Por Claudia Luna Palencia
En el reciente Foro Vínculo Atlántico realizado en la isla de la Toja, Pontevedra, se analizaron además de temas políticos dos asuntos que mucho inquietan aquí en Europa: el futuro de las migraciones y el impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en la fuerza laboral.
En términos del devenir económico se transita en una fase delicadísima y crucial en el renglón de la producción y de la productividad, tan preponderante como la introducción de máquinas como la Jenny, en 1770, que terminó desplazando a miles de obreros de las fábricas hiladoras y marcó el hito del surgimiento de la Primera Revolución Industrial.
Después, en la Segunda Revolución Industrial, lo hizo el motor de combustión acelerando el proceso fabril, aunque contribuyó a tecnificar el campo insertando cambios en el ámbito de la producción del sector primario y del sector secundario.
Con la llegada de la Tercera Revolución Industrial se dinamizó al sector secundario pero se empezó a trastocar el sector terciario, que es el de los servicios, donde labora la mayoría de las personas en el mundo: tanto la Tercera como la Cuarta Revolución Industrial están anidándose en el sector terciario de la producción.
Los avances tecnológicos, si bien han creado beneficios, también han tenido sus consecuencias colaterales: han desaparecido cientos de oficios. Y esta vez la revolución digital, junto con la IA, amenazan con desaparecer además muchas profesiones.
La conclusión de los expertos participantes en el evento en la Toja es que nadie está listo para el enorme alud social resultado de tener un mundo a varias velocidades socioeconómicas, tecnológicas y productivas.
El sector servicios es el generador del empleo a nivel global. En la próxima década irá introduciendo cambios acelerados con la IA irrumpiendo de forma pronunciada. La digitalización borrará muchos servicios tangibles para volverlos virtuales.
No es un secreto a voces que la Cuarta Revolución Industrial provocará un nuevo desplazamiento laboral, otra gran extinción de oficios y profesiones, y esta vez la competencia será codo a codo con un robot.
En la postura de José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, habrá que buscar formas de cómo sobrevivir, anticiparse con inventiva, con ingenio; y adaptarse para salir venturosos.
“¡Qué tiempos vivimos! Esta nueva revolución industrial está siendo mucho más significativa, mucho mayor, que cuando surgió el smartphone”, dijo durante su intervención para hablar de la digitalización, su futuro y valores.
Álvarez-Pallete anticipó que al menos 40% de las Pequeñas y medianas empresas (Pymes) podría desaparecer en los próximos años debido a la IA, por lo que invitó a los empresarios de todos los tamaños a prepararse, anticiparse y no tenerle miedo a la digitalización.
“Me mantengo optimista sobre el momento histórico actual en que se encuentra Europa. Tenemos una oportunidad única para hacer una transición digital exitosa que espero sea inclusiva y justa para todos”, expresó.
En Europa la intención es competir liderando sectores clave para el futuro, como la automoción, la industria aeroespacial, la química o la biotecnología.
Sin embargo el empresario de una de las multinacionales del Ibex 35 reconoció sentirse “preocupado” porque el camino inmediato en la evolución del ser humano dependerá “de las máquinas y de las tecnologías”.
Ello implica “nuevos retos y desafíos para la seguridad, porque uno de los problemas de las nuevas tecnologías es que toda nuestra información se sube a una nube que puede corromperse dejándonos expuestos”, afirmó inquieto.
¿Un futuro con claroscuros digitales? Para Álvarez-Pallete la respuesta es clara: “Tenemos que creer en el futuro porque es bueno, tenemos que tener confianza y creer en la seguridad. A nivel anual se gastan 600 mil millones de dólares en ciberseguridad, que es la misma cantidad que se destina a combatir el cambio climático”.
De la posición de España en esta nueva fase industrial y digital el empresario afirmó que la nación ibérica está preparada porque cuenta con una red de fibra óptica y avanza en las coberturas 4G y 5G.
“España está más preparada que nunca para afrontar esta nueva revolución industrial. Me parece que se pueden tener muchas ventajas, a pesar de riesgos como el robo de datos o la ciberdelincuencia”, aseveró.
En la visión de uno de los líderes ejecutivos más reconocidos del país ibérico “vivimos la era no solo de la tecnología sino del humanismo”, por lo que recordó un informe del World Economic Forum que anticipa que de 2018 a 2022 la diferencia entre empleos que desaparecerán frente a los de nueva creación “dejará un saldo positivo de 58 millones de nuevos puestos de trabajo”.
Empleos en extinción
¿Qué empleos desaparecerán? Para ADEI (Observatorio para el Análisis y Desarrollo Económico de Internet) los más vulnerables son los oficios y actividades manuales.
El análisis El trabajo del futuro, elaborado por ADEI junto con Google, revela que los riesgos de desplazamiento laboral radican en fuerzas armadas, manualidades elementales, operadores y montadores, trabajos calificados industriales, trabajadores ligados con la restauración y el comercio, contables y administrativos; profesionales de apoyo y doctores y gerentes.
Surgirá en cambio la especialización milimétrica en puestos laborales, el megaejecutivo capacitado para la toma de decisiones al más alto nivel, un supervisor que no podrá ser desocupado por un robot…
Las fuerzas armadas se preparan hasta para los submarinos nucleares no tripulados. Según un dossier del Ministerio de Defensa español, los actuales submarinos nucleares capaces de permanecer meses sumergidos pueden llegar a costar dos mil millones de dólares por unidad, mientras que con un sumergible no tripulado y a manos de la IA el costo estimado sería de diez millones de dólares.
Las nuevas estrategias militares contarán con armas prototipo de última generación (elaboradas para conflictos en ciudades) que conservarán la infraestructura y matarán con precisión a todo organismo vivo inclusive dentro de cuevas o búnkeres.
Por ende quedará redefinido el combatiente del futuro. El robot de batalla se diseña bajo un sistema de quinta generación con armas dobles de neutrones, superaleación de materiales compuestos con multilanzadores de granadas y capaz de liarse cuerpo a cuerpo en campo abierto.
Mientras, en el sector agrícola el trabajo manual pronto quedará a merced de Tarzán, una máquina fabricada con fibra de carbono que tiene la cualidad de desplazarse dentro de los cultivos, tomar muestras, rociar fertilizantes y pesticidas allá donde decida que es necesario hacerlo; su presencia complementará a los drones y reemplazará a muchos jornaleros.
Precisamente el World Economic Forum anticipa que donde se cierre un trabajo también se abrirá una nueva oportunidad porque “la robotización generará más de dos millones de empleos en economías como la española hasta 2030”.
Aunque en otros países, como Estados Unidos, su ciclo económico expansivo se verá frenado precisamente por la introducción de la robótica en sus procesos: en la economía norteamericana por cada robot industrial se pierde una media de 5.6 empleos.
Inmigrantes, su lado positivo
Hubo otras intervenciones como la de Antonio Vitorino, director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas, en un panel donde junto con Cristina Gallach, alta comisionada de la Agenda 2030, debatieron sobre las migraciones como un enorme movimiento global, imparable y al que hay que orientar para que tenga sus aspectos positivos en potencia.
Por ejemplo el volumen de remesas movilizado anualmente es una masa cuantiosa de dinero. Gallach señaló que el Banco Mundial tiene datos de 690 mil millones de dólares en remesas, tan crecientes que han superado a la Inversión Extranjera Directa (IED) como la mayor afluencia de capital en el extranjero.
En este sentido Vitorino habló de su potencial: “La inmigración no es mala cosa”, comentó, pero hay que trabajar en la adaptación. “Tenemos algunos países altamente dependientes de estas remesas, son un volumen necesario, un oxígeno para sus finanzas; el reto radica en convertirlas en grandes instrumentos de desarrollo”, esgrimió el funcionario de la ONU.
Entretanto, Gallach invitó a que las instituciones de crédito y otros organismos trabajen en pro de bancarizar a millones de migrantes para evitar que su dinero sea operado por mafias.
“Las remesas son dinero privado pero puede crearse una masa de instrumentos de inversión con garantías de seguridad y control y ese dinero invertirse en programas de desarrollo”, recomendó la funcionaria.
A su vez Vitorino añadió que los organismos internacionales deben coadyuvar a crear facilidades para las remesas “a fin de hacerlas más coherentes y seguras para los migrantes”, sobre todo en un marco de ayuda a los países: “Tenemos que algunos Estados se han comprometido a aportar un dólar por cada dólar que entra de su población emigrada para canalizarlos a programas de desarrollo”.
Del costo bancario tanto Vitorino como Gallach coincidieron en la necesidad de bajar los costos de las remesas enviadas, “un punto importante en el que se está trabajando” para que se reduzcan de 10 a 5%, aunque “lo ideal es ajustarlas a 3 por ciento”.
Con la digitalización y su avance “surgirán otras alternativas a las bancarias para enviar el dinero de las remesas; habrá nuevos instrumentos que tenderán a ser los más utilizados; entonces los bancos deben mejorar lo más pronto posible el cobro de sus comisiones”, recomendó Vitorino.
La verdad en torno de las migraciones, aseveraron los ejecutivos participantes, no se sabe realmente en su compleja dimensión: ni desde el punto de vista de todo el sufrimiento que hay detrás, ni de todo su potencial, ya que generan una corriente de dinero de enorme relevancia.