El planteamiento central de Hernán Cortés luego de la conquista, dicen los cronistas, era convertir a Coyoacán en el centro político de la naciente ciudad —de casi 300 mil habitantes—, pero se dio cuenta de que el espacio natural de reunión de los pueblos indígenas seguía siendo Tenochtitlán, motivo por el cual decidió mudar los poderes administrativos a esa zona: así, la nueva urbe se configuró al estilo de las ciudades medievales españolas, con una plaza mayor en torno de la cual se construyeron los principales edificios administrativos, religiosos y de comercio.
Con esa visión, plantean los estudiosos, el sistema de barrios fue implementando la organización territorial y estas áreas se organizaron cada una alrededor de su centro de culto, su cementerio y la actividad comercial sujeta a los mercados populares.
Estas fueron las pistas a manera de génesis para definir a la organización territorial del DF.
Hoy, en los albores del siglo XXI, la división territorial y jurídica de la capital del país está en vísperas de renovarse —en el marco de la reforma política para el DF—, dada la complejidad administrativa, geográfica, poblacional y presupuestal con que gobiernan las 16 delegaciones que integran el entramado gubernamental de la urbe más grande del mundo, con casi nueve millones y medio de personas.
Legislación
En un recuento de las legislaciones vigentes en la vida del DF, podemos encontrar que la Ley Orgánica del 29 de diciembre de 1970 amplió el número de delegaciones de 13 a 16, en reconocimiento al crecimiento de la ciudad y con la finalidad de atender con mayor eficacia a la población.
Para julio de 1986 toma fuerza la idea de celebrar una “consulta popular” para buscar la manera de darle a la ciudad un estatus jurídico de mayor relevancia frente a los poderes de la Unión: el resultado fue la iniciativa de reforma constitucional del 28 de diciembre de 1986, en la que se previó la posibilidad de formar un gobierno local.
Otro paso relevante fue la reforma constitucional de 1993, con la que se dio paso al Estatuto de Gobierno del DF, que previó la transformación de los órganos del gobierno local para la coexistencia gradual entre los órdenes de gobierno federal y central en el mismo ámbito geográfico.
Con la reforma constitucional de 1996 se amplían facultades y la Asamblea de Representantes se convierte en Asamblea Legislativa, integrada por 66 diputados locales.
Un año después (1997) se da la figura de jefe de Gobierno del DF elegido vía voto popular; y en 2000 también se elige a los jefes delegacionales mediante sufragio.
En 2001 se refuerza la organización delegacional, convirtiendo en “direcciones generales” a las subdelegaciones, con lo que los jefes delegacionales proponen el modelo de estructura orgánica que mejor convenga a cada delegación.
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