Esta semana el presidente Barack Obama dio su quinto informe de gobierno ante el Congreso estadunidense. A pesar de no tener tanto rating como la toma de protesta, este discurso puede ser un indicador de lo que viene.
Este año se esperaba que el presidente hiciera un llamado de cooperación a los republicanos, ya que están pendientes las negociaciones para balancear el presupuesto y evitar drásticos recortes al gasto.
Sin embargo, Obama parece seguir confiado después de su reelección y está enfocado más en su legado que en la cooperación con los republicanos: en su discurso delineó una agenda liberal, cuyos puntos sin duda encontrarán resistencia de la derecha.
Entre ellos, habló de incrementar el salario mínimo, mejorar la educación primaria y superior y, por supuesto, del control de armas y la reforma migratoria.
Obama disfruta del capital político que ganó con su reelección, pero sus compañeros de partido en las cámaras no están en la misma situación, ya que enfrentarán elecciones intermedias el próximo año.
Así, a pesar de las buenas intenciones del Ejecutivo, las propuestas liberales enfrentarán amplia resistencia.
La respuesta republicana
En Estados Unidos la oposición tiene la oportunidad de responder al informe de gobierno del presidente; y este año los republicanos eligieron al senador Marco Rubio para ello.
Este senador de origen latino ha ganado visibilidad en la escena política y se perfila como uno de los posibles candidatos a la Presidencia en 2016.
Luego del fracaso electoral del Partido Republicano en cuanto a respaldo de las minorías, Rubio hizo un llamado a sus copartidarios a modernizarse e incluso impulsó una propuesta de reforma migratoria para apelar a los electores latinos.
Sin embargo, en esta ocasión el discurso de Rubio no tuvo nada de moderno, pues se enfocó en los mismos temas que se repitieron una y otra vez en la campaña de Mitt Romney: gobierno limitado, mercado libre y una firme oposición a subir los impuestos.
Estas ideas encuentran eco en la base republicana, pero no le bastarán a Rubio para atraer a electores moderados e independientes. Le funcionarán para las elecciones intermedias y quizás en las primarias; sin embargo, si quiere llegar a la presidencia tendrá que hacer más que hablar de su origen latino.
Polarización
Si algo quedó claro después del informe de gobierno es que la política estadunidense sigue polarizada. Ni Obama ni el Partido Republicano, representado por Rubio, dieron señales de estar dispuestos a cooperar.
El presidente sabe que se enfrenta a un Congreso dividido, que podría detener sus propuestas, pero aun así se mantuvo firme en su agenda. Estas divisiones tan profundas se harán evidentes cuando comiencen las negociaciones del presupuesto.
La única iniciativa bipartidista que hemos visto este año ha sido la reforma migratoria, impulsada por legisladores de ambos partidos y apoyada por el presidente. Esperemos que no sea afectada también por la polarización en Washington.