RUSIA ESCALA LA GUERRA CON SU AMENAZA NUCLEAR

CEREMONIA DE ANEXIÓN EN EL KREMLIN

 Rusia defenderá la anexión “con todo”.
Internacional
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Hay temor por una guerra nuclear. En Europa los estrategas militares creen que existe una elevadísima posibilidad de que el presidente ruso Vladimir Putin ordene un ataque en Ucrania lanzando hasta un par de armas nucleares tácticas —catalogadas como pequeñas ojivas nucleares— luego del desplazamiento reciente del submarino Belgorad, que aloja en su interior un misil nuclear Poseidón, capaz de recorrer diez mil kilómetros y provocar un descomunal tsunami radioactivo.

Las alarmas se encendieron en la OTAN y el Pentágono. Jens Stoltenberg, líder de la Alianza Atlántica, advirtió en una entrevista para NBC que si Rusia utiliza material nuclear “habrá graves consecuencias” e instó a la vía del diálogo al tiempo que recordó que “una guerra nuclear no debe librarse” nunca porque “no habría ganadores”.

Los últimos acontecimientos son trepidantes: el viernes 30 de septiembre Moscú proclamó la adhesión ilegal de cuatro territorios ucranianos a Rusia: Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, es decir, 15% del territorio ucraniano, con lo que sumado a Crimea deja 25% de Ucrania bajo control ruso.

Putin celebró con una fastuosa ceremonia en el imponente salón San Jorge del Kremlin la adhesión, el mismo sitio donde firmó la adhesión de Crimea en 2014 y en el que por tradición el zar Nicolás I solía festinar las glorias militares de Rusia. Todo se puso en escena: la apertura de suntuosas puertas doradas de cinco metros de altura para que entrase al salón repleto de invitados y enviase un mensaje de hombre fuerte, de mano dura, dispuesto a darlo todo por la Gran Patria Rusa.

El protocolo de la adhesión fue además signado por los cuatro representantes prorrusos de cada una de las provincias anexionadas que quedarán regidas por el idioma ruso, el uso del rublo, bajo las leyes del Estado ruso, tendrá gobernantes nombrados por Putin y habrá un referendo a la población rusa para preguntarles hasta dónde deberían delimitarse territorialmente dichas anexiones.

“Quiero que las autoridades de Kiev y sus verdaderos amos en Occidente me escuchen, para que recuerden esto: las personas que viven en Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia serán nuestros ciudadanos para siempre”, advirtió, frenético de poder.

A continuación dijo: “Hacemos un llamado al régimen de Kiev para que ponga fin de inmediato a las hostilidades, ponga fin a la guerra que desató en 2014 y regrese a la mesa de negociaciones”.

El mandatario ruso advirtió que defenderá a las cuatro provincias anexionadas —y a Crimea, que también considera parte del territorio ruso— con todo lo necesario, incluyendo su arsenal nuclear.

Contrarréplica

No obstante, la intimidación no contuvo al ejército ucraniano ni a su presidente, Volodímir Zelenski, quien intenta disuadir a los rusos para que depongan los armas a fin de no librar la guerra de Putin porque —insiste— encontrarán “la muerte” en Ucrania. Y en un gesto inesperado solicitó la entrada de “urgencia” a la OTAN.

Las cuatro provincias tomadas ilegalmente comienzan a ser recuperadas poco a poco por el ejército ucraniano, apenas unas horas después de la fiesta en el Kremlin y el posterior baño de pueblo que se dio Putin hablando de la Gran Rusia.

Soldados ucranianos liberaron Limán, ciudad en el corredor de la provincia de Donetsk que funcionó como centro de operaciones logístico para el ejército ruso, mientras extrañamente el Kremlin ordenaba retirarse de ahí a cinco mil de sus efectivos.

Es la segunda gran liberación de una ciudad de manos de los rusos: ya sucedió hace unas semanas con Járkov, un hecho que provocó el decreto de Putin para movilizar a 300 mil reservistas y adelantó los referendos de adhesión que pensaba celebrar a principios de noviembre.

Al tiempo que la Duma avalaba el 3 de octubre por mayoría de votos la incorporación de los cuatro territorios ucranianos, el ejército liderado por Zelenski avanzó sobre de los invasores obligándolos a replegarse en comunidades como Zolota Balka y Oleksandrivka, a 130 kilómetros de Jersón.

También se habla de victorias ucranianas sobre de posiciones rusas a lo largo del río Dniéper y de la localidad de Torske, en la provincia de Donetsk recuperada recientemente.

Crisis

El envío de reservistas a partir de los 18 años que ordenó Putin está resultando un fracaso; no hay ánimo entre las huestes para pelear por una guerra que ni los millennials ni la Generación Z están dispuestos a librar.

Desde la firma del decreto los rusos en edad de alistarse huyen a países como Georgia, Finlandia y hasta Alemania ofreció alojarlos. Varias reformas al código penal militar en Rusia sancionarán con hasta 15 años de cárcel a quienes se nieguen a combatir y también habrá prisión para desertores.

En el terreno, el plan de invasión de Putin ha ido de fracaso en fracaso. En una acción in extremis concede ahora la nacionalidad a todos los extranjeros alistados en las filas rusas, mientras aumenta la presión económica por el elevado impacto de una guerra de más de siete meses.

Cada misil detonado, cada carro de combate perdido representan miles de millones de dólares quemados para una economía que no tiene capacidad para sostener una guerra de mediano ni de largo plazo; de hecho, comienza a comprarle drones kamikaze a Irán.

La inteligencia militar estadunidense sabe las debilidades de Rusia y juega sus cartas aprovisionando a Ucrania con ayuda económica, militar y de inteligencia usando sus poderosos satélites para espiar al enemigo y apostando por que el tiempo haga mella en Putin, acorralado por los patrocinadores de esta invasión y por revueltas civiles en las calles que terminen minando su poder.

Aquí, en Europa, Putin da la impresión de que no sabe cómo concluir la invasión y, en consecuencia, la guerra desatada. Se le observa metido en un círculo vicioso de decisiones erróneas pero con una enorme presión a su alrededor.

La UE le sigue sancionando. Antes de la adhesión Rusia acumulaba siete paquetes de sanciones económicas, comerciales, de inversiones, monetarias, diplomáticas, de visados, de movilidad, de cierre del espacio aéreo y de bancos rusos excluidos del sistema financiero internacional. Prácticamente se aprieta la soga al cuello de Putin pretendiendo sentarlo a negociar y deponer las armas, pero ha sido imposible.

Desde Washington, el presidente Biden abre otra vez el grifo para enviar a Kiev 625 millones de dólares en armamento que incluyen nuevo equipo militar, cañones Howitzers, municiones, morteros y otros equipamientos, así como cuatro HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System), sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad.

Futuro

Hay que darle una salida a Putin, indica en entrevista para Vértigo el coronel José Luis Calvo Albero, director de la División —y coordinador de estudios— de Seguridad y Defensa del Ministerio de Defensa de España.

“La invasión rusa a Ucrania ha sido un acontecimiento dramático, inesperado. En algún momento figuró como una de las posibilidades, pero como algo probable y no esperábamos que en realidad se produjese. En Europa ha sido un shock y hemos visto cómo Alemania cambia su política hacia Rusia, que era de apaciguamiento, de buena vecindad, y ahora decide reforzarse militarmente y tiene una actitud de ayudar a Ucrania”, comenta.

Todo lo que pueda venir en el futuro en materia de geopolítica dependerá de cómo Rusia y Ucrania pongan punto final al conflicto. Para el experto militar los europeos esperan que se cree un nuevo equilibrio de seguridad. “Rusia es también nuestro vecino, a pesar de su comportamiento inaceptable; después de la guerra, sea cual sea el resultado, la realidad es que Rusia seguirá y habrá que lograr un equilibrio con este país. Nadie se siente seguro, porque no puede aceptarse que un país agreda a otro”.

—Desde el punto de vista militar ¿realmente hay posibilidades de que Ucrania termine ganando la guerra?

—Habría que ver qué significa ganar la guerra, porque puede interpretarse como llevar las fronteras a la situación anterior al 23 de febrero, fecha previa a la invasión rusa. Lo que pasa es que a una potencia tan grande como Rusia es difícil ganarle. Sí que podría desde el punto de vista convencional, con la ayuda de Estados Unidos y de Occidente, más las sanciones… Eso puede equilibrar la balanza y si en un momento dado Ucrania hace progresos en el campo de batalla, que lo estamos viendo, puede expulsar a Rusia de algunas de las zonas que ha ocupado. ¿La expulsará de todas? Eso ya es más problemático. Todo dependerá del desgaste de las tropas rusas, aunque su ejército es más que un ejército convencional: es un ejército nuclear.

—¿Puede suceder una respuesta nuclear por parte de Rusia?

—Siempre hay ese miedo, porque una escalada descontrolada o bien una humillación excesiva a Putin, una derrota catastrófica del ejército ruso que inclusive ponga en riesgo el propio régimen de Moscú… Vamos, tendría que llevarse a Rusia a una situación aplastante para tomar una decisión radical como un arma nuclear táctica. Si esto sucede nos meteremos en terreno inexplorado; ahora bien, no hay que descartarlo del todo.

Añade Calvo Albero que “para nosotros los militares esta guerra es una fuente de aprendizaje: estamos viendo cómo es la guerra en el siglo XXI. Teníamos una idea parcial porque habían sucedido pequeños conflictos, guerras contra el terrorismo, que son diferentes, pero no habíamos visto una gran guerra convencional desde hace mucho tiempo y vemos cómo ahora dominan sistemas no tripulados, redes digitales y la guerra electrónica, que tiene una importancia tremenda”.

—¿Culminará en una mesa de negociación o con un misil estratégico nuclear?

—Espero que no termine con un arma nuclear.

El invierno también cuenta

De acuerdo con Raúl González, experto militar del Instituto Minerva en España, el ejército ruso no ha sido bien asesorado por parte de sus jefes, de su Ministerio de Defensa, porque se nota la disfunción entre la política y la defensa; y en determinado momento “todos” llegamos a sobrevalorar al ejército ruso y sus capacidades.

A su juicio, en la situación actual del conflicto se ve una progresión bastante rápida del ejército ucraniano en una contraofensiva y la sorpresa es que quizá Rusia ahora cede demasiado terreno.

“Esto puede llevar a pensar que hay un desmoronamiento de las fuerzas rusas, pero creo que esto no debe llevar a engaño; probablemente estén ocupando posiciones más fácilmente defendibles; y el retroceso no será más que volver a una posición de estancamiento. Ya se acerca el invierno y las dotaciones de infantería dejarán de tener la misma movilidad y toda esa actividad. Creo que por eso los ucranianos aceleran su avance”, según González.

—Es la pregunta del millón de dólares: ¿se llegará a usar un arma nuclear táctica?

—Sería una medida desmesurada, teniendo en cuenta la respuesta que habría a nivel internacional. No solo de Occidente, sino también de aliados con los que cuenta Rusia.

Nuevas presiones

Las semanas por venir se complican todavía más en el contexto de la geopolítica y la geoeconomía, a lo que se añade la amenaza latente de Corea del Norte, que a lo largo del año ha lanzado una serie de misiles de distintos tipos de alcance y potencia.

Hasta el 30 de septiembre el diario The New York Times hablaba de 22 misiles explosionados en varias pruebas este año; sin embargo, a principios de octubre el régimen de Kim Jong-un realizó tres lanzamientos más que provocaron la alerta en Japón luego de que un misil balístico Hwasong-12 sobrevoló territorio nipón.

Como respuesta disuasoria, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón lanzaron cuatro misiles balísticos y llevaron a cabo una serie de ejercicios militares en la zona del mar de Japón.

Luego están el petróleo y el gas como armas de guerra. Tras conocer el anuncio del tope al precio del petróleo ruso propuesto por los 27 países miembros de la UE, los miembros de la OPEP y Rusia dieron a conocer que recortarán su producción de crudo en dos millones de barriles de petróleo diarios.

Esta medida elevará más los petroprecios en un contexto económico inflacionario que presiona el crecimiento económico y afecta el bolsillo de los trabajadores y de sus familias.

Por lo pronto, el mandatario norteamericano, Joe Biden, dio instrucciones al Departamento de Energía para liberar diez millones de barriles de petróleo de la llamada Reserva Estratégica de Petróleo.