La última sesión del Consejo General del IFE presidida por Leonardo Valdés Zurita, tuvo de todo: buenos deseos para los consejeros que dejan el cargo, felicitaciones por los logros obtenidos y la posibilidad de crear un nuevo organismo llamado Instituto Nacional Electoral.
Son 4 consejeros los que este miércoles se despidieron de su trabajo, Leonardo Valdés Zurita, Macarita Elizondo, Francisco Guerrero y Alfredo Figueroa.
A partir de este momento, el IFE sólo tiene 4 consejeros y un secretario ejecutivo, serán los diputados que dentro de los próximos días decidan el futuro de dicho organismo, pero mientras les dejo los detalles de la última sesión de Valdés Zurita.
Lo negro
Poca referencia se hizo a las irregularidades que la propia Contraloría del IFE, comandada por Gregorio Guerrero, realizó durante los años que Valdés estuvo al frente.
Es más, minimizaron el famoso “cochinito”, el estudio que realizó la empresa Deloitte, los gastos excesivos en materia de arrendamiento de inmuebles, viajes y viáticos para funcionarios y la falta de transparencia.
En su lugar, resaltaron la tarea titánica que tuvieron que hacer para que se cumpliera a cabalidad la reforma electoral de 2007 con todo y que el consejo no estaba completo, pues faltaban 3 integrantes.
Lo emocional
Al dar su mensaje de despedida, los consejeros estuvieron a punto de llorar, a Valdés Zurita incluso se le quebró la voz; Marco Antonio Baños no reparó y soltó una que otra lágrima.
La consejera Macarita Elizondo recordó la muerte de su esposo, pues la tuvo que sufrir en pleno proceso electoral y agradeció a sus compañeros por aguantarla en sus cambiantes estados de ánimo.
El oso
Pese a los momentos de solemnidad, hubo quien rompió con ello, fue Sara Castellanos, la representante del Partido Verde ante el IFE.
Sarita, como la llaman en el organismo, andaba tan emocionado que hasta despidió al secretario ejecutivo Edmundo Jacobo Molina, quien aún permanecerá en el cargo.
Sarita no tuvo de otra más que reírse, ni modo ya había regado el tepache; y el secretario Edmundo la miró con ojos de pistola, aunque después se le pasó y le mandó un abrazo de lejitos al consejero Guerrero.
Otro oso, aunque yo lo dejaría como el detalle de mal gusto, lo hizo el consejero Marco Baños.
Está bien que ya se van sus compañeros y que a lo mejor doña Macarita Elizondo no sea su gran cuatacha, pero eso de levantarse a abrazar y llenar de palmaditas a sus “compas” porque se van, no es de caballeros.
Macarita estaba bien entrada con su discurso, hasta dijo que la muerte de su esposo le “arrancó el corazón” y agradecía a todos por apoyarla, cuando de pronto, Marco Baños, con la cara un poco “grumpy” que le caracteriza, se levantó y corrió para abrazar a Figueroa y Guerrero. Hasta ahí dejo el detalle.