Significantes y significados

Un libro donde la desolación y la soledad son tierra fértil. 

Alicia Quiñones
Foto: Jain Basil Aliyas/Creative Commons
Redacción
Todo menos politica
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Por: Federico González

Alicia Quiñones. Cuarteto para sombras. El Tucán de Virginia/ Conaculta. 70 pp.

“El único viaje es al interior”, decía Rainer Maria Rilke. Experto en sumergirse en lo más profundo del ser humano, el alemán es todavía uno de los versistas que mejor han sabido indagar en la soledad del hombre. Trazó un camino definitorio como pocos para una poesía inclemente y perturbadora. Su manto persiste en nuestros días y se extiende hasta poetas jóvenes, como es el caso de Alicia Quiñones (Ciudad de México, 1982).

Si bien Cuarteto para sombras remite en principio a T. S. Eliot y su Cuatro cuartetos, leo sus versos y pienso más en Rilke. Y es que la escritora ofrece un conjunto de piezas donde la desolación y la soledad son tierra fértil. “Tengo todas las dudas en mis labios/ y los jazmines de mi infancia a pleno vientre”, escribe en las primeras líneas del poema que da nombre al libro. No es el primero, precisa el reseñista, pero sí es de los que más luz arroja respecto de la propuesta de Quiñones.

La poeta escribe desde la duda, no desde la certeza. Conecta con el lector porque ubica su mirada en la fragilidad humana sin afanes doctrinarios ni falsa erudición. Al contrario, si hay oscuridad en sus líneas es por la confusión de quien no alcanza a entender los tiempos y busca un poco de luz en el poder de la palabra.

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Cuestionamientos

Sin musicalidad la poesía sirve pa’ poco. Un buen verso se lee bien, pero se escucha mejor. En voz alta las líneas de Quiñones adquieren una dimensión diferente. Conoce las virtudes del verso libre y las lleva a posibilidades extremas, siempre respetando la intimidad solo posible por su intrínseco diálogo con la música de cámara.

Caso curioso, el libro abre con los poemas más recientes y concluye con los más viejos. Al principio se detecta un tono más personal, mismo que en la última parte cambia por una vocación social. “Nada se oye desde la tibia razón más que el caer de un árbol/ El tren se pierde como la imagen de un cartón viejo/ El vagón arrastra la inocencia que invariablemente perdemos con el tiempo”.

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Se vale pensar en una analogía entre el tren y la propia vida; pero también se vale imaginar a La Bestia, el temido transporte usado por cientos de centroamericanos para llegar a la Unión Americana.

Alicia Quiñones juega con significantes y significados para cuestionarse a ella, pero también a su lector. Su eficacia reposa en la insinuación; en aquello que siembra la duda y no “desentraña” lo evidente. Construye y aporta perturbadoras imágenes que nos confrontan con lo que hicimos, pero sobre todo con lo que dejamos de hacer para llegar a donde estamos.

Otros títulos de Alicia Quiñones son Fe en primavera e Instantáneas y distantes.

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