando el presidente ruso Vladímir Putin envió tropas a Ucrania el 24 de febrero de 2022, muchas de ellas cruzaron desde Bielorrusia tras ejercicios conjuntos días antes del ataque.
Inicialmente, la autoridades de defensa bielorrusas resaltaron que alrededor de 13 mil tropas participarán en el ejercicio que se llevará a cabo cerca de su frontera occidental. Sin embargo, en mayo, su Ministerio de Defensa anunció que el número se reducirá casi a la mitad y que las principales maniobras se llevarán a cabo más adentro del país.
En Moscú, el Ministerio de Defensa aclaró este día que partes del ejercicio se llevarán a cabo en territorio ruso, así como en los mares Báltico y de Barents.
El mes pasado, el ministro de Defensa Viktor Khrenin indicó que la mayoría de los ejercicios se realizarán alrededor de la ciudad de Barysaw, a unos 74 kilómetros (46 millas) al noreste de Minsk, aunque algunas “pequeñas unidades llevarán a cabo tareas prácticas para repeler a un enemigo hipotético” en áreas cercanas a la frontera con Polonia y Lituania.
Khrenin señaló que las tropas practicarán “la planificación del uso de” armas nucleares rusas y los nuevos misiles de alcance intermedio Oreshnik con capacidad nuclear que Moscú ha prometido estacionar en Bielorrusia.
En diciembre, Rusia y Bielorrusia firmaron un pacto que otorga garantías de seguridad de Moscú a su aliado, incluido el posible uso de armas nucleares rusas para ayudar a repeler cualquier agresión.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha permitido que Rusia despliegue algunas de sus armas nucleares tácticas en su país. Lukashenko también ha propuesto albergar el último misil balístico de alcance intermedio Oreshnik de Rusia que Moscú utilizó por primera vez en noviembre contra Ucrania.
Putin ha dicho que los misiles Oreshnik podrían desplegarse en Bielorrusia en la segunda mitad de 2025, añadiendo que permanecerán bajo control ruso, pero Moscú permitirá a Minsk seleccionar objetivos.
Bielorrusia también envió invitaciones formales a todos los estados miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y a nueve países con agregados militares de la OTAN en Minsk para monitorear los ejercicios.
Lukashenko, quien ha gobernado Bielorrusia con mano de hierro durante más de 30 años, recientemente señaló su disposición a mejorar su relación con Occidente, que ha estado gravemente deteriorada durante años debido a su brutal represión de la disidencia y su apoyo a la guerra de Rusia en Ucrania.
El año pasado ha visto liberaciones regulares de prisioneros políticos y llamados públicos a un acercamiento con Occidente. El mes pasado, Lukashenko habló por teléfono con Trump, quien lo llamó un “Presidente altamente respetado” en una publicación en redes sociales, un marcado contraste con otros líderes occidentales, que en su mayoría han evitado al bielorruso.
El jueves, Bielorrusia liberó a 52 prisioneros políticos como parte de un acuerdo negociado por Estados Unidos, que levantó algunas sanciones a la aerolínea nacional del país.