Caos e ingobernabilidad en Oriente Medio

Casi dos años después de las primeras revueltas en la región, el movimiento que liberó a Túnez, Egipto, Libia y Yemen de sus dictadores, dejando a Siria y Bahrein a la deriva.

Casi dos años después de las primeras revueltas en la región, el movimiento que liberó a Túnez, Egipto, Libia y Yemen de sus dictadores, dejando a Siria y Bahrein a la deriva
Foto: AP
Arturo Moncada
Política
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Para muchos, el derrocamiento de las autocracias laicas, el tipo de estructura conformada en la mayoría de las sociedades árabes, significa automáticamente abrir la puerta a las democracias islámicas.

Como ejemplos de ello están ahí la victoria del Frente Islámico de Salvación en Argelia, en 1990; el triunfo electoral de Hamás en Palestina, en 2006, y, más recientemente, el ascenso democrático al poder de los Hermanos Musulmanes en Egipto.

Pero tanto en Argelia como en Egipto las fuerzas laicas no pudieron frenar el ascenso político del Islam, que solo se pudo interrumpir con la toma del poder por parte del Ejército.

Como explica a Vértigo el doctor David Sarquis Ramírez, profesor del Departamento de Estudios Sociales y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey campus Estado de México, “cuando los gobiernos seculares o laicos creen que está avanzando la influencia de los islamistas, recurren al uso de la fuerza”.

Esto produce, entonces, un círculo vicioso terrible en el que, dice el especialista, “primero se abre una oportunidad para que se realice un proceso democrático y todas las fuerzas involucradas en los procesos sociales puedan participar; luego, cuando los islamistas obtienen el triunfo y comienzan a ganar terreno, los gobiernos occidentales se atemorizan y los laicos, partidarios de la occidentalización, responden reprimiendo a los musulmanes, quienes se radicalizan y adoptan vías de terrorismo… creando un circulo donde la represión, la sangre y el fuego se vuelven una constante”.

Represión

Actualmente, el golpe de Estado en Egipto del 3 de julio contra el gobierno islamista del presidente Mohamed Morsi se traduce en violencia y represión.

La masacre de islamistas del 14 de agosto por parte del Ejército, con saldo de más de 900 muertos, y la quema de iglesias de la minoría cristiana por la que se acusa a los Hermanos Musulmanes, colocana ese país al borde de una guerra civil.

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Los islamistas regresan a las calles para mantener vivas sus protestas, atacando edificios gubernamentales e iglesias cristianas,dandomuestra de que el conflicto toma también tintes sectarios.

Antes de la masacre, las concentraciones de islamistas contra el golpe de Estado fueron relativamente pacíficas; los líderes de la hermandad habían llamado a sus partidarios a manifestarse de forma cívica.

Mientras tanto, Túnez, país donde iniciaron las manifestaciones de la Primavera Árabe poniendo fin a 24 años de dictadura y que era visto como el modelo en la transición democrática del mundo árabe, afronta ahora su más severa crisis política desde finales de 2011.

También en Túnez el enfrentamiento entre islamistas y laicos ha impedido la aprobación de una nueva Constitución. El descontento contra el gobierno islamista del partido Ennahda, ganador de las elecciones hace dos años, acusado de tolerar la violencia islamista, sumada al asesinato en menos de seis meses de dos dirigentes izquierdistas de oposición, provoca una serie de manifestaciones que exigen la renuncia del presidente y la formación de un gobierno de transición.

La escalada de violencia y el golpe de Estado en Egipto presagiaban que la población en Túnez se comportaría de la misma manera y hasta abrían la posibilidad de una guerra civil; pero a diferencia de los egipcios, los adversarios políticos tunecinos siguen dialogando.

Y es que más allá de condenar el mal manejo económico, la inseguridad, el desempleo, etcétera, los laicos opuestos al gobierno islamista de Túnez cuestionan la promoción de aliados islamistas en el gobierno y su empeño por impregnar en todo su interpretación de la religión, empezando por la Constitución.

Así, pues, el proceso democrático tunecino, que debía finalizar con una nueva Constitución, una ley electoral y comicios presidenciales a finales de este año, está al borde del naufragio.

Hostilidad

Si bien Egipto y Túnez lograron celebrar procesos democráticos en las urnas para luego sumirse en la violencia, en Siria el régimen de Bachar al-Asad se ha mostrado intransigente a la apertura, sumiendo a su país en una guerra civil y una espiral sangrienta desde hace más de dos años.

Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la conflagración ya cobró la vida de 100 mil personas.

En el último capítulo de la represión, la oposición acusó al régimen de El-Asad de perpetrar el peor ataque con armas químicas de los últimos 25 años. La ofensiva, afirman, causó la muerte de casi mil 500 personas en el este de Damasco.

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El gobierno sirio reconoció el ataque en el área, pero negó el uso de armamento químico.

Entre la guerra de acusaciones y cifras, sin embargo, en esta ocasión se mostraron decenas de videos —grabados de manera precaria— que muestran a niñas, niños y adultos muertos o agonizando, sin rastro de sangre o heridas, con problemas para respirar, convulsiones, espuma en la boca y pupilas dilatadas. Los médicos indican que esos síntomas son como los que resultan del efecto provocado por gas sarín.


La confrontación ha causado el éxodo de decenas de miles; la cifra de refugiados sirios en las naciones vecinas alcanza ya casi los dos millones de personas, de los que dos tercios se encuentran en Líbano y en Jordania, según el último informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Mientras, el emirato de Bahrein, aliado de Estados Unidos y las monarquías del Golfo, ha reprimido con violencia durante el último año las protestas prodemocráticas en el territorio.

El gobierno de Manama, la capital, impuso en respuesta la ley marcial y pidió la entrada de tropas saudíes y emiratíes para controlar las protestas y aplastar las manifestaciones.

Bahrein es gobernada por suníes, pero la mayoría de su población es chií y desde 2011 ha salido a las calles del reino para demandar mayor representación en el gobierno.

La oposición ha denunciado en reiteradas ocasiones las medidas violentas utilizadas por las fuerzas de seguridad y afirma quehan fallecido más de 80 personas desde el inicio de las protestas,la mayoría de ellas por inhalación de gases lacrimógenos y atropellos de vehículos policiales.

Milicias

En tanto, en Libia, las milicias siembran el caos y Trípoli, la capital, se ha convertido en escenario de luchas tribales.

La ausencia de estructuras estatales y la negativa a desarmarse por parte de las diversas tropas que lucharon contra Moammar Kadafi han provocado una escalada de violencia en los últimos meses, que sigue causando muerte y desata el temor de que pueda reanudarse la guerra civil.


Asimismo, los partidos políticos tienen pendiente una etapa nacional de consensos para culminar la transición.

El 14 de octubre de 2012, Ali Zidan fue elegido primer ministro y hace unos días el bereber Nuri Abusahmain fue designado presidente del Congreso General de la Nación, el órgano legislativo del nuevo sistema político libio, sucediendo a Mohamed Magarief, quien dimitió luego de entrar en vigor la ley que impide ejercer cargos políticos a cualquiera que haya ocupado un puesto relevante durante el régimen de Kadafi.

En Yemen, el único país en el mundo árabe donde el levantamiento desembocó en una solución negociada, avanza a duras penas el proceso de reconciliación política supervisado por la ONU.

Sin embargo, el Diálogo Nacional que inició el pasado marzo para debatir un nuevo contrato social entre gobernantes y gobernados y redactar una nueva Constitución, no ha logrado movilizar a la mayoría de los yemeníes.

Y sin su implicación, resulta difícil abordar los retos que enfrenta ese país: desde la pobreza hasta el separatismo del sur y la insurgencia de los Huthis.

Es el panorama de Oriente Medio a casi dos años de iniciar la Primavera Árabe, que tantas esperanzas democratizadoras provocó en aquella región del planeta.

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