La crisis del porvenir

Marc Augé indaga en la forma que lidiamos con la incertidumbre del porvenir.

Marc Augé
Foto: Alan Cleaver/Creative Commons
Redacción
Todo menos politica
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Por: Federico González

Marc Augé. Futuro. Adriana Hidalgo. Traducción: Rodrigo Molina-Zavalía. 158 pp.

¿Quién no piensa en el futuro? Basta reparar en lo que haremos durante los próximos cinco minutos para que ocupe nuestra mente; ni qué decir cuando visualizamos cómo estaremos en diez años. Con miras en ello contratamos pensiones, seguros de vida, cuidamos el trabajo o la alimentación. Digamos pues que el futuro nos incumbe a todos. Es algo incontrolable, su dominio escapa de nuestras manos y quizá por eso nos preocupa.

Con el tiempo la manera de relacionarnos con el concepto ha cambiado. Actualmente, por ejemplo, y según el antropólogo francés Marc Augé (Francia, 1935) vivimos un momento de crisis. En principio, el académico nos recuerda que históricamente hemos necesitado tener cierta posibilidad de manejo del futuro, por eso se dividió el tiempo en años y el clima en estaciones; ambas unidades de medida implican la posibilidad de un reconocimiento, y anticipan supuestos.

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El ensayo que nos ocupa, indaga en la forma que lidiamos con la incertidumbre del porvenir. Augé usa la cultura, la educación, la política y la ciencia, para delinear el momento actual y una posible salida. “Reinterpretar el pasado para imaginar el porvenir es lo que hacen, situándose en el corto plazo, todos los políticos”. El problema es que normalmente lo hacen de manera errónea y la consecuencia de ello es una crisis ideológica profunda que propicia un caudal de tristes expectativas.

Los primeros afectados por esta decepción son los jóvenes y por lo mismo no es de sorprender que quieran cambiar el status quo, léanse las revueltas estudiantiles en Europa o Medio Oriente; un falso espejismo vimos en México con el triste caso del movimiento #YoSoy132.

Crítica

Cierto que no hay tormenta que dure cien años, pero es verdad que el presente no da pie a un futuro optimista, sobre todo si no damos un golpe de timón. “La utopía de la educación es en lo sucesivo la única esperanza de reorientar la historia de los hombres en dirección de los fines”, propone el autor. Es decir, la cuestión es modificar los fines. Critica que las políticas educativas se centran en incrementar los niveles de escolarización y no se apliquen a cuidar el contenido de lo que se enseña. La cuestión humana y el desarrollo individual han sido supeditados por unos planes pedagógicos guiados por la economía de mercado. Ante la contundencia del fracaso, Augé propone diseñar estrategias formativas que den prioridad al individuo. Su conclusión es que si en cada persona se siembra la conciencia del porvenir común, entonces podremos salir del brete en que estamos metidos. En tiempos, donde discuten reformas educativas, es urgente ir a lo indispensable.

Otros títulos de Marc Augé son: Ficciones de fin de siglo y ¿Por qué vivimos?

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