La Organización de Naciones Unidas (ONU) acusó a los grupos armados opositores y al gobierno de Siria de cometer crímenes de guerra con el lanzamiento de bombardeos indiscriminados y el uso de armamento pesado contra áreas residenciales de Alepo, evidenciando, señalan, un total menosprecio por la vida de los civiles.
“Lo que estamos indicando aquí es que ambas partes del conflicto están cometiendo potencialmente crímenes de guerra”, indicó en Ginebra la portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Ravina Shamdasani.
Los grupos rebeldes se encuentran en una ofensiva contra la sección occidental de Alepo, controlada por el régimen de Bashar al-Assad, que a su vez mantiene cuatro meses de asedio sobre la parte oriental de la ciudad, dominada por los opositores.
Además, la ONU anunció que el edificio donde se ubican sus oficionas y personal en el oeste de la ciudad de Alepo se ha visto afectado esta semana por un bombardeo de artillería, según su responsable humanitario para este país, Ali al Zaatari.
Denunció Zaatari en un comunicado hecho público en las últimas horas que la presencia del organismo en ese edificio es “bien conocida” desde hace tiempo. El ataque, efectuado desde un tanque, causó destrozos en las plantas superiores del inmueble.
“Es espantoso que el edificio que aloja las oficinas de la ONU sea atacado directamente”, lamentó Al Zaatari, quien no responsabilizó a ninguna parte del conflicto del bombardeo.
El responsable humanitario de la ONU para Siria se limitó a condenar “el incremento de la violencia en todo Alepo”, tanto en los barrios orientales controlados por los rebeldes como en los occidentales, en manos de las autoridades.