Ciudad de México, 21 de mayo. Autoridades mexicanas elevaron este domingo el nivel de alerta por la actividad del volcán Popocatépetl, situado unos 80 kilómetros al sureste de la Ciudad de México, debido a una intensificación de sus explosiones.
Aún no han sido requeridas evacuaciones, sin embargo, el gobierno ultima preparativos por si fueran necesarias y pidió respetar un radio de seguridad de 12 kilómetros.
En este sentido, la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, anunció en conferencia de prensa que el semáforo volcánico —instrumento empleado para informar a la población— seguía en nivel intermedio (amarillo), pero subía de fase 2 a fase 3 ante la reciente actividad registrada desde el pasado viernes. No obstante, subrayó que “no existe ningún riesgo para la población en este momento”.
En esta fase de actividad, en el cráter se producen de manera rápida gigantescos domos que se destruyen en explosiones de intensidad creciente acompañadas por el lanzamiento de fragmentos incandescentes, así como flujos piroclásticos de mediano alcance.
Velázquez agregó que también pueden esperarse riesgos para la aviación y posibles lluvias de ceniza “notorias” pero recordó que sólo tres explosiones de las 565 que ha habido desde septiembre de 2022 han sido grandes y que la actividad reciente no supera la máxima registrada en lo que va del siglo.
Debido a la expulsión de ceniza, aeropuertos y algunos comercios tuvieron que suspender actividades durante unas horas el sábado. Asimismo, en días previos en poblaciones aledañas, al menos una decena de escuelas también tuvieron que cerrar.
Las cenizas volcánicas son especialmente peligrosas para actividades como la aviación, no sólo porque restan visibilidad sino porque pueden actuar como un abrasivo y causar daños en el fuselaje y alas.
Por otro lado, en el aire pueden generar problemas respiratorios de distinta intensidad. Su dispersión está directamente vinculada con la altura que alcance la columna de humo y con la dirección del viento.
Las autoridades recordaron a los vecinos afectados que no arrojen las cenizas al drenaje, ya que esto puede dañar el sistema de alcantarillado y recomendaron barrer las cenizas “para que la lluvia no las arrastre; se sugiere que sean colectadas en bolsas y las lleven a donde sus autoridades locales les digan”.
Aunque esta fase previa a la roja, la de mayor peligro, no implica evacuaciones, se indicó que se preparan refugios en caso de ser necesarios y se revisan las rutas de evacuación de la zona para estar preparados ante cualquier eventualidad.
Se espera que las condiciones meteorológicas permitan en breve el sobrevuelo del cráter para obtener mayor información.
El Popo, que no deja de humear desde 1994, es el más vigilado del país desde el Centro Nacional de Prevención de Desastres de México (CENAPRED), ya que en su radio de influencia, 100 kilómetros a la redonda, viven 25 millones de personas, hay cientos de escuelas, hospitales, viviendas y cinco aeropuertos de constante tráfico nacional e internacional.