Por una industria eólica en México

Los especialistas comentan sobre el potencial y el grado de competitividad de esta clase de energía, clave para la diversificación y seguridad energética en el país.

Política
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Por: Montserrat Bonilla

mbonilla@revistavertigo.com

En la historia de la humanidad el acceso a los servicios energéticos ha sido sinónimo de progreso debido a su efecto en productividad, salud, educación, seguridad alimentaria e hídrica.

El incremento poblacional y la escasez de fuentes no renovables para la generación de energía son por ello un gran reto para el mundo actual, sobre todo cuando la Agencia Internacional de Energía (AIE), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), prevé un incremento de casi un tercio en la demanda de recursos energéticos a nivel mundial.

La comunidad internacional encuentra por ello en las fuentes renovables una opción limpia y barata que, por un lado, mitiga las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y las consecuencias del cambio climático; y, por otro, diversifica la matriz energética ante el encarecimiento y volatilidad en los precios.

A su vez, estas fuentes se identifican ya como precursoras del desarrollo de nuevas tecnologías y son uno de los principales motores para el impulso rural y la creación de empleos.

De hecho, la AIE registró una tasa promedio anual de crecimiento del sector de 1.8% entre 1990 y 2009, contribuyendo con 19.3% de la generación de energía eléctrica mundial.

Y no sólo eso: el porcentaje de consumo de renovables a nivel global ha aumentado en los últimos años. Hoy Suecia es líder mundial en su uso, con 46.9%, seguida de Letonia, con 34.3 por ciento.

Sin embargo, existen sectores con mayores beneficios y potencialidades, como el caso de la energía eólica, que en México y en el mundo ha tenido un crecimiento destacado.


Viento en popa

De acuerdo con datos de British Petroleum (BP) registrados en el Análisis estadístico de energía mundial de este año, el sector de fuentes renovables de energía ha incrementado su capacidad instalada en los últimos nueve años, pero es la eólica cuyo desarrollo ha aumentado más de ocho veces.

La Red de Política de Energía Renovable para el siglo XXI (REN21,del acrónimo en inglés), en su informe mundial de 2011 calcula que la capacidad de generación eléctrica total acumulada de energía eólica a nivel mundial alcanzó los 238 GigaWatts (GW), lo que representa un promedio anual de crecimiento de 25.5% en la última década.

China, Estados Unidos y la Unión Europea —encabezada por Alemania— tuvieron el crecimiento más representativo en el año, con 17.6, 6.8 y 9.6 GW, respectivamente.

A la par, varios países emergentes, como Brasil y México, comienzan a despuntar. Sin embargo, a pesar de que existen muchas oportunidades de inversión y desarrollo en el sector, las tendencias se dirigen hacia un incremento en el tamaño de los parques eólicos y el impulso de pequeños productores y proyectos comunitarios.


En la mira

La Secretaría de Energía (Sener) prospecta que para 2024 por lo menos 35% de la capacidad total del sistema eléctrico nacional deberá ser de tecnologías limpias; es decir, la generación de 31 mil 755 MW, con el fin de conservar nuestros recursos no renovables y convertir al país en un importador neto de energéticos.

Actualmente, sólo 81 empresas aprovechan este sector y faltan programas que permitan acercar estas tecnologías a los inversionistas, empresarios y usuarios a través de un mejor acceso a la información sobre los requerimientos y potencialidades, así como la implementación de incentivos fiscales.

Según los expertos, uno de los principales obstáculos de inversión es la creencia de que las energías renovables son caras, debido al costo inicial, que resulta mayor que el de las tecnologías tradicionales; no obstante, es un gasto que se compensa con los costos de operación, que son muy bajos.

Además, al ser su fuente los recursos naturales, cuyos precios no se determinan por factores geopolíticos o de mercado, es más fácil estabilizar los costos de generación y mantenimiento, asevera Gerardo Pandal Rodríguez, miembro de la Iniciativa Mexicana de Energías Renovables (Imere).


Mejores opciones

La seguridad energética es la “garantía de servicios para la población en el corto, mediano y largo plazo, con los costos más razonables posibles, menores daños al medio ambiente, menores riesgos y con la oportunidad de ser un detonador tecnológico”, dice a su vez el doctor Rubén Dorantes, investigador y profesor del Departamento de Energía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

De acuerdo con Pandal, la apuesta actual en nuestro país por los hidrocarburos no es la mejor en la materia. En cuestión económica, explica: “Si queremos estabilizar los precios de los energéticos, tenemos que dejar de depender de las tecnologías convencionales en cierta medida, ya que 75% de la generación de energía es a través de ellas”.

Y acota: “Es preciso diversificar la cartera de generación y tenerla en proyectos que generen electricidad a menor precio”.

Asegura que la competencia entre las fuentes convencionales y renovables no es igualitaria. “En primera instancia, unas tienen subsidio y otras no; unas deterioran al medio ambiente y las otras no; y esto es importante difundirlo, para que los mexicanos decidamos qué tipo de energía queremos”.

Por otra parte, una apuesta inteligente se basa en un sistema de generación distribuida: “Cuando tienes un sistema centralizado, es decir, basado en pocos proyectos de gran capacidad, este es muy vulnerable; pero cuando tu política de generación invierte en petróleo, carbón, gas, hidroeléctricas y otras renovables, amplías la cartera y construyes un sistema más redundante”.

Con su experiencia como socio consultor de Vive Energía, Pandal considera que la inversión en desarrollo de tecnología e infraestructura para la industria de la energía eólica es una opción inteligente para abaratar los precios y obtener seguridad energética a largo plazo.

“A pesar de que México no es un país fuertemente ventoso, tenemos una buena cantidad de zonas en las que podemos aprovechar de manera importante este recurso”, añade el coescritor de Evaluación térmica e hidráulica del campo de calentadores solares de una alberca olímpica, Rubén Dorantes.

Potencial

La Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE) reporta que desde 2009 el sector despegó en nuestro país al contar con una capacidad instalada de 200 MW por año, cuando al cierre de 2011 esta alcanzó 569 MW.

Con ello, México se posicionó en el vigésimo cuarto lugar mundial de capacidad instalada, y en 2012 superó el hito de los mil MW.

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El presidente de la AMDEE, ingeniero Leopoldo Rodríguez, comenta que tenemos la oportunidad de instalar una capacidad de 12 GW a 2020, “lo cual representaría 15% de la generación de energía total a partir de esta tecnología, que debido a la calidad de viento que tenemos podría competir con el costo de la producción de electricidad a través de gas natural”, asevera Pandal.

La Secretaría de Energía (Sener), en su análisis Prospectiva de energías renovables 2012-2026, augura que existe la posibilidad de detonar una industria con toda su cadena de valor, lo cual generaría empleos y desarrollo de tecnología.

A partir de esa meta se cuantificó un impacto posible en el PIB de 167 miles de millones de pesos y otros 31 mil millones de pesos con respecto de la renta de terrenos y desarrollo de infraestructura de transmisión.

A su vez, se reducirían hasta en 17% las importaciones diarias de gas natural, se capturarían entre 8 y 15% de las emisiones de CO2, estimadas y generaría hasta 48 mil empleos directos e indirectos en los sectores involucrados de la industria nacional.

La Sener recurre a un estudio del Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIEc) de la UNAM para estos cálculos y para determinar el potencial eoloenergético nacional, el cual se estima en 71 mil MW, considerando factores de planta superiores a 20 por ciento.

Las regiones con mejor potencial, reporta la Sener, se encuentran en la zona del Istmo de Tehuantepec, la costa del Golfo de México y al norte de la Península de Baja California.

Industria

En entrevista con Vértigo, Gerardo Pandal comenta que mientras otras naciones desarrollaban, instalaban y aprovechaban su potencial eólico México no lo había hecho y lo más difícil fue el principio. “Hoy sabemos cuáles son las condiciones del país y cuál es el recurso disponible; existe un marco legal sólido y fuentes de financiamiento diversificadas”, lo cual representa un entorno favorecedor de crecimiento y progreso para la industria, argumenta.

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Gerardo Pandal miembro de la Iniciativa Mexicana de Energías Renovables (Foto: Internet).

Sin embargo, el sector requiere que el Estado fije metas claras sobre la cantidad de energía eólica que tomará y con ello despertar el interés en inversionistas.

A partir de eso, acota Pandal, “se definen las licitaciones y se deja en claro cuántos de los componentes de producción tienen que ser hechos en México”.

La industria, comenta, no crecerá sólo con programas de autoabastecimiento, “necesitamos que el gobierno se comprometa”.

El ingeniero Leopoldo Rodríguez considera en tanto que existen oportunidades inmediatas en el sector, sobre todo en la manufactura de partes, en la investigación y desarrollo para próximas generaciones así como para empresas de construcción, de grúas, servicios especializados como consultores, expertos en viento, financiamiento, operación y mantenimiento.

No obstante, los retos fundamentales que debe atravesar la nueva administración son la expansión planificada de la red eléctrica, facilitar la interconexión, la definición y habilitación de la figura del pequeño productor, el financiamiento para proyectos pequeños pero sobre todo la planeación a largo plazo para definir objetivos claros y cuantificables, concluye Rodríguez.

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