4 mitos sobre sexualidad

Existe un sinfín de mitos asentados como creencias en la sociedad mexicana y que permean hasta la conducta.

Que no te engañen, existen un sinfín de mitos sobre sexualidad
Foto: Internet
Lucía de los Santos
Todo menos politica
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A veces me parece increíble el nivel de desinformación sexual en el país. Existe un sinfín de mitos asentados como creencias en la sociedad mexicana y que permean hasta la conducta. Aquí enlisto sólo 4 de ellos e intento desmitificarlos:


La mujer requiere de penetración para llegar al orgasmo

Contrario a lo que suele pensarse, es la estimulación del clítoris la que se vuelve relevante para alcanzar el orgasmo. Incluso se debate que el orgasmo vaginal o con penetración sólo es logrado debido a que también se estimula el clítoris por el hueso pubiano. En conclusión, no. La mujer no requiere de la penetración para el orgasmo.

También existe la creencia que entre más adentro o más intensa la penetración, mejor orgasmo, cuando la verdad es que si la penetración es muy profunda, pueda llegar a pegar en el cuello del cerviz y ser muy doloroso. De paso aclaro que el tamaño del pene es poco relevante pues la vagina mide de 8 a 12cm.


Tener relaciones sexuales con alguien del mismo sexo/género es igual a ser homosexual

La homosexualidad no es un acto, una conducta o unos cuantos eventos. La homosexualidad es un tipo de orientación sexual y ésta se refiere a “la organización específica del erotismo y/o vínculo emocional de un individuo en relación al género de la pareja involucrada en la actividad sexual”.

En otras palabras, sólo existe la homosexualidad cuando el placer sexual, el erotismo, las fantasías, así como el amor, el interés de relacionarse y de vincularse están depositados en alguien del mismo género. En otras palabras, “cocinar una o dos veces no te hace chef”. Es necesario que exista el interés en establecer vínculos amorosos o afectivos y no basta con el comportamiento.


Los homosexuales son promiscuos y siempre quieren ligarse a heterosexuales

Las personas homosexuales, tal como los heterosexuales, tienen ciertas preferencias. Es decir, así como a un hombre heterosexual le gustan chaparritas y a otro güeras, en la homosexualidad aplica el mismo principio. Se piensa que por el simple hecho de ser lesbiana quieres con todas las mujeres o por ser gay quieres con todos los hombres y no es al caso. Sería como decir que por ser mujer heterosexual me gustan todos los hombres.

Igualmente se piensa que los homosexuales son promiscuos. La promiscuidad sí se puede observar en el caso de los homosexuales masculinos. Esto se debe en gran parte a que, homosexuales o no, el nivel de testosterona en los hombres es más elevado y buscarán más sexo. Así, en la relación homosexual (de dos hombres) es más viable que aumente la frecuencia del encuentro sexual.


La impotencia en los hombres implica un pérdida en la virilidad así como infertilidad

La virilidad refiere a la masculinidad. Ningún hombre se hace menos masculino por impotencia. Esta concepción tiene mucho más que ver con la concepción social y machista de “los hombres de verdad”. La impotencia solo implica la imposibilidad de alcanzar o mantener una erección. En otras palabras, la fertilidad radica en los espermatozoides y no en las erecciones. Claro que es mucho más difícil lograr embarazar a alguien con el acto sexual (penetración y eyaculación en la vagina) que cuando no hay erección, pero no quiere decir que el hombre que padece de impotencia no podrá tener hijos nunca.

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