Empoderamiento: estrategia crucial para la igualdad (I/II)

De acuerdo con la OMS el género es un determinante de la salud, que impacta en situaciones de riesgo, vulnerabilidad y violencia.

Redacción
Todo menos politica
Compartir

Por Monserrat Bonilla

Desde hace décadas, la lucha por el empoderamiento de millones de mujeres ha buscado traspasar naciones, culturas y fronteras para lograr la igualdad y equidad de género, pero las acciones a favor de la seguridad y el bienestar son el primer paso para conseguirlo: sólo sin discriminación y violencia se podrá avanzar en esta cruzada.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) declara este año como tema del Día Internacional de la Mujer (a celebrarse el 8 de marzo) que Una promesa es una promesa: momento de pasar a la acción para acabar con la violencia contra la mujer.

Los expertos opinan sobre las necesidades imperantes en la materia, ya que de acuerdo con diferentes evaluaciones y estándares internacionales, en México aún hay mucho por hacer.

Lucha

Diferentes organismos internacionales, a través de indicadores en salud, educación, empleo y participación política, evalúan el avance de las naciones en la lucha contra la discriminación y la desigualdad de género.

Durante la Cumbre del Milenio, por ejemplo, la ONU estableció como uno de los Objetivos de Desarrollo (ODM) el promover la igualdad de género a través de la eliminación de las desigualdades entre los sexos en la enseñanza primaria y secundaria para 2005 y en todos los niveles en 2015.

Sin embargo, este enfoque con base en la inversión en la educación tiene limitados alcances para lograr el verdadero empoderamiento: según diversos expertos, se necesitan más herramientas y políticas, pues afirman que la igualdad y la equidad de género debe permear en todas las estructuras sociales, para que con ello una mejor educación logre mejores oportunidades de empleo y participación política, o bien mejor calidad de vida y salud.

Por su parte, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) basa sus estudios en las posibilidades que tiene un individuo para disfrutar en igualdad de oportunidades una vida prolongada, saludable y creativa; es decir, el nivel de desarrollo humano.

A partir de ello, el PNUD ha buscado evaluar la condición de la mujer dentro de la sociedad y al unir este concepto —como progreso medio dentro de una población— con la igualdad entre hombres y mujeres formuló el Índice de Desarrollo relativo al Género (IDG) y el Índice de Potenciación de Género (IPG).

El primero con el fin de hacer notable la desigualdad en cuanto a una vida larga y saludable, el acervo de conocimientos y nivel de vida; mientras que el segundo refleja la participación de las mujeres en la vida pública a partir de su proporción en el Poder Legislativo, su acceso a oportunidades profesionales, su participación en la adopción de decisiones económicas y su poder sobre los recursos económicos con base en el ingreso proveniente del trabajo.

Durante 2011 México obtuvo el valor de 0.584 en IDG, al caer 15 lugares en el ranking internacional.

Este valor, en comparación con Noruega —país que ocupa el primer lugar mundial con un valor de 0.890—, Estados Unidos —el más alto de América, con 0.771— y Chile —con 0.652, el más alto de América Latina—, refleja que aún hay un largo camino por recorrer.

Bienestar

Los estándares internacionales consideran a la esperanza de vida como un indicador clave para medir el desarrollo humano.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha demostrado que el género es un determinante de la salud que impacta en situaciones de riesgo y vulnerabilidad y que, aun cuando las mujeres viven más que los hombres, no indica en realidad una mejor calidad de vida.

Hoy se reconoce que la carga excesiva de morbilidad femenina no sólo es resultado de enfermedades relacionadas con la maternidad y la salud reproductiva, sino que los roles de género y la violencia tienen una influencia directa.

Asimismo, en los indicadores sobre el derecho a la salud de las mujeres sobresale el índice de mortalidad materna, que también es “un indicador de desarrollo y de equidad, porque hay muchas cosas alrededor de este fenómeno que llevan a una mujer a fallecer y que tienen que ver con una serie de derechos que conjunta el acceso rápido y oportuno a servicios de salud”, comenta la doctora Graciela Freyermuth Enciso, secretaria técnica del Observatorio de Mortalidad Materna (OMM).

De acuerdo con Freyermuth, se relaciona con otros factores como la pobreza, una vida con violencia, una vida donde una mujer tiene poca información y educación, escasez y baja calidad en servicios de salud.

Durante 2011 el OMM registró en México 971 mujeres fallecidas por muerte materna, de las que 20% no tenía seguridad social ni protección a la salud y 54.6% murió en una clínica y/u hospital del servicio federal o estatal.

Mientras, la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) indica que en el último embarazo de las mujeres de 15 a 49 años, 97.3% recibió atención prenatal y 98% fue realizada por personal capacitado.

Además, 98% de las mujeres declaró conocer al menos un método para controlar su fecundidad, pero 61.8% de las adolescentes sexualmente activas declaró no haber usado un método anticonceptivo durante su primera relación sexual.

A su vez, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) y de la Secretaría de Salud, la mortalidad por cáncer de mama en nuestro país se incrementó en los últimos años: de 10.8 a 16.7 muertes por cada 100 mil mujeres, entre 2009 y 2011.

Asimismo, se ha incrementado el monto de fallecimientos de mujeres por causas catalogadas como violentas; es decir, agresiones, accidentes de transporte y lesiones autoinfligidas.

De acuerdo con un estudio realizado por el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las mujeres (Conavim), entre 2001 y 2010 la muerte de mujeres por arma de fuego y explosivos aumentó de 2.8 a 23.8%; por golpes, sin armas ni violación, de 8.2 a 18.7%; mientras que por ahorcamiento, estrangulación y ahogamiento, de 9 a 12.5 por ciento.

Por su parte, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) registró, de enero de 2009 a junio de 2010, 890 feminicidios. En once estados predominaron los asesinatos de jóvenes de diez a 30 años, representando 40.9% de las víctimas, mientras que 36.31% desarrollaban actividades económicas fuera del hogar; es decir, empleadas, profesionistas, comerciantes, sexoservidoras, meseras y estudiantes.

Fin último

El empoderamiento de la mujer, según los expertos, es una estrategia crucial en el camino por la igualdad y equidad de género.

¿El objetivo final? Lograr que todas las mujeres tengan la fuerza y el poder para elegir entre las opciones que se presenten con el fin de ampliar sus capacidades.

Para el PNUD, esto implica “el conocimiento de las condiciones en que se dan las relaciones de género y de las vías para modificarlas; tener control sobre sus vidas; y tener capacidad de influencia y de toma de decisiones que permitan mejorar su bienestar”.

Patricia Piñones, secretaria académica del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM, explica que “es un aspecto fundamental para el logro de la igualdad” y debe comenzar en el ámbito personal y después proyectarlo en lo colectivo. “Representa qué tan firme, clara, informada y decidida me encuentro”.

Y todo ello “nos permitiría hablar de cómo y desde qué lugares combatir las brechas de género en salud, violencia, educación, empleo… porque son producto de la discriminación”, señala.

Piñones considera que hemos avanzado como país: “Primeramente con recursos etiquetados, porque eso es fundamental; después, con legislaturas que cada vez se vuelven más hábiles”.

Asimismo, estima que el trabajo en materia de armonización legislativa comienza a dar frutos: “Tenemos la Convención para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer (Cedaw); la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing; y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer o Belém do Pará: todo ha derivado en diversas normativas y legislaciones nacionales”.

Sin embargo, la cultura patriarcal y la discriminación normalizada, naturalizada e invisibilizada son los principales obstáculos, concluye Piñones.

#cancer de mama
#salud
#organizacion mundial de la salud
#monserrat bonilla
#ultrasonido
#principal causa de muerte en mexico
#mujeres
# examen medico

×