Jorge Pedro Uribe Llamas. Amor por la Ciudad de México. Paralelo 21. 162 pp.
El reseñista pensaba que conocía más o menos el Distrito Federal, pero concluye la lectura de las crónicas de Jorge Pedro Uribe Llamas (Ciudad de México, 1980) y no le queda más que reconocer su infinita ignorancia.
El cronista toma la capital del país y hace de ella un mundo. En un relato nos descubre que la primera colonia de la urbe fue la Nuevo México, misma que data de 1840 y tuvo sus límites con las calles de Artículo 123, Eje Central, Arcos de Belén y Bucareli.
Y en otros pasajes nos lleva a la zona de Xico, allá por Chalco, para recordarnos que en su momento fue una pequeña isla donde Moctezuma solía recrearse.
Breves, los textos incluidos en Amor por la Ciudad de México —perdón, pero el título es poco ingenioso— han sido publicados en diarios y revistas. De ahí su ligereza y cercanía con el lector, a quien le habla de “tú” para invitarlo a redescubrir su entorno, pero también para exhortarlo a recuperar el sentido cívico, tan denostado hoy día e indispensable para hacer la convivencia entre más de diez millones de personas más llevadera.

Tradición e identidad
Uribe Llamas se suma así a una amplia tradición de cronistas que incluye a Guillermo Prieto, Ángel del Campo, Salvador Novo, Carlos Monsiváis, Guillermo Tovar y de Teresa, Ángeles González Gamio, José Joaquín Blanco y Héctor de Mauleón. Todos ocupados en los espacios cotidianos de la metrópoli, sus leyendas y las celebridades de barrio.

En tiempos más fragmentados es difícil hablar de una sola Ciudad de México. Si a mediados del siglo XX ir de Mixcoac a la colonia San Rafael ya implicaba un arduo recorrido, hoy es otra cosa. Abarcarla y encontrarle la cuadratura en un solo y contrastante territorio no es cosa fácil.
Los periplos del cronista, por tanto, lo obligan a salir de la zona céntrica y llegar a Iztapalapa, Chalco o Azcapotzalco. Los tiempos son otros y no se puede hablar de las librerías de viejo sin mencionar la transición de la industria editorial, como tampoco se puede aludir a Tepito sin reparar en su altar a la Santa Muerte.
Afortunadamente aún existen personajes como Lourdes Ruiz, vendedora de ropa para bebé en Tepito y en su momento campeona nacional de albures; o Gilberto Ortiz, quien desde su negocio en la calle de Londres 59 se ha convertido en uno de los mejores tres sastres del mundo. Así, con precisión quirúrgica, el escritor consigue tejer un sentido de identidad y apropiación en un territorio caótico y en apariencia, solo en apariencia, inabarcable.
Mi libro ‘Amor por la Ciudad de México’ (Paralelo 21, 2015) ya está a la venta en las principales librerías: pic.twitter.com/iNPKMF7y5K — Jorge Pedro Uribe (@jorgepedro) junio 29, 2015