LA RELEVANCIA DE LEÓN XIII, EL PAPA REFORMADOR

“Previó muchos males sociales que surgirían como resultado de filosofías erróneas”.

León XIII
Antonio Caporal
Internacional
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El siglo XIX registró varias de las grandes transformaciones en el mundo occidental: la consolidación de la Revolución Industrial y la producción en masa; la invención de la electricidad, el telégrafo y los automóviles; la creación de nuevos medicamentos; en tanto que en el plano social buena parte de los campesinos se convirtieron en obreros y crecieron los grandes centros urbanos.

Estos cambios, en particular la industrialización, abrió nuevas oportunidades para la producción de insumos, además de que impulsaron el avance científico y tecnológico. Al mismo tiempo, dieron origen a las nuevas clases sociales: burgueses y proletarios, así como a nuevas ideologías que de inmediato encontraron puntos de confrontación: el capitalismo y el comunismo-socialismo.

En este escenario de nuevas realidades económicas, políticas y, sobre todo, sociales, en 1878 la Iglesia católica nombró Papa a Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi, quien adoptó el nombre de León XIII.

Los historiadores lo reconocen por encabezar un papado transformador, con un pensamiento abierto a la modernidad, preocupado por las complicaciones sociales (pobreza, explotación de los trabajadores) y con un enfoque diplomático.

Encíclicas

León XIII es catalogado como “el primer Papa de las encíclicas” (documentos o cartas doctrinales emitidos por los Papas). Y sin duda fue muy prolífico en esta labor: publicó más de 80 documentos y tuvo una especial dedicación para dar a conocer al mundo las enseñanzas de la Iglesia.

La más importante de sus encíclicas es la llamada Rerum novarum y la promulgó el 15 de mayo de 1891. Con ella inició una nueva etapa conocida como “Magisterio Social Pontificio”.

En dicha encíclica el Sumo Pontífice abordó por primera vez los problemas sociales y laborales desde una perspectiva católica. Expuso la creciente pobreza y “explotación del hombre por el hombre” y lanzó “en nombre de Dios” un llamado para defender a los obreros.

Por ello se afirma que León XIII estableció las bases de la doctrina social de la Iglesia.

Asimismo, advirtió de los peligros que traerían para los hombres las nuevas concepciones políticas, sociales y económicas que “no tomaban en cuenta a la persona humana” y que además “evadían sus responsabilidades sociales por su marcada tendencia individualista”.

Diplomático

A lo largo de su pontificado León XIII mostró habilidades para el manejo de la diplomacia y buscó mejorar en lo posible las complicadas relaciones de la Iglesia con los diversos Estados europeos, en particular con el reino de Italia, que justo le había arrebatado posesiones territoriales al papado y con ello redujeron la extensión del Estado Vaticano.

Fue muy intensa y reconocida su labor diplomática con países cuyos gobiernos eran laicistas o bien cuyas autoridades profesaban otra religión, como Alemania, Gran Bretaña y Francia.

Igualmente se recuerdan las intervenciones papales como mediador para la paz en las crisis de las Islas Carolinas que peleaban Alemania y España, así como en el conflicto entre España y Estados Unidos por la isla de Cuba.

Respecto de América Latina promovió el Concilio Plenario Latinoamericano, de gran importancia por las decisiones que se tomaron en el tema relacionado con los nombramientos de obispos.

También mostró sus habilidades diplomáticas en las complicadas relaciones con Estados Unidos, el Imperio de Rusia y el Imperio Otomano.

Apertura al conocimiento

Los historiadores coinciden en que León XIII fue un importante promotor de la educación, la ciencia, el diálogo con el mundo moderno y la restauración del “pensamiento tomista”, especialmente a través del impulso al estudio de Santo Tomás de Aquino.

Su decisión de abrir la Iglesia al conocimiento incluyó la invitación a estudiar a la propia Iglesia católica, pues fue él quien abrió las puertas del Archivo Vaticano en 1883 —de acceso muy restringido durante siglos—, otorgando amplias facilidades para la investigación histórica.

Legado

De acuerdo con el Instituto León XIII, con sede en Illinois, Estados Unidos, el legado del Sumo Pontífice que da origen a su nombre es que “promovió la devoción mariana, especialmente mediante el rezo del Rosario, como antídoto contra los ataques del diablo a la Iglesia, la familia y la sociedad”.

Además, “previó muchos males sociales que surgirían como resultado de filosofías erróneas”.

El instituto subraya asimismo que León XIII “nunca se cansó de animar a los líderes políticos y morales a vivir y gobernar cristianamente”.

Destaca también “la sabiduría, la visión de futuro y el incansable trabajo del Papa León XIII por el Reino de Dios en los niveles social, pastoral y espiritual”.

Para los historiadores, León XIII se caracterizó por su espíritu renovador. En ese sentido, afirman que fue un líder que entendió la importancia del progreso científico y la necesidad de que la Iglesia católica se abriera al progreso.

A decir de los expertos, el Papa León XIII es una inspiración para el nuevo líder de la Iglesia católica, León XIV, quien al igual que aquel vive en un mundo con acelerados cambios en los ámbitos económico, científico y social, entre otros.

Además, señalan los especialistas, el nuevo Pontífice entiende muy bien que debe seguir el ejemplo de León XIII en cuanto a colocar a la Iglesia católica como un actor importante para fomentar la paz entre las naciones y, sobre todo, sabe bien que el Papa es el gran aliado de los que menos tienen y de los que necesitan consuelo en sus corazones.

Tal vez por eso el nuevo Papa decidió adoptar el nombre de León XIV como una señal de su determinación a seguir trabajando por la paz y en beneficio de los más vulnerables.

León XIII

Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi, hijo del conde Ludovico Pecci y de Anna Buzzi.

Nació el 2 de marzo de 1810 en la ciudad de Carpineto, situada al sur de Roma.

Al cumplir los 18 años decidió dedicarse al clero secular.

Se matriculó en la Accademia dei Nobili para centrarse en la diplomacia y el Derecho.

Fue elegido Papa el 20 de febrero de 1878, cuando tenía 69 años.

Murió el 20 de julio de 1903.

Fue el Papa número 256, el decimotercero en asumir el nombre de León.

También fue el Papa que alcanzó mayor edad, con 93 años y 140 días.