Por: Masha Zepeda
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En los grandes museos, las muestras que conllevan el gran esfuerzo de investigación, producción y complejidad teórica e histórica son las que se realizan durante el invierno y la primavera.
Son dirigidas a un público conocedor y a una crítica especializada, pero también atraen el interés de los visitantes en general (estudiantes, turistas, público cautivo).
Para el verano se piensa en muestras que atraigan al gran turismo cultural, que por lo general busca más firmas que desarrollos creativos. Y para el otoño —que pareciera es la estación más corta y que pasa rápidamente— se presentan muestras que cumplen con los cánones de calidad, pero no representan grandes esfuerzos de inversión monetaria y es el momento de que el acervo de las colecciones salga a la luz más allá de sus piezas clave.
Es por eso que el Met de Nueva York, en colaboración con el Museo Statens Kunst de Copenhague y el Centro Pompidou Musée National d’Art Moderne de París, acaba de abrir, Matisse, en busca de la pintura verdadera, una pequeña muestra dedicada al gran pintor francés Henri Matisse (1869-1964).
Digo pequeña porque reúne sólo 49 piezas de uno de los más prolíficos artistas de todos los tiempos, quien pensaba que los lienzos eran armas que le permitían “empujar más y más profundamente en la verdadera pintura” y quien fuera considerado el líder del fauvismo, una de las corrientes del arte más admiradas, en donde es fundamental el gesto espontáneo que va a la par del estallido de colores vibrantes y que revolucionó la historia del arte a partir de cuestionamientos que el propio Matisse se hacía de su obra en relación al color puro, técnicas y de cuándo una pintura estaba ya terminada. La muestra podrá verse hasta el próximo 17 de marzo de 2013.

Premio Turner 2012
Creado en 1984, uno de los más esperados reconocimientos de arte contemporáneo en el mundo visual a nivel mundial es el que anualmente se otorga en Londres: un jurado evalúa todas las propuestas de artistas de cualquier nacionalidad menores de 50 años que exponen y llevan a cabo su trabajo en el Reino Unido durante los últimos doce meses.
Como si de una premiación de los Oscar se tratara, se televisa y el conductor es una figura cinematográfica destacada.
En esta ocasión el maestro de ceremonias fue el actor Jude Law, quien desde la Tate Britain (uno de los museos de arte más importantes del mundo, que ha dividido sus sedes en dos para dedicar una exclusivamente al arte contemporáneo) dio a conocer el nombre de la ganadora, la británica Elizabeth Price, de 45 años, cuarta mujer en ganarlo gracias a su sofisticado y poético video de un incendio en unos grandes almacenes.
Cabe destacar que la artista era la menos conocida entre los candidatos, entre los que también figuraban Spartacus Chetwynd, Luke Fowler y Paul Nobles; pero eso sí: era la favorita de la crítica.
