Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México se alistan para recibir a millones de apasionados del futbol.
No hay sensación más liberadora que gritar gol al unísono bajo el efecto de una cerveza bien fría —o más— con un montón de desconocidos: una experiencia casi religiosa. Mejor todavía si se trata de un partido mundialista: el sueño de todo amante del balompié.
Sin embargo, para que esa magia ocurra hay un entramado de operaciones logísticas bastante menos divertidas que preparan los países involucrados en esta edición —Canadá, México y Estados Unidos—: la delgada línea que separará el éxito del fracaso.
Y este año no será la excepción. A menos de 250 días para que la meca del futbol llegue a México, las ciudades sede —Guadalajara, Monterrey y CDMX— enfrentan diversos retos.
Transporte
La futura llegada de más de cinco millones de visitantes —cifra estimada por la Secretaría de Turismo— pone el dedo sobre una llaga que en días comunes provoca agudos dolores de cabeza: el transporte.
Uno de los desafíos que se avecinan será precisamente cómo llegar a los estadios, lo cual exige mejoras en infraestructura urbana y otras presiones no menos acuciantes, como los servicios de última milla.
Eso sin considerar el tema de los aeropuertos: tan solo entre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el Felipe Ángeles (AIFA) hay una distancia de 45 kilómetros.
Para Silvia Mejía, asociada y líder del mercado de planeación urbana de Steer, “la inversión debe ser benéfica a largo plazo, obedeciendo a la visión de ciudad que se tiene y no únicamente para complacer a los turistas”, afirmó durante la conferencia Infraestructura, movilidad, logística y sustentabilidad rumbo al Mundial 2026, organizada por JLL.
En la CDMX las autoridades decretaron el 11 de julio, día en que dará inicio formal el Mundial 2026, como día de asueto, precisamente para evitar complicaciones.
Además, se incluirá un nuevo recorrido del trolebús Ruta Silvestre de los Pedregales, que conectará a Ciudad Universitaria con Cetram Huipulco, se rehabilitará el tren ligero y la calzada flotante peatonal de Tlalpan.
Por su parte, Monterrey apostó por dos nuevas líneas de Metro que conectarán con el Aeropuerto Internacional, más de cuatro mil autobuses, 500 paraderos y nuevos puentes peatonales en zonas clave, como Constitución y Morones Prieto.
Y en lo que respecta a Guadalajara, se incorporaron la Línea 4 del tren ligero y la Línea 5 de electromovilidad, que conectará el aeropuerto con el estadio Akron.
Si bien el Mundial inicia a mediados del año próximo, los especialistas sugirieron que a más tardar la infraestructura debe estar lista en marzo. “Tres meses bastan para realizar pruebas de uso con los locales”, aseguraron.
Sustentabilidad
Los retos no paran ahí. A partir de la Copa del Mundo 2018 los estadios mundialistas deben cumplir con estándares internacionales de sostenibilidad, como las certificaciones LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, por sus siglas en inglés), que evalúan los edificios según su eficiencia energética, el uso de agua, la calidad del aire interior y los materiales y sostenibilidad en su proceso de construcción.
En este momento el único recinto que cuenta con dicha aprobación es el estadio BBVA, en Guadalupe, Nuevo León; por lo que hay una carrera contrarreloj para el resto de los recintos deportivos.
“Es solo cuestión de tiempo para que los demás las obtengan”, dijo con tranquilidad Ruth Corona, directora de Servicios de Sustentabilidad de JLL.
La especialista mencionó que los puntos clave en los que ya se trabajan son el uso de energías renovables “a través de generación distribuida o a través del mercado eléctrico mayorista”; la captación de agua pluvial, que “se aprovecha en los mismos espacios a través del riego eficiente, en horarios adecuados”; el manejo de residuos, para lo que “se hacen auditorías para ver qué se genera y así poder evitarlo”; el transporte bajo en emisiones, “organizándose con los proveedores de los estadios para instaurar rutas nocturnas”; y hasta el reciclaje, tal y como sucedió en el Mundial de Rugby de 2022, pues de los residuos plásticos se produjo una resina que se incorporó al asfalto y a los ladrillos utilizados para construir.
Sensibilidad
Finalmente, otro rubro a cuidar es el de la convivencia. Eso que los usuarios buscan más allá del espectáculo: “Compartir, estar cerca el uno del otro”, afirmó Federico Montero, director de estudio de Gensler, un despacho de arquitectura que trabaja en seis de los 16 recintos que serán parte del Mundial.
Por ello, el diseño de los espacios se centrará en cuidar la experiencia del usuario no solo durante el partido, ofreciendo cómodos asientos y variedad en el menú, sino antes y después, al crear espacios premium que permitan alargar la celebración: “Queremos llevar el partido a las últimas consecuencias, alargar la sensación de los aficionados”.
Además, señaló que los estadios deberán centrarse en transformar la llegada a los recintos en algo memorable. “No se trata solo de conectar personas de un punto A con un punto B: debemos encontrar y mejorar los corredores públicos y las calles que conectan con nuestros recintos”.
Y adelantó que por primera vez en México habrá sensory rooms, espacios alejados del estímulo eléctrico de los estadios para personas con neurodivergencias. “Con este avance comenzamos a ver la inclusión transformada en espacio, ya no solo en discurso; hoy es ya una realidad”, cerró.
A varios meses de iniciar la Copa Mundial, queda la expectativa de si el tiempo será suficiente para todo lo que hay que hacer…