Con miras a futuro

Los recursos marítimos son la mayor reserva renovable.

Generación de energía undimotriz
Foto: Internet
Montserrat Bonilla
Todo menos politica
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Actualmente, los océanos son una fuente de energía poco convencional y escasamente desarrollada, pese a representar 97% del total de agua del planeta y aunque 71% de la superficie terrestre está cubierta por agua de mar.

Y aun cuando se puede generar electricidad a través de las mareas y corrientes marinas, así como calor mediante la mareotermia, es la tecnología undimotriz (es decir, el aprovechamiento del movimiento e impacto de las olas) la que cuenta con mayores ventajas: una energía constante y predecible, además de un impacto ambiental mucho menor.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Energía (Sener), México es uno de los tan sólo seis países del mundo con potencial de desarrollo y cuenta con dos zonas de alta viabilidad: el Golfo de California y los litorales de la península de Yucatán.

Sin embargo, la industria en nuestro país apenas comienza y precisa de una mayor inversión.

En la mira

El cambio climático, el incremento en el precio de los combustibles fósiles y el interés de las naciones por la instauración de programas de sustentabilidad provocan grandes inyecciones de capital en el sector de las energías renovables.

De acuerdo con Bloomberg New Energy Finance, la inversión mundial en proyectos de este tipo se incrementará de 195 mil millones de dólares en 2010, a 395 mil en 2020, y a 460 mil en 2030.

Hoy la energía solar, hidroeléctrica y eólica son los sectores más desarrollados; sin embargo, el desenvolvimiento y progreso de la industria oceánica, mareomotriz y undimotriz dará frutos redituables en el futuro.

La Sener, en el texto Prospectiva en energías renovables 2012-2026, reporta que la capacidad mundial de energía oceánica casi se duplicó en 2011, año en el que casi 254 Megawatts (MW) entraron en operación.

Por su parte, la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) registró un promedio anual de 569 GigaWatts (GW) de generación energética con estas tecnologías en la última década; algunos de sus estudios prospectan el crecimiento más rápido de todas las formas de energía limpia entre 2010 y 2035.

Asimismo, existe la posibilidad de generar hasta 748 GW a nivel mundial en 2050, aunque no es factible el aprovechamiento total debido a condiciones ambientales y de costo-beneficio.

En especial, la industria undimotriz, cuyo potencial mundial es de dos TeraWatios por hora (TWh) y es la tecnología más amigable con el entorno, precisa de infraestructura con alto capital y desarrollo tecnológico.

De acuerdo con los expertos, se debe mejorar la eficiencia de aprovechamiento del movimiento no lineal de las olas y de la resistencia al embate entre ellas; y aquellas instalaciones que han resuelto estas condiciones tienen un costo tan alto, que disminuyen su competitividad ante otras tecnologías.
Presencia
La Sener, en dicho informe, registra que sólo algunos lugares del mundo cuentan con potencial para instalar centrales mareomotrices. Entre ellos destacan: Cabo Tres Puntas, en Argentina; Kimberleys, en Australia; Golfo de Khambat, en India; la bahía de Fundy y Frobisher, en Canadá; Chansy, en Francia; y el alto Golfo de California, en México.

Actualmente existen muy pocas centrales instaladas, de las cuales resaltan la de La Rance, Francia, y la de Nueva Escocia, Canadá, con una capacidad de 240 y 20 MegaWatts (MW), respectivamente.

Por su parte, las zonas con mayor potencial por metro de costa para el aprovechamiento de la energía undimotriz son escasas.

Actualmente existen centrales en España, Escocia, Portugal y México.

Hasta hace apenas seis meses, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) licitó la primera planta generadora de este tipo de energía en el país, pero sólo cuenta con una capacidad de tres MW.

En el proyecto, en Rosarito, Baja California, participan tres compañías mareomotrices con una construcción que cuesta 71 millones 536 mil pesos; sin embargo, es preciso aprovechar las oportunidades de este sector a través del desarrollo de tecnología.

La IEA ha desarrollado diversas recomendaciones de políticas de eficiencia energética, con el fin de ayudar a los diferentes países a lograr ahorros significativos en transporte, construcción e industria.

Sus estudios demuestran que la innovación tecnológica es el conductor clave para la transición a una economía baja en carbono y, en este contexto, los gobiernos tienen un papel muy importante, ya que a través del fomento de la investigación y desarrollo es posible lograr disminuir los costos de producción.

Por ello, el informe Energy Technology Perspectives 2012 de ese organismo hace hincapié en la necesidad de crear un clima de confianza para incrementar la inversión en energía limpia, aprovechar el potencial de la eficiencia energética y acelerar la innovación.

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