Dos sobrinos de la primera dama venezolana, Cilia Flores, irán a juicio en Nueva York bajo el cargo de intención de importar drogas a Estados Unidos.
Efraín Campo, de 29 años, y Francisco Flores, de 30, fueron arrestados en Haití en noviembre del año pasado y enviados a Nueva York. Ambos se declararon inocentes de asociación ilícita para la importación de 800 kilos de cocaína a Estados Unidos.
Fiscales y defensores han discutido últimamente los méritos de las grabaciones en las que los acusados hablan con informantes confidenciales del gobierno estadunidense.
La fiscalía busca presentar pruebas de que los hombres esperaban obtener grandes sumas de dinero por el tráfico de drogas para ayudar a su familia a enfrentar a sus enemigos —incluido Estados Unidos— antes de las elecciones venezolanas de diciembre de 2015.
En una trascripción introducida en las actas del juicio por los fiscales la semana pasada, Campo, que es abogado, dice a dos informantes en octubre de 2015 en Caracas que “estamos en... guerra con los americanos”.
Según la fiscalía, Campo y Flores dijeron a los informantes que querían enviar diversos cargamentos de cocaína a Estados Unidos en noviembre y diciembre de 2015 para recaudar al menos 20 millones de dólares.
La defensa quiere excluir las grabaciones del juicio por tratarse, señalan, de “declaraciones altamente politizadas” que fueron instigadas por los informantes.
Los abogados destacaron que uno de los informantes planteó el tema de las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015 cuando dijo a los sobrinos, “les enviaré un cheque grande para su madre... porque ahora la campaña es más importante...”
También destacaron la explicación de Campo: “Necesitamos el dinero. ¿Por qué? Porque los americanos nos golpean duro con el dinero. ¿Entiendes? La oposición recibe una infusión de mucho dinero y por eso, nosotros también, por eso estamos en guerra con ellos”.
Los abogados pidieron al juez que excluya las declaraciones.
Los acusados indicaron en su solicitud para suprimir sus declaraciones posteriores al arresto que temían ser secuestrados y asesinados.
El juez federal Paul Crotty rechazó esas afirmaciones cuando resolvió recientemente que las declaraciones de los acusados a la policía se pueden usar en el juicio.
El juez presidió una audiencia en que testigos revelaron que un equipo de informantes, que eran padre e hijo, ayudaron a la Agencia Antidrogas, DEA, a realizar una operación que condujo al arresto de los dos.