Testigos del ataque declararon a la BBC que vieron a la avioneta sobrevolando la zona, buscando un objetivo, antes de dejar caer la bomba.
La explosión, de lo que se presume es napalm o termita, dejó 10 muertos y muchos más heridos, con quemaduras graves, que les cubrían más del 50% del cuerpo.
Una médica británica, la doctora Rola, que trabaja en Siria con la organización de caridad “Mano en Mano” trató a las víctimas en el hospital.
“Sentimos como si fuéramos una especie de… ni siquiera ciudadanos de segunda clase, simplemente como si no importáramos. Como todos esos niños, y todas esas personas que son asesinadas y masacradas, no importamos”, declaró a la BBC.
Uno de los testigos, Mohammed Abdullatif, quien presenció el ataqué, pidió a las Naciones Unidas llevar paz a Siria.
“Sólo somos seres humanos, queremos vivir. Es nuestro derecho vivir”, dijo.