En suelo estadunidense viven casi 35 millones de personas de origen mexicano, que representan la mayor población de habla hispana con 64.1%: son la minoría poblacional más grande, generan unos 240 mil millones de dólares al año y pagan unos 90
mil millones de dólares en impuestos.
Los candidatos republicano y demócrata a la Presidencia de Estados Unidos representan proyectos diametralmente opuestos: proteccionismo contra mayor apertura comercial, militarismo contra diálogo diplomático e intolerancia y xenofobia contra respeto a las minorías, entre otras, pueden reconfigurar las relaciones estadunidenses con el resto del mundo, en especial con nuestro país.
México, blanco de ataques
Nuestro país ha sido uno de los principales objetivos de los ataques de Donald Trump a lo largo de su campaña por la nominación presidencial del Partido Republicano.
El empresario acumula una larga lista de acusaciones y agravios contra México, su población y los migrantes de origen mexicano que viven de manera ilegal en Estados Unidos. En caso de un triunfo de Trump en la elección presidencial del mes de noviembre, las consecuencias para la relación entre ambos países, estratégicas y de las más importantes para ambos, podrían tener un fuerte impacto en sus economías, en el intercambio comercial y en migración, principalmente, advierten analistas.
Frontera, vital para México y EU
En primer lugar, el candidato republicano a la presidencia anuncia que de ganar el Ejecutivo federal de Estados Unidos (EU) construirá un muro y que obligará a México a pagarlo, el cual tendría el objetivo de evitar el paso de migrantes indocumentados, miembros del crimen organizado y drogas.
México y Estados Unidos comparten una frontera de tres mil 140 kilómetros, es la más transitada del mundo por la que cruzan al día un millón de personas y 300 mil vehículos, por lo que de cumplir su amenaza de construir un muro —posibilidad que legisladores y políticos estadunidenses consideran como inviable e inútil— afectaría una relación fronteriza vital para ambas naciones.
En la frontera común se unen diez esta- dos, cuatro de la Unión Americana y seis de
México que conjuntamente conforman un territorio de dos millones 678 mil 569 km2, donde viven más de 83 millones de personas, en el que se desarrollan diversas actividades comerciales, así como el flujo de bienes, personas y servicios.
TLCAN: acuerdo exitoso
Donald Trump ha insistido en que renegociará e inclusive cancelará el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con México, al que llama el “peor tratado de comercio” en la historia de EU, si no se llega a un acuerdo a favor de los estadunidenses.
Los datos del intercambio comercial a partir del TLCAN no dejan lugar a dudas acerca de los beneficios para ambos países, incluido Canadá.
En 2015 ambos países comercializaron más de 532 mil millones de dólares, lo que representa más de un millón de dólares por minuto.
Este intercambio comercial fue mayor a la suma del comercio que EU tuvo con Japón, Alemania y Corea del Sur juntos.
México es el tercer socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de las exportaciones de California, Arizona y Texas, y el segundo mercado para otros 20 estados. Además, unos seis millones de empleos en la Unión Americana dependen del comercio con nuestro país.
Migración: beneficios mutuos
En materia migratoria, Donald Trump ha dicho que México envía a Estados Unidos criminales, violadores, traficantes y drogas, por lo que de ganar la presidencia estadunidense aplicará una serie de medidas antiinmigrantes: como mayores castigos por la violación de las leyes de migración.
La importancia de los trabajadores de origen mexicano en la economía de la primera potencia del mundo ha sido reconocida por el presidente Barack Obama y los sectores productivos de ese país.
En Estados Unidos viven casi 35 millones de personas de origen mexicano, que representan la mayor población de habla hispana con 64.1%: son la minoría poblacional más grande, generan unos 240 mil millones de dólares al año y pagan unos 90 mil millones de dólares en impuestos.
En tanto, las remesas que envían al país los connacionales se mantienen como la principal fuente de ingresos de México, por encima del petróleo y la inversión extranjera directa.
En 2015 ingresaron por ese concepto 24 mil 771 millones de dólares, de acuerdo con
el Banco de México, en tanto que las exportaciones petroleras alcanzaron 23 mil 432 millones de dólares.
Clinton, reforzar lazos
En contraste a los ataques del candidato republicano Donald Trump por la construcción de un muro en la frontera con México, la aspirante demócrata a la Presidencia de Estado Unidos Hillary Clinton, afirmó que no se construirá un muro y en su lugar se construirá una economía en la cual cualquiera pueda conseguir trabajo.
Pero qué espera México si Clinton llega a la Casa Blanca. El profesor del Departamento de Estudios Sociales y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey campus Estado de México, David Sarquís Ramírez, indica que “se ha especulado mucho en relación con lo que significaría para nuestro país si Donald Trump llegara a la presidencia, porque él ha tenido un discurso duro contra México y que privilegia la posición de Estados Unidos”.
Señala que “Trump quiere que regresen las fábricas a Estados Unidos, que regresen los empleos y quiere mayor protección para que haya menos migración ilegal. Esto evidentemente encendió los focos de alarma de los analistas. Pero en relación con los demócratas no ha habido tanta preocupación o motivo de reflexión, porque en general se asume que estos tienen una buena relación con México”.
Además, considera que “si se examinan los dos periodos de los dos últimos presidentes —George Bush hijo y Barack Obama— encontramos que en realidad no hay tanta diferencia en el trato que Estados Unidos le da a México”. El Partido Republicano como el Demócrata han estado en el poder, independientemente del discurso que se produce durante las campañas. “Existe una especie de política de Estado hacia México que ha sido muy uniforme en el curso de por lo menos 16 años.
Y si observamos más atrás, veremos que tampoco ha cambiado mucho la relación de Estados Unidos con México. Esto nos lleva a suponer que si Hillary Clinton alcanza la presidencia y observamos lo que ha ocurrido durante la presidencia de Obama, pienso que no habrá en realidad muchos cambios y margen para mejorar la situación”, comenta Sarquís.
Migración
La candidata demócrata ha prometido una reforma migratoria que pueda otorgar la ciudadanía estadunidense a millones de inmigrantes.
—¿Doctor Sarquís, considera esto posible o es solo una propuesta de campaña que se quedará en el aire?
—Las expectativas relativas a una resolución favorable para los más de diez o doce millones de compatriotas que se encuentran de manera irregular en Estados Unidos, seguirán siendo igual o incluso podrían empeorar. ¿Y esto por qué? Porque Clinton se vería en la necesidad de responder a las inquietudes que ha generado su discurso con respecto de la regulación legal. Cabe recordar que el presidente Obama ofreció una serie de beneficios a los migrantes y no obstante ha sido el mandatario que más mexicanos ha deportado. En este sentido, Hillary Clinton no va a tener mucho margen de acción y tendrá que endurecer tanto las medidas de vigilancia en la frontera como las medidas de control con respecto de los mexicanos que ya se encuentran en territorio. Así es que lamentablemente gane Clinton o gane Trump, la situación de la relación con México y nuestros connacionales sería muy semejante a la actual.
—En el plano económico, ¿considera que la relación México-Estados Unidos pueda tener beneficios?
—Los estadunidenses lo han dicho con mucha claridad desde hace mucho tiempo: ellos no tienen amigos, tienen intereses. Esto es histórico. Lo han dicho importantes funcionarios en diversas ocasiones y en diversos tonos. Lo que les preocupa, sea por el lado de los demócratas o de los republicanos, es una mejor economía. A pesar de que Obama los ha venido sacando de la recesión luego de la terrible crisis de 2008, quien llegue a la Casa Blanca tendrá que hacer un esfuerzo muy grande para tratar de reactivar la economía. Esto implica por un lado buscar mayor control respecto del trabajo de los inmigrantes y en general, y por otro lado lo que ambos candi- datos han estado señalando sobre revisar los tratados comerciales. En el caso de México, la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el Acuerdo Transpacífico son elementos que seguramente se renegociarán, por lo que nuestras autoridades tienen que estar muy bien preparadas para poder negociar desde una postura sólida a favor de los intereses de México.
Seguridad
De 2009 a 2013, Hillary Clinton se desempeñó como secretaria de Estado. Durante su gestión renegoció con México la Iniciativa Mérida, cuyo objetivo es desmantelar las organizaciones criminales, reforzar el Estado de Derecho y la seguridad fronteriza. En 2010, Clinton dijo que en México los cárteles de la droga mostraban cada vez más indicios de insurgencia y que la situación del país se parecía cada vez más a la de Colombia 20 años atrás. El entonces presidente Felipe Calderón pidió a Clinton retirar a su embajador por la declaración que hace con respecto de la incapacidad del gobierno frente al narcotráfico.
—En este sentido, ¿veremos una política diferente a la actual en el combate contra ese flagelo?
—Efectivamente, la crítica que se ha hecho desde Estados Unidos es que México no ha cumplido con sus compromisos sobre la lucha contra el tráfico de estupefacientes. Se debe tomar en cuenta que precisamente uno de los motivos por el que ambos candidatos han hablado insistentemente de un mayor control fronterizo no es solo por la cuestión del paso de ingreso de trabajadores ilegales, sino porque también consideran que es el paso de ingreso de los traficantes de drogas, de lavado- res de dinero, de traficantes de armas, de traficantes de personas, etcétera. En realidad todo está ligado en el mismo paquete. La seguridad es otro punto importante en las agendas de campaña. Con la cuestión de los ataques terroristas internos y externos y la violencia racial registrada en los últimos meses, seguramente veremos cambios in-ternos pero respecto de México veremos una mayor vigilancia en las fronteras y un mayor control de movimientos de personas en el ámbito de Estados Unidos.
—Por último, el escenario mundial ¿qué espera con Hillary Clinton?
—Considero que en general la estrategia de los demócratas ha sido no actuar de manera unilateral en el plano internacional. Esto se inició desde el periodo de William Clinton. Y aunque con la llegada de George W. Bush hijo a la Presidencia de Estados Unidos se registró una política unilateral. Obama revirtió de nuevo esa situación y regresó a la política de William Clinton que afirma que Estados Unidos no es la policía del mundo y que esta tarea corresponde a toda la comunidad internacional.
“Por ejemplo, para combatir al autodenominado Estado Islámico es necesario que los países de esa región se unan y organicen y luego serán apoyados por Estados Unidos. Y esta política Obama la implementó justamente bajo la supervisión de Hillary Clinton, por ende esto podría sugerir que ella estaría orientada a seguir esa misma línea de tratar de evitar los enfrentamientos unilaterales. Sin embargo, ya que las fuertes críticas sobre todo de los conservadores con respecto de acciones que consideran tibias por parte de Obama en diversos conflictos internacionales, es muy probable que Clinton pueda tratar de ejercer un poco más de acción y demostrar su autoridad para que el pueblo estadunidense vea que se está haciendo algo más fuerte. Ella podría demostrar que aun siendo mujer cuenta con la autoridad suficiente para combatir las amenazas a la seguridad nacional e internacional”, concluye David Sarquís.