La iniciativa de ley federal de Zonas Económicas Especiales (ZEE) que presentó el presidente Enrique Peña Nieto es una de las mayores apuestas de esta administración en términos de desarrollo económico “y una clara señal de que el primer mandatario ha sido sensible ante las tremendas desigualdades de crecimiento entre el norte, el Bajío y el sur del país”, dice la diputada federal Mariana Benítez Tiburcio.
En entrevista con Vértigo, la legisladora priista subraya al respecto que “lo celebro como diputada federal y como oaxaqueña, porque mi estado está incluido. Es voltear la mirada hacia el sur, es aprovechar las potencialidades con las que Oaxaca cuenta: gran ubicación, recursos naturales, el puerto de Salina Cruz, capital humano… Habría que aprovecharlas y ponerlas en movimiento”.
A fines de septiembre el jefe del Ejecutivo dio a conocer la iniciativa referida, cuyo objetivo es impulsar el desarrollo en el sur del país mediante la atracción de inversiones en sectores altamente productivos y generadores de empleo.
“Estas zonas garantizan la continuidad de programas, acciones y políticas públicas de largo plazo y consideran paquetes de estímulos a la medida para cada una de ellas”, precisó entonces Peña Nieto.
De acuerdo con el proyecto de ley, el cual fue turnado a las comisiones de Economía y Presupuesto de la Cámara de Diputados para su análisis y eventual aprobación, las ZEE prevén el Corredor Industrial Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec, que conectará al océano Pacífico con el Golfo de México; la zona de los municipios de Michoacán y Guerrero que colindan con el Puerto de Lázaro Cárdenas; y Puerto Chiapas.
Cerrar la brecha
Para la integrante de las comisiones de Desarrollo Social y Hacienda en la cámara baja, la iniciativa presidencial referida obedece a la abismal diferencia de crecimiento y desarrollo entre algunas regiones del país.
“No hay punto de comparación entre estados como Nuevo León o Aguascalientes, este último con crecimiento actual por arriba de 12% del PIB, y Oaxaca, Chiapas y Guerrero, las entidades más rezagadas de la República”, refiere.
En este sentido, considera acertado atacar dicha realidad: “Uno de los grandes retos que tiene México como país es precisamente la desigualdad;y no solo la desigualdad en desarrollo, sino también en lo referente al acceso a servicios básicos, como la salud, la educación, la alimentación…”
Y cita como ejemplo: “En pleno siglo XXI, gran número de los 500 municipios de Oaxaca no cuentan con drenaje. En mis visitas a la región de la Mixteca comprobé que más de 60% de la población no tiene agua entubada, ni drenaje y mucho menos agua potable”.
Al hacer un diagnóstico más profundo de su estado natal en materia económica y social, Mariana Benítez dice sin reparos: “Oaxaca atraviesa por una serie de retos, desafíos y problemas que datan desde hace muchos años. Hay problemas nuevos por la propia evolución de la dinámica social, pero en general los temas que arrastramos, las demandas de siempre son por años de olvido en muchos temas: vemos pobreza, desigualdad; vemos falta de acceso a oportunidades; vemos un inoperante sistema de salud; y bajo nivel educativo, entre otros lastres”.
En medio de la problemática que enfrenta Oaxaca, la entrevistada dice advertir otros elementos negativos: “Falta orden, certeza, no hay respeto a la ley. Así lo he constatado en mis recorridos por el estado y en mis reuniones con hombres, con mujeres, con asociaciones de empresarios, de intelectuales, de académicos… Hay un denominador común que le cala al oaxaqueño y es precisamente el desorden. Y como abogada que soy puedo decirlo: la falta de un pacto entre todos los sectores por hacer respetar las leyes”.
Abunda Benítez: “Si hablamos de desigualdad, de corrupción, de que los recursos no están llegando a donde tienen que llegar; si hablamos de deficiencias administrativas, y podría citar todos los problemas, el elemento común es que hay una ley que no se está cumpliendo”.
La situación descrita provoca, dice, el hartazgo de la población: “La gente está harta, está cansada, angustiada… Vive con zozobra en algunas regiones, por ejemplo en el Istmo, región azotada por la violencia, por la inseguridad. Y no solo eso: azotada por la falta de desarrollo, la falta de oportunidades, porque no hay empleos, porque vemos pobreza por todos lados”.
Proceso inacabado
Consultada acerca de si existe una mayor inclusión de la mujer mexicana en todos los campos de la vida nacional en igualdad de circunstancias respecto del género masculino, la entrevistada manifiesta: “Es un proceso inacabado. Debemos reconocer un gran avance en materia de equidad de género en este país; se han dado grandes batallas por otras mujeres que han ido abriendo camino, pero falta mucho por hacer en la formación de cuadros políticos, por ejemplo, y no se diga en materia laboral. Me parece que falta una visión transversal de la equidad de género en cada uno de los campos de la vida social”.
En materia política, abunda, “recordemos que el presidente de la República mandó una iniciativa al Congreso en 2013 para que existiera total paridad en las candidaturas a diputaciones y senadurías. El resultado es que hoy vemos 42% de mujeres representadas en el Congreso”.
Lo anterior, reconoce, “es un gran avance, pero no podemos quedarnos ahí; aún hay gran porcentaje de mujeres que no han llegado. Creo que hay todavía una asignatura pendiente por parte de todos los partidos políticos para impulsarlas con mayor vigor, darles el espacio y la oportunidad de desarrollarse con mayor firmeza en la toma de decisiones en los gobiernos estatales, municipales y en los congresos locales”.
—¿La mayor participación de la mujer en la política le da un giro a esta actividad, tanto para ejercerla como en el mensaje que se le envía a la sociedad, a partir de que se les reconoce mayor organización y responsabilidad?
—Este país se ha beneficiado y seguirá beneficiándose del trabajo, de la inteligencia, de la energía y de la pasión que las mujeres ejercen, no solo en la política, sino en la vida diaria. Las empresas se benefician de mujeres talentosas, emprendedoras, capacitadas para dirigir. Y lo mismo ocurre en distintos espacios. Somos mujeres trabajando por otras mujeres, pero más allá del tema de género, la política nacional, la toma de decisiones, se ve enriquecida con las opiniones, con la percepción, con la perspectiva que podemos aportar.
Esperanza
Frente a los enormes retos y desafíos que su entidad natal enfrenta, Mariana Benítez Tiburcio asienta: “Sin duda mi estado vive una gran problemática, pero veo hacia adelante; tenemos una gran oportunidad de salir de este problema y poder aprovechar la ola transformadora, como le he llamado, que se detona a partir de las reformas impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto”.
Una de ellas, precisa, es la energética: “Hoy por hoy Oaxaca es el principal productor de energía renovable en el país y gracias a esta reforma el estado saldrá beneficiado; a mediano plazo puede convertirse en una potencia en la generación de energías eólica y solar”.
Oaxaca tiene todo a su favor para impulsar un nivel de progreso que le permita salir de la situación de atraso en la que se encuentra, a decir de la legisladora federal: “Tiene sol, viento, pero también una posición geográfica estratégica. El Istmo de Tehuantepec, y me remonto a la época de don Benito Juárez, está llamado a ser un eje estratégico, pero del que no se han explotado todas sus potencialidades”.
No obstante, afirma, “tenemos frente a nosotros la oportunidad de cambiar el rumbo a partir de que la iniciativa de Zonas Económicas Especiales se convierta en ley. Hay entusiasmo y mucha confianza entre los oaxaqueños de salir adelante. Están creyendo verdaderamente; le creen al presidente que esta vez no se trata solo de una oportunidad histórica que ahí quedará, sino de una oportunidad real de dejar atrás tanta pobreza. Habrá impaciencia porque todos queremos ver pronto el desarrollo, pero es un proyecto de gran envergadura que tendrá sus propios tiempos. Pese a los múltiples problemas que enfrentamos vemos una luz de esperanza”.
Para concluir, Mariana Benítez Tiburcio no descarta buscar la candidatura del PRI a la gubernatura de su estado en las elecciones del año próximo: “Mi presente es ser diputada federal; pero desde luego, veré las condiciones que imponga mi partido. Para mí sería un honor poder ser considerada para poder contender y ganar la gubernatura de Oaxaca”.