En México casi 30% de las personas que superan los 70 años presentan incontinencia urinaria. Este problema causa que disminuya su autoestima, se aíslan del resto de la familia y amigos, evitan jugar con los nietos y rechazan invitaciones para salir al cine, pasear por el parque o viajar, lo cual a la larga les genera tristeza, soledad y depresió
¿Qué es?
La incontinencia urinaria consiste en el escape de poca o mucha orina involuntariamente, la necesidad de acudir con frecuencia al baño o levantarse varias veces en la noche, padecer dificultad para aguantarse y dolor y molestias para orinar, lo que es resultado de una alteración en el funcionamiento de la vejiga o el esfínter urinario, explica Gonzalo Hagerman Ruiz-Galindo, especialista en cirugía de colon y recto e integrante de la Asociación Mexicana de Cirugía del Aparato Digestivo.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 200 millones de personas, entre ellas 25 millones de latinoamericanos, presentan incontinencia urinaria.
Cabe destacar que la pérdida involuntaria de orina, ya sea en pequeños goteos o por no poder alcanzar el baño, se asocia frecuentemente con los adultos mayores, pero se puede presentar a cualquier edad y en 75% de los casos se trata de mujeres.
En muchos casos la incontinencia urinaria es un trastorno transitorio, por lo que resulta muy importante su temprana detección para llevar un tratamiento que permita la mejora y evite la permanencia de esta condición en el adulto mayor.
La continencia urinaria se mantiene si las estructuras que participan en la micción —vejiga, uretra, músculos de la pelvis, médula espinal y nervios periféricos— logran permanecer sin alteraciones, pero para ello se debe contar con un estado cognitivo saludable, que reconozca la necesidad de micción y, además, una adecuada movilidad. Cualquier alteración en alguno de estos elementos podría generar incontinencia urinaria, explica el experto.
La incontinencia urinaria es una condición médica causada por la falta de control del esfínter de la uretra y un debilitamiento en el soporte pélvico de la vejiga y de la uretra. Aunque suele relacionarse con la edad, hay muchas mujeres jóvenes que la padecen desde su primer parto, afectando significativamente su vida familiar, social y profesional.

Incontinencia fecal
Otro de los problemas, no solo de los adultos mayores sino de pacientes diversos, es la incontinencia fecal, la cual puede presentarse en personas que han superado un cáncer anal o de próstata donde al pasar por una cirugía se ven afectados los nervios que controlan el esfínter; así como enfermedad inflamatoria crónica intestinal, accidentes automovilísticos, entre otros.
“Hay varios factores por los que una persona puede presentar incontinencia fecal. Entre ellos, que exista un problema de conducción nerviosa, que se presente un daño neurológico en el mecanismo de control, y otro es que exista una lesión en el mecanismo de esfínter”, expone Hagerman Ruiz-Galindo, integrante de la Sociedad Mexicana de Cirujanos de Recto y Colon.
Las personas que sufrían de incontinencia fecal tenían como alternativa quirúrgica la reconstrucción del músculo externo, donde 50% de los pacientes no presentaban problemas después de tres a cinco años, sin embargo después de ese período volvían a tener incontinencia porque decaía su función.
Hace dos décadas apareció en Europa la neuromodulación, el cual ayuda a controlar el esfínter en los pacientes. “Tenemos información ya con estudios a largo plazo, de diez a 15 años, donde se observa que la mejoría persiste en los pacientes que han sido tratados con esta terapia”, resalta.

Neuromodulador
Las personas con incontinencia urinaria o fecal ya pueden acceder a un tratamiento que consiste en utilizar un neuromodulador, el cual es un dispositivo que se implanta bajo la piel.
Dicho dispositivo manda impulsos eléctricos suaves que estimulan de forma continua los nervios sacros, mismos que controlan el intestino, el recto y la vejiga, ayudando a recobrar el control de las funciones intestinales y vesicales. “Los adultos mayores que enfrentan incontinencia fecal y urinaria pueden solucionar las dos afecciones al mismo tiempo”, recomienda.
El especialista en cirugía de colon y recto detalla que el procedimiento dura entre 45 minutos y una hora, donde se implanta un electrodo (cable fino) bajo la piel en la zona del sacro. El electrodo se conecta a un estimulador de prueba externo, que envía impulsos eléctricos suaves a los nervios sacros para comprobar si esos impulsos pueden hacer que el intestino y la vejiga funcionen correctamente.
Otro de los beneficios de esta terapia es que es segura y reversible, es decir, se puede interrumpir en el momento deseado. Los pacientes recuperan su calidad de vida, disminuyen los episodios de incontinencia y reducen las molestias abdominales.
Ante cualquier síntoma de incontinencia urinaria o fecal es importante acudir al médico especialista para conocer el origen y recibir el tratamiento oportuno y adecuado.