El Papa Francisco visitó este jueves la favela (barrio marginal) Varginha, en la zona norte de la ciudad brasileña de Río de Janeiro, bajo una persistente lluvia que fue soportada por miles de fieles en las calles.
El pontífice llegó al lugar en el Papamóvil, el cual se detuvo en varias oportunidades para que Francisco se aproximara a la gente, ocasiones en las cuales los guardias de seguridad le acercaron niños para que recibieran la bendición papal.
La primera actividad en Varginha, favela donde viven unas 2 mil personas y que fue pacificada por la policía brasileña hace unos meses, fue realizar una oración y bendecir la Capilla San Jerónimo, la que fue visitada por Santa Teresa de Calcuta en 1972.
En su caminata por las calles de la favela el Papa Francisco recibió varios regalos, entre ellos playeras, e impartió bendiciones a niños, ancianos y personas enfermas que lo esperaban tras las vallas de seguridad bajo una fuerte lluvia.
En un pequeño campo deportivo de la favela, en la cual se reunieron unas 25 mil personas, el Papa escuchó el saludo de un joven, tras lo cual Francisco les dijo a los fieles que su deseo era “visitar todos los barrios de este país”.
Añadió que su deseo era visitar las casas brasileñas para “pedir agua o beber un cafecito, no mejor un poco de cachaza (aguardiente de caña de azúcar)", frase que terminó con una notoria carcajada.

Agradeció por la acogida que la ha dado el pueblo brasileño desde el lunes pasado, cuando llegó a ese país para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), y dijo que este país “puede dar una lección muy grande de solidaridad al mundo”.
“No se cansen de trabajar por un mundo más justo y solidario”, aseveró el jerarca de la Iglesia católica, quien les pidió a los fieles no dejar entrar en sus corazones “la cultura desechable”.
Les indicó a los miles de fieles que “ustedes no están solos, la iglesia esta con ustedes, el Papa esta con ustedes”, tras lo cual les impartió una bendición y se retiró del lugar en un vehículo gris.