En los últimos 20 años, cientos de padres víctimas de la guerra salvadoreña han padecido la incertidumbre y el dolor de no tener respuestas básicas a lo sucedido con sus niños, hoy jóvenes, desaparecidos.
Algunos han perdido la esperanza de encontrarlos o dar con los responsables de los crímenes para llevarlos a los tribunales de justicia. Otros cientos de casos han sido resueltos y las familias ya se reencontraron o se encontraron los restos de los infantes.
Pero, por primera vez, la organización no gubernamental Probúsqueda dice haber documentado al menos una decena de casos de menores que fueron hurtados por militares salvadoreños, de bajo y mediano rango, para quedarse con ellos, para regalarlos o para ofrecerlos en adopción a cambio de dinero.
Así, el Salvador se constituye en la segunda nación latinoamericana cuyas Fuerzas Armadas están involucradas en desaparecimientos, adopciones ilegales y retenciones de niños después de Argentina.
El rapto de menores en El Salvador ocurrió en medio de una guerra civil entre el estado y la guerrilla denominada Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Los menores salvadoreños fueron separados de sus familias después de los combates que desplazaban a la población civil, víctima del conflicto.
Probúsqueda y la oficial Comisión Nacional de Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos, creada en 2010 por el presidente Mauricio Funes, a instancias de una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2005, creen que casos que involucran miembros del Ejército salvadoreño pueden aumentar dramáticamente si el Ministerio de Defensa atiende los pedidos y hace públicos los archivos de la guerra, que dan cuenta de los responsables de las operaciones castrenses durante la guerra.