El empresario y delegado local de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac), Rafael Aguirre Gómez, afirmó que es momento de quitar la etiqueta de “peligrosa” a la temporada del “spring break”.
Aguirre indicó que, si bien los visitantes estadunidenses cometen algunos excesos, “sigue siendo el perfil de turista que llegará a Cancún los próximos años”.
Entre miles de estudiantes de las universidades de Estados Unidos que llegan a divertirse, se calcula que hasta 70,000 lo harían en marzo, mes en el que se reportan grupos que visitaron Isla Mujeres, la Riviera Maya, entre Tulum y Puerto Morelos e incluso Cozumel.
Al respecto, la titular de la Secretaría de Turismo de Quintana Roo (Sedetur), Laura Fernández Piña, afirmó que el mercado de “spring break” evoluciona y por eso también lo han hecho los prestadores de servicios.
“Estamos hablando de recibir hasta 80,000 estudiantes en 6 semanas, son cifras importantes que nos obligan a analizar lo que está pasando con este segmento”, opinó.
El presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Carlos Gosselin Maurel, calculó que “sin cerrar todavía cifras y de manera preliminar es muy posible que esta temporada de ‘spring break’ se alcance la meta de 60,000 jóvenes estadunidenses contra 50,000 en 2014”.
Agregó que los estudiantes que mayormente arriban a Cancún son provenientes del este de Estados Unidos que comprende 16 localidades como:
-Carolina del Norte
-Carolina del Sur
-Columbia
-Georgia
-Florida
-Nueva York
-Pensilvania
-Virginia
Admitió que si bien ese segmento de turistas no tiene el mismo gasto que otros de mayor poder adquisitivo, su presencia toda la temporada deja una derrama económica aproximada de 50 millones a 60 millones de dólares.
Sobre el código de conducta que se les entrega en busca de “inhibir un poco que se porten mal”, dijo que “es inevitable que vayan a las discotecas, barcos y bares donde hay un riesgo de que hagan desmanes ante el consumo de alcohol”.
Sin embargo, apuntó que las campañas de vigilancia implementadas años atrás “han ayudado mucho a la imagen del destino que en ocasiones fue tachado de excesos y libertinaje para tales paseantes”.