Con más de 15 años casados, Christian y Marcia han tenido que lidiar con trastornos de paranoia y ansiedad, pero con la esperanza de un día sentir la libertad que buscan para estar bien, al lado de sus dos hijos que son el soporte de sus vidas.
La pareja lleva años “batallando” con estas enfermedades que los tienen en calidad de “prisioneros” en sus propias casas, debido a que en sus más severas crisis se la pasan encerrados por el miedo a cualquier tipo de situación que se vive en la calle.
Christian y el temor a la muerte
Christian tiene 44 años y labora en una empresa familiar de publicidad en donde comprenden su condición de salud mental y lo ayudan en sus etapas difíciles que le impiden trabajar, por el miedo incontrolable de que lo persiguen para matarlo.
“Voy por la calle manejando y volteo al carro de mi lado y creo firmemente que la persona va a sacar un arma para matarme; también si voy a un centro comercial y alguien habla por celular pienso que está tramando matarme”.

Desde muy joven, Christian consume alcohol y en algunas etapas de su vida, cocaína, pero es hasta la última década cuando se encuentra más alejado de los vicios.
“La psiquiatra me dice que padezco paranoia y que empezó cuando yo era muy chico, pero siempre me he considerado normal, me ha gustado vivir, divertirme, viajar, pero ahora no puedo, estoy en crisis desde hace ocho meses, no voy al cine ni a las plazas, hasta hace poco trabajo y también dejé de manejar mucho tiempo”.
La ansiedad de Marcia
Marcia reconoció que padece ansiedad desde los 17 años y ahora, a sus 46, vive la etapa más difícil de su vida, porque llegó al grado de no salir de casa por semanas.
Desde hace 5 meses, Marcia acude a terapia y pese a su condición, se muestra optimista y aliviada: “tengo muchas ganas de curarme y ser como todas las mamás”.
“Mis hijos están contentos porque me ven de buen ánimo y porque saben que le estoy echando ganas para convivir con ellos, como lo hacen todas las familias”.

En busca de salud mental
Ramón Flores, psiquiatra del Centro Comunitario de Salud Mental del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, dijo que existe mucha esperanza para quienes padecen algún tipo de trastorno mental.
“En México hay más de dos millones de personas con algún trastorno mental grave y se sabe que alrededor del 15 por ciento de la población podría padecer, en algún momento de sus vidas, una enfermedad mental”.
Flores mencionó que nadie debe avergonzarse por padecer un trastorno que no ha elegido y debe saber que en la actualidad existen mayores oportunidades de ser tratado, sin necesidad de ser recluido en una clínica mental, y puede volver a reincorporarse social y laboralmente.
Gracias a la psicofarmacología y al desarrollo de técnicas psicológicas todos los pacientes mentales tienen la esperanza de que podrán llevar una vida sana y con calidad.
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