Hasta 70% de los niños y adolescentes que utilizan lentes en México es centro de burlas, bromas pesadas, apodos, discriminación y malos tratos en las escuelas. Este ambiente de hostigamiento genera en ellos rechazo a utilizar los anteojos o los usan menos, por lo que el problema visual continúa y puede agravarse, advierten especialistas.
Sin embargo, ahora los estudiantes de primaria y secundaria que usan anteojos, así como sus padres y maestros, podrán estar un poco más tranquilos al aprobarse las reformas a la Ley General de Educación para prevenir el acoso escolar y atender con programas sicológicos a los menores afectados con ese problema, ya que este fenómeno social lacera la dignidad humana e inhibe los fines de la educación.
El dictamen, que en este momento se encuentra en el Senado para sus efectos constitucionales, pretende evitar las conductas que motivan el abandono de los estudios, causan apatía, baja autoestima, estrés social, ansiedad, depresión, trastornos sicológicos o, incluso, conductas que llevan al suicidio.
Hostigados
Los estudiantes que mayor acoso y violencia sufren son aquellos que tienen alguna deficiencia visual.
De hecho, se estima que en el país 25% de las niñas, niños y adolescentes presenta problemas de la visión, como hipermetropía (dificultad para ver de cerca), miopía (dificultad para ver de lejos) y astigmatismo (desenfoque visual), u otros trastornos como estrabismo o ambioplía (ojo perezoso), que repercuten en un inadecuado desempeño escolar y desarrollo social.
Además, una vez identificadas las alteraciones visuales y recibir la recomendación del especialista de usar lentes, los menores se muestran reticentes a ello, ya que en la escuela y en su círculo de amigos son víctimas de burlas, exclusión, señalamientos vergonzosos y críticas. De ahí que exista poco apego al tratamiento, comenta José Luis Merino, miembro de la Asociación Mexicana de Oftalmología Pediátrica.
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