Por: Á. Hernandez / N. Vázquez / M. Bonilla
La explosión en el edificio B2 de la Torre de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la Ciudad de México causó el pasado 31 de enero la muerte de 32 personas y más de 100 heridos, de acuerdo con cifras preeliminares proporcionadas por las autoridades, quienes reconocieron que aún había gente atrapada la mañana del viernes 1 de febrero, por lo que continuaban los trabajos para llegar hasta ellas.
Al cierre de esta edición se no se conocían aún las causas del siniestro, que generó pánico entre cientos de trabajadores que en ese momento salían del inmueble y en vecinos de la zona.
A las 15:45 horas de aquel jueves 31, se escuchó un fuerte estallido en el complejo de la paraestatal mexicana, ubicado en la colonia Petróleos Mexicanos, delegación Miguel Hidalgo, que aloja a las principales oficinas de la compañía petrolera y es uno de los edificios más altos de la capital del país.
El estallido en el anexo de doce pisos destruyó el vestíbulo, derribó paredes de los primeros niveles y reventó cientos de ventanas, además de cimbrar inmuebles de las colonias aledañas y provocar pánico entre sus moradores.
Entre el estupor y el miedo, decenas de empleados de Pemex quedaron atrapados por los escombros, paredes derruidas y mobiliario destrozado, envueltos en polvo y humo, mientras que otros cientos trataban de salir de las instalaciones para ponerse a salvo, desconcertados y sin saber a ciencia cierta lo que sucedía.
Como medida de prevención, fueron desalojados casi diez mil trabajadores que se encontraban en el inmueble en ese momento, así como cientos de familias que viven en las inmediaciones, para resguardar su integridad.
Los servicios de emergencia y de protección civil llegaron para auxiliar al personal de la paraestatal, que se vio rebasado por el tamaño del desastre, el cual adquirió una dimensión de tragedia mayor conforme pasaron las horas.
Rápida reacción
Los servicios de emergencia de la ciudad y de otras instituciones se activaron para dar auxilio lo más rápido posible a los lesionados e iniciar de inmediato la búsqueda de sobrevivientes en el área donde se produjo la explosión, que aloja oficinas de recursos humanos de la empresa petrolera, mismo inmueble que sufrió un fuerte incendio en 1982.
Cruz Roja Mexicana atiende a los heridos por la explosión en la torre de Pemex y colabora en las tareas de rescate. fb.me/1QltB7NKJ — CRUZ ROJA MEXICANA (@CruzRoja_MX) 1 de febrero de 2013
Personal de granaderos y de la Policía Federal cercaron las inmediaciones del complejo, compuesto por la torre principal y los edificios A, B1, B2 y C, en tanto que personal de la Cruz Roja Mexicana y de la propia empresa petrolera trasladaban a los heridos a los hospitales en ambulancias y helicópteros.
Ante la emergencia, hubo una rápida reacción de las distintas instancias del gobierno federal, encabezadas por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien por órdenes del presidente Enrique Peña Nieto coordinó las tareas en las que participaron el Ejército Mexicano y la marina Armada de México, aplicando el Plan DN-III —puesto en marcha en casos de emergencia—; además de que marinos especializados acudieron con perros entrenados para localizar a personas entre los escombros.
Decenas de rescatistas laboraron durante horas en busca de sobrevivientes. Con dificultades, se abrieron paso para tratar de llegar al lugar de la explosión, en medio de una gran cantidad de escombros que dificultaban sus labores de salvamento.
Evitar especulación
El presidente de la República acudió al lugar del siniestro para supervisar el operativo aplicado y recibir de manera directa un informe pormenorizado de la situación. Más tarde se trasladó a los diferentes hospitales a visitar a los heridos.
Acerca del origen del siniestro, Peña Nieto pidió “evitar cualquier especulación sobre las posibles causas que hubiesen ocasionado la explosión. Vamos a esperar los peritajes correspondientes y a no caer en especulaciones sobre las razones de la explosión”.
En la investigación trabajan expertos nacionales y extranjeros.
El mandatario giró instrucciones a la titular de la Secretaría de Salud, Mercedes Juan López, para que de manera personal se encargara de supervisar que los lesionados recibieran la atención médica adecuada y dar seguimiento a su evolución de su estado de salud.
El mandatario también instruyó a sus colaboradores para que se proporcione un apoyo total a las familias de las víctimas.
Zona de desastre
Lo que parecía un día normal de fin de semana en las instalaciones centrales de Pemex, ubicadas a un costado de la avenida Marina Nacional, se convirtió en pocos minutos en una zona de desastre que estremeció el corazón administrativo de una de las petroleras más importantes a nivel internacional, considerada como una instalación estratégica, en la que laboran más de diez mil empleados.
La explosión tuvo su origen —según diversos testimonios de trabajadores lesionados— a las 15:45 horas en el sótano del edificio B2, ubicado a espaldas de la Torre principal del complejo administrativo, que cuenta con doce pisos, un elevador y una subestación eléctrica para proporcionar energía a esa zona de trabajo, así como maquinaria para aire acondicionado.
En esos momentos se daba una gran movilización de trabajadores debido al cambio de turno, por lo que cientos de ellos se disponían a registrar su salida en un reloj chocador que se encontraba cerca del área del siniestro.
El estrépito causado por el estallido, que provocó graves daños en un área de mil 300 metros cuadrados —correspondientes a cuatro niveles en los que laboraban unas 250 personas—, trasformó de un instante a otro el panorama: de una concurrida zona de tránsito laboral, a una escena de caos y destrucción.
Como si se tratara de una pesadilla, decenas de empleados del área se encontraron atrapados en medio de los escombros ocasionados por la explosión, en tanto que otros cientos de sus compañeros trataban de alcanzar las salidas para ponerse a salvo, sin saber bien a bien de lo que estaba sucediendo en el enorme complejo administrativo de Pemex.
Atención a víctimas, prioridad
Poco a poco fueron llegando al lugar ambulancias, bomberos y rescatistas que ingresaron al área siniestrada para atender a los heridos que salían de los escombros o que sufrieron herida por la ola expansiva que provocó que volaran por los aires cientos de vidrios de las ventanas del complejo.
Los heridos fueron trasladados a la Cruz Roja en Polanco, los hospitales de Pemex en Azcapotzalco y en Picacho Ajusco, principalmente; los que se encontraban más graves fueron trasladados en helicópteros.
La respuesta del gobierno federal fue inmediata para atender la grave situación y a la zona siniestrada acudieron de manera pronta el presidente Peña Nieto; los secretarios de Gobernación, Osorio Chong; de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda; y de la Marina Armada de México, almirante Vidal Soberón Saenz. También, el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, además del jefe de Gobierno de la capital, Miguel Ángel Mancera, entre otros.
He decretado tres días de luto en la Ciudad de México con motivo de los lamentables acontecimientos de ayer #mm — Miguel Ángel Mancera (@ManceraMiguelMX) 1 de febrero de 2013
Osorio Chong, jefe del gabinete de seguridad del gobierno federal, coordinó las medidas de emergencia entre las diferentes instancias, con la indicación presidencial de dar prioridad al rescate de víctimas que se encontraban bajo los escombros.
El director general de Pemex, Emilio Lazoya Austin, quien se encontraba fuera del país al momento de la tragedia, llegó más tarde al lugar para realizar una inspección y recibir los informes acerca del suceso.
En conferencia de prensa, Lozoya afirmó que “todas las líneas de investigación están abiertas, no vamos a descartar ninguna”, pero aclaró que esperarán posperitajes y no habrá especulaciones irresponsables.
“Los peritajes son muy complejos. Una fatalidad como esta no se puede explicar en un par de horas. Estamos trabajando con los mejores equipos de México y del extranjero, y no vamos a especular”, insistió Lozoya.
¿Qué sucedió?
Las autoridades federales han sido prudentes respecto de las causas que pudieron haber provocado la explosión, que hasta el viernes por la tarde dejaba 32 muertos y más de 100 heridos, algunos de los cuales se encontraban graves, en tanto que continuaba la búsqueda entre los escombros.
Entre las hipótesis que se han mencionado como origen del estallido se encuentran una posible falla en la subestación eléctrica que proporcionaba electricidad al inmueble; un corto circuito en la instalación eléctrica; una probable fuga de gas del sistema de calefacción… Aunque las autoridades han recalcado que no darán una causa probable hasta que los peritos determinen qué lo provocó.
Son varias las preguntas que surgen entre los analistas a partir de este nuevo suceso trágico en una instalación de Pemex: ¿realmente se están destinando recursos suficientes para el mantenimiento de instalaciones de la paraestatal, la más importante del país y sostén financiero del gasto gubernamental?; ¿quién o quienes son los responsable de supervisar que las instalaciones estratégicas de Pemex, como es su sede central, así como pozos petroleros, refinerías y ductos se encuentran con un mantenimiento adecuado?
Pero este hecho trágico también puede llevar a cuestionar la forma en que se manejan los recursos económicos de la empresa, ya sea por las propias autoridades o el sindicato petrolero, ya que una de las críticas permanentes a la forma en que se administra Pemex es la falta de transparencia en la firma de contratos de todo tipo para proporcionar servicios y bienes a la paraestatal.
Los expertos ven este momento trágico como una gran oportunidad para trasparentar de una vez por todas las finanzas y contratos, sobre todo del lado sindical, y con ello poner fin a la opacidad en esa empresa, que puede dar lugar a sobornos, fraudes, prácticas corruptas e impunidad, junto con una serie de ilícitos que propician en gran medida la crisis por la que atraviesa Petróleos Mexicanos.
Transparentar recursos
A la espera de los resultados que arrojen los peritajes que realizan expertos nacionales y extranjeros acerca del origen de la explosión, entre las experiencias que se pueden derivar de esta catástrofe destaca la rápida reacción por parte del gabinete de seguridad del gobierno federal, lo que permitió una atención inmediata a los lesionados y de rescatar a quienes se encontraban bajo los escombros.
También demostró una coordinación poco habitual entre los diferentes niveles de gobierno local y federal, uno de los obstáculos más frecuentes que impiden afrontar de manera efectiva las emergencias de todo tipo.
Asimismo, esta lamentable experiencia puede ser el inicio para que la nueva administración del presidente Enrique Peña Nieto emprenda acciones que trasparenten la forma en que son utilizados los recursos para mantenimiento y ampliación de la estructura petrolera de Pemex, que a lo largo de los años —como reconocen las propias autoridades— ha sido víctima de rapiña y actos de corrupción y fraude que propician opacidad y falta de transparencia en el manejo de sus recursos.
Torre con sistema inteligente
La Torre Ejecutiva de Pemex es el segundo rascacielos más alto de la Ciudad de México (después de la Torre Mayor en Reforma), con 214 metros de altura. Su construcción comenzó en 1976 y concluyó en 1982.
El edificio está equipado con lo que se conoce como Building Management System (BMS), un sistema inteligente que controla todas las instalaciones y equipos de forma armónica y eficiente, al monitorear el funcionamiento de sistemas eléctricos, hidrosanitario, de elevadores y protección contra incendio; y también tiene la capacidad de controlar la iluminación.
En el edificio B-2 (donde fue el accidente) hay 16 mil metros cuadrados de la Dirección General, así como de la Dirección Corporativa de Tecnología de Información y Proceso de Negocios; parte del personal de la Dirección de Pemex Gas y Petroquímica Básica; de la dirección de Pemex Refinación; y una oficina del sindicato petrolero.
Accidentes recientes
Diciembre 2001 Una explosión por fuga de gasolina en la torre fraccionadora de la refinería Miguel Hidalgo en Tula, Hidalgo, deja un muerto y 13 obreros heridos.
Mayo 2002 Un incendio en el complejo petroquímico Poza Rica, en Veracruz, tras la fuga de combustible, deja un muerto y dos lesionados.
Junio 2003 Explosiones de dos ductos, uno de gas natural y otro de gasolina, cerca de Ciudad Mendoza, Veracruz, dejan cinco muertos y 80 heridos.
Diciembre 2004 La explosión e incendio de la estación de bombeo de Mazumiapan, en Santiago Tuxtla, Veracruz, deja siete heridos y un derrame de diez mil litros en el río Coatzacoalcos.
Julio 2005 Explosión de gasoducto de 48 pulgadas de diámetro en la autopista Reforma-Dos Bocas, en Veracruz, con saldo de dos muertos, 13 heridos y ocho casas destrozadas.
Octubre 2006 Explosión e incendio del buque tanque Quetzalcóatl, anclado en la Terminal Marítima de Pajaritos, deja ocho muertos, un desaparecido y 14 lesionados.
Octubre 2007 Fuga de aceite y gas en el pozo Kab 101 de la sonda de Campeche, con saldo de 20 muertos y dos desaparecidos.
Septiembre 2010 Fuga en un compresor de la refinería Cadereyta, que deja un muerto y dos heridos.
Noviembre 2011 Explosión de ductos en San Martín Texmelucan deja 30 muertos, 52 heridos, 80 casas afectadas y 329 millones de pesos en daños materiales.
Septiembre 2012 Mueren 30 personas en explosión de planta de gas en el Centro Receptor de Gas y Condensados en Reynosa, Tamaulipas.
Póliza de seguros
De acuerdo con la póliza integral de seguros con número 25200-30002915, firmada por Pemex y Seguros Inbursa, los montos asegurados para daño físico de la Torre Ejecutiva de Pemex son los siguientes.
—Se excluye pérdida neta definitiva.
—Límite por todo y cada evento u ocurrencia y en el agregado por periodo de cobertura, para terremoto e incendio o inundación seguidos de terremoto, 750 millones de dólares.
—Límite por todo y cada evento u ocurrencia y en el agregado por periodo de cobertura para huracanes y otros fenómenos hidrometeorológicos, 300 millones de dólares.
No obstante, el apartado 2.13 de la póliza excluye las siguientes condiciones especiales: terrorismo, daños por huelguistas, conmoción civil, actos mal intencionados, alborotos populares y sabotaje.
Recursos para mantenimiento
De acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación, la Secretaría de Hacienda asignó a Petróleos Mexicanos la cantidad de cuatro mil 506 millones 211 mil 645 pesos bajo el rubro “servicios de instalación, reparación, mantenimiento y conservación”; en comparación con cinco mil 802 millones 562 mil 86 pesos en 2011.