Menos de 2 minutos bastaron para que un sismo de 8.1 grados en la escala de Richter cambiara el rostro de la Ciudad de México.
Han pasado 30 años de aquel fatídico suceso y el Distrito Federal aún no se ha recuperado del temblor que destruyó la zona céntrica de la capital, dejando miles de muertos.
Las réplicas de menor intensidad que se registraron un día después, terminaron por derrumbar los edificios dañados que habían logrado mantenerse en pie ante el fenómeno sismológico que, de acuerdo con especialistas, liberó una energía equivalente a 114 bombas atómicas de 20 kilotones cada una.
El terremoto de magnitud 7.7 ocurrido en 1957, con un saldo de 700 muertos, cientos de heridos y que colapsó la estatua del Angel de Independencia, se creyó sería el peor terremoto sufrido por México, pero no fue así.
A las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985, lámparas, puertas, casas, edificios, automóviles, entre otros, empezaron a agitarse.
EEl Hotel Regis, el Hotel De Carlo, el Hotel Del Prado, la cafetería Superleche, el edificio Nuevo León, los multifamiliares Miguel Alemán, la torre principal del Hospital Juárez, el Centro Médico Nacional, edificios habitacionales y de gobierno, escuelas, el Conalep, y muchas construcciones más no soportaron la intensidad del sismo y se vinieron abajo.
También fueron afectados por el sismo los estado de México, Colima, Jalisco, Guerrero, Veracruz y Michoacán.
A tres décadas de la tragedia que enlutó al país, el recuerdo sigue presente, no se olvida, cada año con tristeza y pesar los mexicanos rememoramos ese momento que unió a la población sin importar raza, sexo o condición económica.