Jaqueline Estrada Bautista, feminista, socióloga e integrante de la red feminista Políticamente Incorrectas, señala en entrevista que lo más peligroso es el no visibilizar las violencias sutiles: “El lloras o corres como niña puede escalar hasta convertirse en feminicidios”.
—¿Qué es el feminismo?
—Es una filosofía pero también una forma de vida y de activismo político que reconoce que las mujeres a lo largo de la historia han sido subordinadas y oprimidas, por lo cual es necesario generar una lucha para que tengamos igualdad de condiciones con respecto de los hombres.
—¿Qué es lo que exige actualmente este movimiento?
—En 2020 vemos nuevamente que a escala mundial América Latina es un referente ya que nuestra región es una de las más golpeadas por las desigualdades. En nuestro país tenemos esa resonancia, ese eco de nuestras compañeras latinoamericanas. En México estamos dando este ejemplo de que no podemos permitir más violencia y son las compañeras jóvenes quienes están poniendo el cuerpo y resistiendo, están tocando temas muy importantes contra el acoso sexual, así como el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos a través de la despenalización del aborto y cero impunidad hacia la violencia contra nosotras.
—¿Cuál es la mayor problemática que observas en este tema?
—La discriminación por género comienza con violencias aparentemente sutiles, por medio de frases que decimos cotidianamente; por ejemplo “lloras como una niña” o “corres como niña”. Así vinculamos que todo lo femenino es malo. Tenemos que poner especial atención porque estas van escalando y llegan incluso a los feminicidios. En este sentido un aporte del feminismo ha sido la distinción entre los homicidios y los feminicidios; cuando hablamos de los segundos nos referimos a que a las mujeres nos asesinan por no cumplir estos roles de género, por no cumplir lo que se espera de nosotras; es decir, que seamos bien portaditas. Cuando nos salimos de este ideal de la familia tradicional es cuando nos asesinan.
Diálogo
—¿Qué sigue después de la marcha y del paro del 9 de marzo?
—Me parece que no hay un camino tal cual. Pero lo que sí se puede hacer es construir esta diversidad de caminos desde los diferentes feminismos: tenemos un feminismo desde las bases populares, un feminismo indígena, también hay un feminismo organizado desde la sociedad civil, hay uno histórico y académico... Entonces, desde estos caminos se tiene que seguir construyendo un diálogo intergeneracional, tenemos que vincular estas luchas que vienen desde los años setenta con las nuevas violencias a las que las jóvenes nos estamos enfrentando día con día; a través de este tipo de diálogos vamos a tener experiencias que pueden ser palpables y aplicables a las políticas públicas del país sobre este tema.
—¿Qué se requiere para afrontar estas problemáticas y qué propondrías?
—Es indispensable que se cuente con presupuesto y que este no solo mire a las mujeres ya que el gobierno se escuda en que si las beneficiarias somos mujeres con eso se cumple, y no: necesitamos que haya una política de género transversalizada, es decir, que vaya desde el Ejecutivo hasta funcionarios públicos de injerencia menor. Y para transversalizarla se necesitan recursos. Por otro lado el reto es que los instrumentos internacionales, que se traducen en nuestro país con dos leyes muy importantes que son la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se apliquen no solo a nivel federal sino también a nivel municipal ya que es ahí donde se ven los grandes rezagos.
Finalmente señala la estudiante de la maestría en Estudios de las Mujeres, “una tercera vía o un tercer camino es pugnar porque los sistemas de justicia sean rápidos y expeditos, y no impunes como hasta ahora. El sistema de justicia sigue siendo el gran reto en todas estas movilizaciones. Es necesario que el sistema de justicia tenga una renovación y que cuente con una perspectiva de género en todos los niveles”.