EDUCACIÓN, ACTIVIDAD ESENCIAL

Es indispensable que los estudiantes continúen su aprendizaje en las aulas.

Ángel Hernández
Nacional
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El regreso de los niños, adolescentes y jóvenes a las escuelas se hace urgente luego de su cierre hace ocho meses: millones de estudiantes de todos los niveles educativos aprenden en condiciones inadecuadas, encerrados en sus hogares, sin espacios suficientes y muchas veces hacinados, carentes de los instrumentos tecnológicos necesarios, con familias estresadas y padres que asumen la enseñanza de sus hijos sin estar preparados para ello.

Luego de más de 240 días de cierre de los planteles escolares pedagogos, sicólogos, padres de familia y profesores manifiestan la importancia de volver al aprendizaje presencial en los salones sin descuidar las medidas de protección tras el prolongado confinamiento de los estudiantes.

También la Organización Mundial de la Salud (OMS) se manifiesta a favor de mantener las escuelas abiertas durante la pandemia de Covid-19 al considerar que tenerlas cerradas ya no es una medida efectiva contra el coronavirus y reiterar que los confinamientos “son una pérdida de recursos”.

La recuperación del espacio escolar como centro básico del aprendizaje y el lugar donde niños y adolescentes ponen en práctica sus habilidades socioemocionales es fundamental para evitar mayores daños a su preparación educativa y no profundizar los problemas de salud derivados por la suspensión de clases presenciales debido a la pandemia.

A decir de los expertos es factible asistir a la escuela con la observancia de estrictos protocolos de higiene, como el uso de mascarillas, desinfectantes, sana distancia, dispositivos para tomar la temperatura y evitar aglomeraciones, como ocurre en países de Europa y Asia donde los planteles permanecen abiertos.

Y además de los beneficios pedagógicos que conlleva volver a las clases en los salones —la mejor opción de enseñanza, de acuerdo con los especialistas—, ello permitiría a los estudiantes dejar atrás trastornos que experimentan por el encierro, incluyendo frustración, impotencia, temor, estrés y alteraciones del sueño.

Pese a la reticencia y el burocratismo que han mantenido las secretarías de Salud (SSA) y de Educación Pública (SEP) es ya evidente la necesidad de que los estudiantes regresen a las aulas, retorno que deberá estar acompañado de medidas sanitarias.

Todo ello con el propósito de evitar que millones de estudiantes sigan perdiendo un tiempo invaluable en su formación y no reciban la educación de calidad a la que tienen derecho para enfrentar su futura vida profesional, retraso que podría poner en riesgo en el futuro sus planes profesionales y proyectos de vida.

Avanza la reapertura

A diferencia de lo que ocurre en México es cada vez mayor la cantidad de países de Europa, Asia y América que decidieron reabrir las escuelas.

La apertura de los planteles educativos en otras regiones se hace con rigurosas medidas sanitarias, incluyendo el uso de mascarillas, sana distancia, desinfectantes, espacios amplios entre alumnos y evitar aglomeraciones.

En nuestro país las autoridades de salud y de educación establecieron que el retorno a las aulas sucederá cuando el semáforo epidemiológico esté en verde, lo cual en la práctica no se ha respetado: Campeche está en esa situación desde hace semanas y los alumnos no regresan todavía a las escuelas.

Los padres de familia critican la indolencia de la SSA y la SEP porque durante meses han tenido que auxiliar a sus hijos en las tareas escolares sin estar preparados para ello. Asimismo califican como burocrática la negativa de esas autoridades para abrir las escuelas.

En Europa, en cambio, se da una reapertura de escuelas cada vez más extensa. Reino Unido abrió las primarias a principios de junio con restricciones: los salones no deben sobrepasar el límite de 15 niños en clases, con medidas de higiene y distanciamiento social.

Desde septiembre en Italia unos seis millones de estudiantes regresaron a clases presenciales con medidas como el uso de mascarillas, distancia en clase, gel desinfectante y pupitres individuales.

Francia, España, Portugal, Grecia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Islandia, Austria y Suecia también reabrieron sus centros escolares con medidas de higiene.

En Latinoamérica también son cada vez más los países que permiten abrir las escuelas. Uruguay fue el primero, bajo un estricto protocolo sanitario; Colombia ya se unió a la reapertura mediante la puesta en práctica de programas piloto para ello.

También Brasil, uno de los países más afectados por el coronavirus, empezó una reapertura de planteles escalonada, al igual que algunas regiones de Argentina.

Mantener las escuelas abiertas: OMS

La OMS defiende la necesidad de mantener las escuelas abiertas durante la pandemia de Covid-19. El director para Europa del organismo mundial, Hans Kluge, es categórico: “Debemos asegurar la enseñanza para nuestros hijos”.

Resalta que los niños y adolescentes no son impulsores principales del contagio y señala que los confinamientos provocan muchos efectos secundarios, como daños a la salud mental o aumento de la violencia de género, por lo que solo se debe recurrir a ellos como “último recurso”.

Kluge dice que mantener la mayoría de las escuelas abiertas en Europa durante casi 100 días seguidos es un motivo de satisfacción.

Y en defensa de las escuelas y el uso de las mascarillas para evitar los confinamientos afirma que son una “gran esperanza en la lucha contra el virus” las noticias aparecidas en los últimos días sobre los avances en varios ensayos de vacunas contra el Covid-19.

“La vacuna es muy importante pero tampoco es una fórmula milagrosa: es necesario completarla con otras medidas protectoras”, puntualiza el funcionario de la OMS.

Entornos de propagación bajos

Como reafirmación de lo que sostiene el organismo mundial de la salud, varios estudios a nivel internacional arrojan evidencia de que “los brotes escolares no han sido una característica destacada en la pandemia”, como lo reporta el Centro Europeo para Prevención y Control de las Enfermedades (ECDC) de la Unión Europea.

En un estudio sobre el posible rol de las escuelas en la pandemia resalta que “la mayoría de los niños no desarrollan síntomas cuando se infectan con el virus o desarrollan una forma muy leve de la enfermedad”.

Coinciden con ello investigadores de Estocolmo que indican que “los niños tienen menos probabilidades de ser hospitalizados o tener resultados fatales que los adultos”, de acuerdo con el estudio Covid-19 en niños y el papel de los entornos escolares en la transmisión.

Los expertos señalan que “si se aplican medidas de distanciamiento físico e higiene adecuadas es poco probable que las escuelas sean entornos de propagación más eficaces que otros con densidades similares de personas”.

En Corea del Sur expertos en pediatría señalan que los grupos de transmisión temprana se identifican principalmente en adultos, por lo que los niños son menos propensos a ser vehículos de la infección.

Impacto en la educación… y en la salud

A la afectación en los aprendizajes de niños, adolescentes y jóvenes por el cierre de las escuelas se añade el impacto en su salud física y emocional, que afecta su desarrollo integral por limitar su recreación y posibilidades de continuar recibiendo educación.

Lo anterior se refleja en la manifestación de conductas agresivas, además de afectar el desarrollo de funciones sicomotrices, de lenguaje y de convivencia social, advierten especialistas en pediatría, epidemiología y salud pública en el documento Covid-19: es necesario replantear la estrategia, que difunde la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe).

Expertos de Argentina, Chile, Colombia y México, entre otros once países, mencionan que el cierre escolar aumenta la inseguridad alimentaria porque para muchos niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad socioeconómica las escuelas no son solo un lugar para aprender sino también donde se alimentan de forma saludable.

El estudio refiere que las investigaciones demuestran que el almuerzo escolar se asocia con mejoras en el rendimiento académico, mientras que la inseguridad alimentaria (dietas irregulares o poco saludables) se relaciona con un bajo nivel educativo y riesgos sustanciales para la salud física y mental.

Agrega que la brecha de las habilidades matemáticas y de alfabetización entre los niños de niveles socioeconómicos más bajos y más altos se amplía durante los periodos de vacaciones escolares.

Sobrecarga de tareas

El trabajo educativo desde casa propicia conflictos emocionales en casi la mitad de los estudiantes, madres y padres de familia, docentes y educadores, de acuerdo con la encuesta Experiencias de las comunidades educativas durante la contingencia sanitaria por Covid-19, de la Comisión Nacional para la Mejora Educativa (Mejoredu), dada a conocer el 17 de noviembre.

Los alumnos declararon frustración y enojo al no entender las actividades, mientras que padres y profesores tuvieron desgaste y sobrecarga laboral. Las clases a distancia implicaron además un aumento del gasto familiar en servicios y bienes para seguir la educación en línea.

El sondeo, aplicado en junio a 194 mil personas de educación básica (estudiantes, padres de familia, maestros y directivos), establece que 62.7% de alumnos de primaria y 50.2% de secundaria no tuvo acceso a computadoras para realizar sus tareas escolares en casa; 51.4% consideró aburrido los contenidos y actividades; 46.3% dijo que los contenidos eran insuficientes para aprender; 57.3% no contó con acceso a computadora, radio o celular, mientras que 52.8% requirió materiales que no tenía en casa.

Casi seis de cada diez padres de familia (58.4%) manifestó dificultades para acompañar a sus hijos en clases; 71.2% de docentes reportó un incremento en el tiempo destinado a la enseñanza y cuatro de cada diez familias reportaron aumento en gasto de telefonía, luz, internet, impresiones y fotocopias.

Malestar

Respecto de la complejidad de compaginar sus actividades escolares y del hogar la mayoría de los actores escolares manifestó que fue un proceso difícil o muy difícil: 58% de los directores dio esta respuesta, 68.6% de los docentes y 58.4% de madres y padres de familia.

Por lo que hace al estado emocional un alto porcentaje de respuestas reveló malestar con su papel en el contexto educativo actual: más de 40% de los encuestados se quejó de que son tantas las actividades que deben realizar que no pueden terminarlas, lo que les genera tensión y nervios.

Entre los estudiantes de educación básica se detectaron emociones negativas como temor, estrés, enojo, frustración y ansiedad derivados de una carga excesiva de tareas, por no entender las actividades y debido a la sensación de no estar aprendiendo bien o lo suficiente.

La encuesta recogió comentarios de alumnos sobre la necesidad de restablecer el vínculo social con otros estudiantes y docentes ya que extrañan la convivencia en la escuela. También revelaron tensiones familiares que derivan en peleas y preocupaciones por la falta de recursos económicos.

Madres y padres de familia expusieron a su vez los desafíos que tienen para mantener su bienestar emocional. Manifestaron sentirse saturados porque en muchas ocasiones son responsables de más de un hijo, además de que trabajan y se hacen cargo de las labores domésticas.

Dijeron sentir agobio por apoyar a sus hijos a estudiar y debido al interés de que cumplan con las tareas escolares: les causa estrés no poder comprar material por falta de recursos, a lo que se suma la presión económica que implica el pago de internet o de telefonía, así como frustración por el desconocimiento de los contenidos educativos.

Los docentes y directores también experimentaron estrés por la sobrecarga laboral.

Padres, pieza clave

El presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), Leonardo García Camarena, afirma que los padres son una pieza clave de las decisiones en algo tan importante como es la educación de sus hijos, por lo que esa organización —con 103 años de existencia— pugnará siempre por que las decisiones que adopten la escuela, el gobierno y las empresas en materia educativa tomen en cuenta a los padres de familia.

García Camarena expresa que han exhortado a la autoridad educativa para que por lo menos se empiecen a abrir las escuelas de preescolar ya que son los alumnos a quienes más trabajo les cuesta el aprendizaje mediante la televisión y quienes más necesitan las habilidades socioemocionales.

“Desde octubre empezamos a pedir a las autoridades que comenzaran a experimentar con preescolar, con grupos pequeños de cinco a diez niños, con la distancia correspondiente, cubrebocas y medición de temperatura, porque nos costará mucho trabajo meter a estos niños a las dinámicas sociales: son menores que estarán casi un año completo de cero aprendizaje y sin convivencia con otros”, destaca.

Subraya que la UNPF seguirá apoyando cualquier medida que tome la autoridad respetando la opinión de los padres de familia y se inconformará con decisiones que por muy bienintencionadas que sean, por muy profesionales o experimentadas, no tomen en cuenta a los padres de familia.

“Si algo deja claro la pandemia es que si no hubiera familia, si no hubiera padres o madres o tutor, este proceso educativo sería prácticamente un fracaso”, puntualiza.

Consecuencias de estudiar en casa

Falta de convivencia con amigos y maestros.

Desinterés, flojera y aburrimiento con actividades educativas a distancia.

Problemas de conexión a internet dificultan seguir las clases y recibir retroalimentación.

Sentimiento de aprender o comprender menos.

Lo anterior se refleja en temor, ansiedad y desánimo.

Carencia de acompañamiento y explicación de los profesores.

Situaciones complicadas en el ámbito personal o familiar.

Carencias o limitaciones de recursos para la educación a distancia: desde espacios y mobiliario hasta tecnologías de la comunicación, incluyendo libros de consulta.

Más tareas de lo acostumbrado que demandan un tiempo más prolongado.

Saturación de labores escolares que estresan y limitan tiempos para otras tareas.

Fuente: Mejoredu

Testimonios

Alumna, secundaria general, Jalisco: “Miren, la verdad sé que están haciendo todo lo posible para que aprendamos pero no lo están logrando: puedo decir que en este tiempo de contingencia no aprendo nada en casa”.

Madre, secundaria técnica, Estado de México: “Me es frustrante no poder ayudar a mis hijos con la educación a distancia; no aprenden nada; es verdaderamente muy difícil, más para los papás que trabajamos. Nos piden estar al pendiente todo el tiempo y los papás que tenemos más hijos pasamos más tiempo sentados a la mesa para que comprendan todo lo que un profesional tiene que enseñarles”.

Docente, primaria privada, Edomex: “El trabajo docente de quienes seguimos dando clases en modalidad virtual es agotador y tenemos poco reconocimiento y poco tiempo para descansar y recuperarnos. También somos padres y madres de familia: descuidamos nuestro hogar y a nuestros hijos por las largas jornadas que implica diseñar una clase virtual y sus materiales”.

La escuela, fundamental: AMLO

La importancia de la función de la escuela fue resaltada por el presidente Andrés Manuel López Obrador el viernes 13 de noviembre durante su conferencia matutina, cuando la calificó de fundamental: “La escuela es el segundo hogar; nos damos cuenta ahora que los niños no pueden ir a recibir clases presenciales de la importancia de la escuela; más en un país con tanta necesidad, con tanta pobreza, desgraciadamente”.

Agregó que “la escuela es un centro de comunicación, de enseñanza, en el sentido amplio, porque la maestra, el maestro ayuda, orienta. Están los amigos, compañeros. Si no se va a la escuela, ¿dónde se educan los niños, los adolescentes? Pues en la calle. ¿Con quién? Pues con el jefe de la pandilla”.

Entonces “la escuela es fundamental, la calidad de la enseñanza, al igual que la cobertura. Ya una vez que se tenga garantizada la educación para todos, que no haya rechazos, vamos a ir mejorando la educación”, puntualizó el presidente.

Trastornos emocionales

Trastornos del sueño, alimenticios (anorexia, bulimia o atracón), pesadillas, falta de concentración en las actividades escolares, mal humor y temor de que sus padres o ellos mismos enfermen de Covid-19 son algunas de las alteraciones que presentan entre tres y cuatro de cada diez niños a causa de la pandemia, advierten especialistas.

La directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), Claudia Sotelo, comenta que entre las afectaciones presentes en los niños durante el periodo de confinamiento figuran hiperactividad, insomnio e incremento de los berrinches.

Estos pueden ser síntomas de ansiedad y depresión como resultado de que muchos niños no logran procesar el encierro y lo más probable es que sus padres también estén pasando por momentos complicados.

Presencial, la mejor opción

Debido a la emergencia sanitaria por la pandemia el modelo educativo actual se encuentra en crisis y de manera emergente la educación adapta sus procesos mediante varias estrategias: educación virtual, a distancia, digital, en casa… pero los expertos destacan que la modalidad presencial será siempre la mejor opción para un estudiante ya que abarca todos los ámbitos que el ser humano requiere para su desarrollo.

Agregan que las clases presenciales forman la disciplina, ayudan a la constancia y enseñan al estudiante a participar y a entrar en dinámicas de grupo.

Para el ser humano es fundamental la interacción y el intercambio porque fomentan una labor de socialización. Sobre este punto indican que gracias a ello se enaltecen los valores de compañerismo, trabajo en equipo, educación y respeto a los colegas de clase, quienes en muchos casos se convierten en amigos de toda la vida.