RICARDO SALINAS LES HABLA A LOS JÓVENES

“El FDI se posicionó como el evento líder en México y Latinoamérica en la discusión de ideas”.

FDI 2025
Nacional
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“Los jóvenes que abren sus mentes a nuevas ideas son la gran esperanza de México”, afirma el presidente y fundador de Grupo Salinas.

Gracias al patrocinio de Ricardo Salinas Pliego, presidente y fundador de Grupo Salinas, y del Centro Ricardo B. Salinas Pliego, el Auditorio Metropolitano de Puebla fue el punto de encuentro de las mejores mentes que lideran la batalla cultural en diversas disciplinas, como educación, salud, artes, liderazgo y economía, en el marco del Festival de las Ideas (FDI) 2025.

Un evento cuyo objetivo resumió Salinas Pliego en una frase contundente: “Abrir la mente a buenas ideas que nos conduzcan a un destino más dichoso como personas y como sociedad”.

Mediante el FDI 2025, Grupo Salinas, fiel a las ideas que conllevan al bienestar y a la Prosperidad Incluyente, acercó al público con figuras relevantes de la cultura, la educación, la tecnología y la ciencia: un encuentro propositivo para construir una sociedad más libre y justa.

Así, por cuarto año consecutivo, del 29 al 31 de mayo el FDI logró su propósito: alentar a miles de jóvenes a no dejarse limitar por sus propias circunstancias y a formar un pensamiento propio que los impulse a afrontar las dificultades de la vida cotidiana.

Ricardo Salinas

Mediante las charlas impartidas por los mejores pensadores, científicos, académicos, artistas, creadores, deportistas e influencers, el evento buscó sembrar en los jóvenes la semilla de la curiosidad para motivarlos a tomar acciones concretas que hagan de su mundo un lugar mejor.

¿El límite? Su propio esfuerzo, creatividad y ganas de salir adelante.

Durante el evento se reflexionó sobre los usos y alcances de la Inteligencia Artificial (IA) en diversos ámbitos, como en el arte y el emprendimiento; el rol del Bitcoin en la economía; el papel de los sentimientos en los procesos creativos; el amor propio; la influencia del periodismo en la construcción de verdades históricas; el significado de envejecer, y mucho más.

Batalla cultural

En un conversatorio con el historiador Juan Miguel Zunzunegui y el artista Nacho Cano, el presidente y fundador de Grupo Salinas señaló que el FDI busca hacerle frente a la “batalla cultural” que libramos, no solo en México, sino en diversas partes del mundo.

“¿Qué es eso de la batalla cultural? Simple: estar a favor de esas buenas ideas que han dado resultados positivos a través de la historia y luchar en contra de las malas ideas, que lamentablemente echan raíces en nuestra sociedad”, puntualizó.

Sergio Pérez

Ante ello, afirmó, “la juventud es nuestra gran esperanza”. Y tan es así, que hoy “más de cinco mil personas están aquí tratando de abrir su mente a nuevas ideas, en lugar de ir a jugar futbol, ver la tele o chatear”.

En esa misma dirección, el empresario mencionó que eso no implica “tener que estar de acuerdo en todo a 100%, pero sí en un concepto básico: la civilidad. No es tan difícil, es un ejercicio de respeto mutuo”, pues lo más rico de la humanidad es que “todos somos diferentes”.

Luego de escuchar las ponencias en primera fila con mucha atención, participar en las actividades del festival, reírse ante un público que lo coreaba —tío Richie, tío Richie—, convivir con algunos de los jóvenes que se encontraba en los pasillos y tomarse selfies con varios de ellos, el empresario puso como ejemplo de orgullo y esperanza a dos conferencistas.

“La esperanza está en la juventud, como en Hernán Asto, el peruano que logró crear electricidad a través de la fotosíntesis de las plantas, o Cristóbal García, el mexicano que construyó un acelerador de partículas. Dos personas que están logrando cosas pese a vivir una serie de circunstancias difíciles. Más adversas de las que muchos de los aquí presentes hemos vivido”, puntualizó Salinas Pliego.

Además, durante el cierre del festival, dijo estar complacido por ver a tantos jóvenes en un evento que buscó motivarlos a construir un país mejor: “Ya son muchos años de estar en el FDI con el mismo propósito: abrir la mente a buenas ideas que nos conduzcan a un destino más dichoso como personas y como sociedad”.

Finalmente, animó a la audiencia a salir del festival renovados, listos para “enfrentar una nueva historia”, con más herramientas que “les permitan estar mejor preparados para abordar la vida no siempre fácil”.

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México brillando

Destacó en el programa de esta edición el talento nacional, con invitados de lujo como Sergio Checo Pérez, quien recientemente entonó el himno nacional en lo más alto del podio de la Fórmula 1 (F1), algo que no ocurría desde hace más de 50 años.

El corredor fue recibido por el público con entusiasmo, entre gritos que lo vitoreaban —Checo, Checo, Checo— y otras propuestas más indecorosas —¡Te amo, Checo!

En medio de ese barullo, el piloto recordó los momentos más emblemáticos de su trayectoria: su inicio a los seis años corriendo en los go-karts en Guadalajara, con todo y que él “no quería ser piloto, sino futbolista”; el empeño y persistencia que lo condujeron a tener éxito “en un deporte tan elitista viniendo de una familia normal”; el hecho de que a los doce años contara con un permiso especial para conducir y competir contra jugadores de más edad.

Pero el sueño no quedó ahí. “Yo sabía que si quería llegar a la F1 tenía que ir a Europa”, afirmó.

Y fue así como a los 14 años logró conseguir patrocinadores e irse a Alemania a seguir entrenando: “En esa época lo más difícil no fueron las carreras, sino dejar mi ciudad e irme a vivir a un hotel de paso completamente solo. Quise echarme para atrás, pero traía una maleta muy grande: no era solo yo y mis 14 años, era el esfuerzo de mi familia y de mis patrocinadores. Así que me olvidé del sentimiento, de la nostalgia, y me dediqué a correr”.

Sobre su futuro incierto en el mundo del automovilismo —“Como saben, ahorita estoy desempleado”, dijo con una sonrisa toda dientes—, el corredor contó que si regresa a las pistas, “algo que se verá claro después de agosto”, deberá ser “con un proyecto importante” que lo motive, pues en este momento se halla disfrutando de su familia y de sus cuatro hijos —“¡Con Cadillac!”, gritó alguien del público.

Finalmente, destacó que lo más importante de su trayectoria fue haber inspirado a muchos jóvenes que hoy en día ya sueñan con llegar a la F1: “Cada que voy a los go-karts veo a niños que se preparan para ser mejor que Checo Pérez, para llegar más lejos, y eso ha sido mi legado más importante”.

Mexicanos en el cine

Otro mexicano de oro que participó en el FDI fue el cineasta Alfonso Cuarón, quien dirigió las películas Y tu mamá también (2001), Roma (2018) y Gravity, ganadora del Oscar en 2013, entre otras.

Durante su exposición, el también guionista invitó a la audiencia a “sospechar” un poco de las ideas: “En ocasiones, estas pueden alejarnos de nuestra experiencia sensorial”, aseveró.

En este sentido, el creador ahondó en el primado de lo sentimental en su proceso creativo: “Mis películas no empiezan con ideas sino con emociones, con imágenes o sonidos. Luego de eso, lo que sigue —y que cuesta más trabajo— es articular esa sensación”.

Como ejemplo de lo que las emociones pueden hacer en el terreno creativo, Cuarón recordó la llamada que tuvo con Guillermo del Toro, quien —agudo en calificativos— lo regañó por mostrar poco interés en dirigir la tercera película de Harry Potter: “Esta historia ya la he contado muchas veces, pero cuando le dije a Guillermo que no estaba seguro de aceptar el proyecto porque no conocía mucho sobre la saga, lo que me respondió fue que era un pinche pendejo arrogante de mierda”, dijo entre carcajadas.

El motivo iba más allá de la pedantería: “Me sentía inseguro: ¿cómo le voy a hacer si es la tercera y ya hay todo un mundo creado? ¿Cómo hacerle espacio a mi propia voz?”

La respuesta de Del Toro fue luminosa para lo que vino después: “Si logras quitarte esas ideas, rendirte al material y hacerlo desde tu punto de vista más personal y profundo, tal vez logres hacer la mejor de todas”.

“¡Y así fue!”, exclamó alguien entre el público.

Antes de terminar, Cuarón aconsejó a los jóvenes que quieren seguir sus pasos: “Si quieren crear, ahonden en sus propias emociones. Piensen en Guillermo: lo que vuelve a sus películas entrañables es que logra proyectar su propia experiencia sensorial: imagínense, nada más, cómo es la experiencia sensorial de Guillermo, por otro lado. Incluso, creo que es gracias a esa experiencia de infancia que logra hacer esas grandes películas como El laberinto del fauno o La forma del agua”.

Otra mexicana que le dio a nuestro país un Oscar —en su caso por realizar el sonido de la película The sound of metal— es Michelle Couttolenc.

La ingeniera en audio arrancó su exposición con la pregunta: “¿Alguna vez han seguido un instinto sin saber a qué lugar exactamente los llevaría?” El sonido, afirmó, “no es una parte complementaria de la imagen: es un lugar propio”.

La diseñadora contó que desde que tenía 14 años llegaba muy temprano al cine —a veces hasta dos horas antes— con tal de sentarse en medio de la sala, “el mejor lugar para escuchar, pues ahí los sonidos me llegaban como agua clara”.

Esa actitud infantil cobraría sentido años después, cuando estudiando en Francia comprendió que en cada sala de cine había un punto en el que convergen todos los sonidos.

Sobre su proceso editando y mezclando la película que le daría el Oscar contó que le hizo alrededor de 500 cambios: “Se supone que, antes de que llegara a mí, un estudio ya le había metido mano, que venía limpio, pero un trabajo de cuatro semanas se extendió a 17”.

Para concluir, Couttolenc comentó que el Oscar cambió muchas cosas en su vida, pero lo que no cambió fue su pasión por el sonido: “Si pudiera hablar con la niña de 14 años que hacía fila en el cine frente a su casa, le diría que no se preocupara, que al final todo eso servirá”.

¡Sí se puede!

Durante el festival varios expositores echaron mano de sus propias historias de vida para alentar al público a no dejarse determinar por las adversidades.

Una de las conferencias más esperadas fue la del fotoperiodista ucraniano Mstyslav Chernov, quien habló sobre su experiencia cubriendo algunos de los conflictos más devastadores de la última década en Europa y Oriente Medio.

Durante su charla, el también ganador del premio Pulitzer compartió las lecciones, frustraciones, costos personales y, sobre todo, sus experiencias como periodista en las revoluciones sociales: “Incluso las imágenes hechas con fines humanitarios pueden volverse armas de manipulación”, advirtió.

En exclusiva para Vértigo, el ganador del Oscar por su documental 20 días en Mariúpol consideró que atravesamos un contexto político donde la verdad está siendo atacada más que nunca: “En un mundo en el que no podemos distinguir lo que es real de lo que no, la verdad se vuelve todavía más valiosa: es algo por lo que tenemos que luchar”.

Y eso es precisamente lo que lo motiva a continuar en el periodismo —“un camino no muy agradable”—, pese al “dolor y la impotencia” que continuamente experimenta, la misma razón por la que siendo todavía joven tomó su cámara y documentó las protestas de miles de ucranianos en contra de “un presidente” que quería aliarse con Rusia.

“Quería estar más cerca de la realidad y de lo que estaba sucediendo en mi país. No es poca cosa, pues era una historia que estaba siendo creada frente a mis ojos, y yo no quería verla a través de escenarios, quería estar allí y experimentarlo. Más todavía: quería contarlo a otras personas”, explicó.

Otra conmovedora historia es la de Erin Gruwell, profesora y activista, quien logró que un grupo de estudiantes problemáticos y marginados se sintieran valorados y escuchados al cambiar su metodología de enseñanza.

Su experiencia como maestra, en la que utiliza la literatura, como el Diario de Ana Frank, para dar lecciones sobre respeto y tolerancia, y la escritura de un diario grupal donde los adolescentes escriben sus luchas y esperanzas, la vertió en el libro El diario de los escritores de la libertad, mismo que inspiró la película Escritores de la libertad, protagonizada por Hilary Swank.

Para Vértigo, la escritora comentó algunas de las adversidades de ese momento: “En el sur de California en los noventa las cosas no estaban bien. Teníamos problemas raciales, y en Long Beach, la ciudad donde enseñaba, había 126 homicidios por año. Mis alumnos caminaban sintiendo que una flecha les atravesaba el cuello. Y si has ido a más funerales que a fiestas de cumpleaños, terminas por rendirte tarde o temprano”.

Estuvo también Alberto Chab, quien hizo de la vejez un proyecto de inquietud al fundar el club 90 y más.

El sicoanalista argentino de 98 años —aunque por coquetería a veces sigue diciendo que tiene 97— se definió como un inconforme con su situación: “Luego de dar terapia por más de 70 años noté que lo que me contaban mis pacientes me tocaba en lo más profundo de mi ser. Yo sentía muchas ganas de intervenir, de hacerles preguntas”.

De modo que tuvo la idea de formar un grupo de iguales; gente de su edad con la que pudiera platicar. Con ayuda de su nieta de 17 años hizo un TikTok convocando a gente de más de 90 años que, al igual que él, quisiera conversar: “Quería hablar de las cosas que siempre quise hacer, pero que nunca pude; de los sucesos más importantes de mi vida; los recuerdos de mi infancia; cosas que no entiendo de la actualidad, como la política, los nuevos juegos infantiles y el TikTok”.

En un año, el grupo 90 y más, conformado por cinco mujeres y cinco hombres, ha tenido 25 reuniones.

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Construyendo una vida mejor

El FDI 2025 estuvo lleno de ponentes que con sus enseñanzas mostraron a la audiencia otras maneras de forjarse un carácter.

James Clear, autor del bestseller Hábitos atómicos, abordó la importancia de los pequeños pasos para lograr grandes resultados: “La excelencia no se trata de cambios radicales: si mejoras 1% cada día, al final del año habrás mejorado 38 por ciento”.

Al hacer esas minitransformaciones —“si quieres hacer yoga diario, comienza practicándolo dos minutos al día; si deseas leer 100 libros al año, inicia por una página”— lo que está en juego, según Clear, es la modificación de la narrativa que tenemos sobre nosotros mismos.

“No se trata de leer cientos de libros, sino de convertirte en un lector; ni de hacer la posición del perro porque sí, sino de volverte más activo. La verdadera razón de esas pequeñas acciones es que cada que las realizas abonas al tipo de persona que quieres ser”, aseveró.

Por su lado, Julian Treasure, conferencista y autor del libro How to Speak So That People Want to Listen, habló sobre el arte perdido de escuchar.

Para Treasure, la escucha —“que poco tiene que ver con oír”— es una habilidad, y como toda habilidad puede desarrollarse. “Actualmente la escucha no se considera una actividad en sí misma, es algo que se hace acompañado de algo más. Esta capacidad de sacar un significado del sonido no es algo que todos puedan hacer, se requiere trabajo”.

Treasure le dijo a Vértigo que su interés por el sonido nació siendo joven: “Soy músico; desde niño mi mamá me ponía a escuchar CDs, así que tengo la capacidad de identificar cada uno de los sonidos de una pieza musical. Escuchar, para mí, es una actividad de tiempo completo”.

De su entusiasmo por el sonido combinado con el marketing nació uno de sus proyectos actuales: “Ayudo a crear los sonidos de las marcas, Sé que eso es difícil de imaginar, porque ya nadie escucha, pero es algo muy importante”.

Economía

Durante el FDI 2025 hubo también alentadoras charlas sobre la economía y su papel en nuestra cotidianidad, coincidiendo con la publicación y promoción del libro de Ricardo Salinas Pliego The Bitcoin Enlightenment.

Entre ellas destacó la participación de Robert Breedlove, pensador y empresario conocido por su defensa de las tecnologías descentralizadas, así como por ser el creador del podcast ¿Qué es el dinero?

Breedlove argumentó que el Bitcoin es “el camino de rectitud que nos aleja de la corrupción de los banqueros”, pues a diferencia de dichas instituciones que “pueden imprimir dinero sin límite, mover la banca hacia donde quieran, provocando la subida del precio de los bienes e incluso de acrecentar la brecha entre los ricos y pobres y hasta de crear y financiar guerras mundiales”, esta “píldora naranja”, similar a la que le ofrece Morpheus a Neo en la película Matrix, está libre de esos problemas, pues se basa en el principio no de la confianza, sino de la verificación: “El Bitcoin es un dinero incorruptible, el camino moral hacia el futuro”.

Por otro lado, estuvo Sary Levy, investigadora del Adam Smith Center for Economic Freedom en Florida y experta en macroeconomía, quien reflexionó sobre la burocracia, un tema que le ha ocupado por mucho tiempo: “No es que no deba existir, pero su exceso se convierte en una limitante que nos impide trabajar”.

De acuerdo con datos presentados por la investigadora, para abrir una empresa se invierten aproximadamente 873 horas, lo que es equivalente a tres meses y medio, en puros trámites, mientras que en algunos países como Perú superan las mil 400 horas: “El tiempo es un producto no renovable y atacar el exceso de burocracia no es un asunto de meros trámites: es un asunto de libertad; es una puerta que abrimos a los empresarios y que le cerramos a la corrupción”.

Con esta edición, el FDI se afianzó en su posición como el evento líder en México y Latinoamérica en la discusión de ideas y la promoción de la innovación y el pensamiento crítico, trayendo al país a algunas de las mentes más influyentes del mundo actual, que fueron escuchadas de manera presencial por más de cinco mil personas que asistieron al auditorio y miles más que siguieron el evento vía streaming.

¡Enhorabuena y que venga el próximo Festival de las Ideas con más sorpresas!

Compromiso

El Festival de las Ideas es un proyecto impulsado por Ricardo Salinas Pliego que, año con año, según dijo a Vértigo el dirigente del evento, Ricardo Obert, se encarga de “inspirar a los asistentes con las ponencias de las mentes más revolucionarias del mundo”.

“Nuestro propósito —agregó— es poner a disposición del público, como pan recién hecho, las ideas más frescas en economía, salud, educación, libertad, prosperidad, ciencia, tecnología e innovación”.

La organización del proyecto inicia un año antes. “Recién termina un festival, ya estamos comenzando el otro”, mencionó a su vez Berenice Sandoval Cruz, la encargada del trabajo curatorial detrás del evento.

Una vez establecida la narrativa que van a contar y el tema de la edición, comienza la selección de los invitados. Los criterios de selección son varios, pero con un solo denominador común: “Gente que motive al público a cambiar su entorno”, explicó Sandoval.

Sumado al cuidadoso trabajo curatorial, los asistentes gozaron de experiencia visual y de sonido únicas a cargo de Verónica Martínez Cerdeño, la directora operativa del festival.

Cada año, ella y el resto del equipo se encargan de innovar la experiencia sensorial del evento: “Nos damos a la tarea de ver qué les vamos a ofrecer. Siempre tratamos de innovar. A partir del tema elegido discutimos de qué va a tratar, cómo vamos a brandear, a adornar, qué les vamos a ofrecer”.

¡Y la edición 2025 no fue la excepción!

“Me olvidé del sentimiento, de la nostalgia, y me dediqué a correr”.

Juventud presente

Al escuchar a Chernov me dieron ganas de estudiar periodismo.

Julia (17 años)

Lo que dijo Julian Treasure me sorprendió, creo que porque siempre he sido mala escuchando.

Lorena (18 años)

En cuanto supe que iba a estar Cuarón tomé un camión desde mi casa, en Veracruz, y me vine a Puebla”.

Óscar (19 años)

Disfruté todas las pláticas, pero Chernov me voló la cabeza, espero pueda firmarme mi libro.

Fátima (20 años)

Es la primera vez que vengo; vine desde Orizaba, y para mí es un sueño ver a Checo.

José María (21 años)

Vine cuando era niña, y ahora siendo estudiante de Arquitectura me muero por escuchar a Doris K. Sung.

Ximena (22 años)

Mi regalo de cumpleaños fue venir a escuchar a James Clear.

Eduardo (23 años)

Tras el festival me di cuenta de que no sé nada sobre economía y ahora quiero saberlo todo.

Mónica (24 años)

“Ideas que nos conduzcan a un destino más dichoso como personas y como sociedad”.

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