El fenómeno meteorológico conocido como El Niño tiene efectos devastadores en varias regiones del mundo, que podrían ser aún peores y cobrar numerosas vidas a menos que se adopten medidas urgentes para mitigarlo, advirtió de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, Stephen O’Brien.
La fuerza del episodio actual de El Niño pone al mundo en “territorio desconocido”, según O’Brien, ya que si bien el fenómeno no es resultado del cambio climático, el hecho de que ocurra en un clima que ha cambiado hace menos predecible su impacto.
El titular de la OCHA advirtió que aun cuando se prevé que la fuerza de El Niño se deje sentir sobre todo en los primeros meses de 2016, “esto no significa que el peligro haya pasado” sino que el fenómeno junto con la posible y subsiguiente La Niña podrían repercutir “especialmente en la seguridad alimentaria durante hasta dos años” en algunas partes del mundo.

Fases extremas
El fenómeno de El Niño es un patrón climático recurrente que implica cambios en la temperatura de las aguas en la parte central y oriental del Pacífico tropical.
En periodos que van de tres a siete años las aguas superficiales de una gran franja del Océano Pacífico se calientan o enfrían entre 1° y 3° C en comparación a la normal.
Este calentamiento oscilante y el patrón de enfriamiento es conocido como el ciclo ENOS, afectando directamente a la distribución de las precipitaciones en las zonas tropicales y puede tener una fuerte influencia sobre el clima en otras partes del mundo.
El Niño y La Niña son las fases extremas del ciclo ENOS; y entre ambas fases existe una tercera fase llamada Neutral.
Al respecto, el director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Roberto Ramírez de la Parra, destaca que se trata de un fenómeno que podría durar más allá de los 14 meses promedio.
“El nombre de El Niño, refiriéndose al niño Jesús, fue dado por los pescadores peruanos a una corriente cálida que aparece cada año, alrededor de Navidad. Lo que ahora llamamos El Niño les pareció como un evento más fuerte de la misma y el uso del término se modificó para hacer referencia solo a los hechos irregularmente fuertes”, explica Ramírez de la Parra.
Fue hasta la década de los sesentas cuando se notó que este no era un fenómeno local peruano y se le asoció con cambios en todo el Pacífico tropical y más allá. La fase cálida de El Niño suele durar entre ocho y diez meses.
El ciclo ENOS entero dura generalmente de tres a siete años y con frecuencia incluye una fase fría conocida como La Niña que puede ser igualmente fuerte, así como algunos años que no son anormalmente fríos ni cálidos.
Sin embargo, el ciclo no es una oscilación regular como el cambio de estaciones, pudiendo ser muy variable tanto en intensidad como en duración. En la actualidad aún no se entiende completamente cuáles son las causas de estos cambios en el ciclo ENOS.
Ramírez de la Parra recuerda que la presencia de este meteoro comenzó a tener rastros desde 2014 en México, pero fue hasta marzo de 2015 que se cumplieron las condiciones de contar con un calentamiento de la superficie del mar en más de tres grados por seis meses consecutivos.
A partir de entonces, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha mantenido particular vigilancia sobre este fenómeno, ya que además de ser uno de los más intensos también está en vía de ser uno de los más prolongados. De ahí que todos los sistemas meteorológicos trabajen constantemente en definir los patrones meteorológicos que afectarán al mundo en los próximos meses.

A quién afecta
La ONU ha expresado especial preocupación por los países de Centroamérica y Sudamérica, de la región del Pacífico y del este y oeste de África por las consecuencias del fenómeno.
En el caso de América Latina países como Honduras, Guatemala, El Salvador y Haití son particularmente vulnerables porque las lluvias que registraron entre marzo y septiembre del año pasado, por debajo del promedio, provocaron pérdidas de cosechas y aumentaron la necesidad de ayuda alimentaria para millones de personas.
Pero en lo general Centroamérica y Sudamérica se enfrentan a efectos devastadores sobre la agricultura por inundaciones, corrimientos de tierras, sequías e incendios forestales a causa de estas, previno O’Brien.
“En la región del Pacífico, en tanto, Fidji, Vanuatu, Islas Salomón y Papúa Nueva Guinea también serán zonas perjudicadas, pero al menos 13 países se verán afectados”, explicó.

Más lluvias
Con respecto de las precipitaciones pluviales en México, el subgerente de Pronóstico a Mediano y Largo Plazo del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), Jorge Luis Vázquez Aguirre, explica que en efecto para los próximos meses se espera nuevamente el registro de lluvia por arriba de la media.
Detalla que El Niño es un modulador de clima de escala global, porque cuando ocurre es capaz de modificar el clima de todo el planeta, es decir, “causa cambios en la forma en que conocemos las variaciones climáticas, no nada más en una región o dos sino en todo el planeta”.
Por ejemplo, revela, cuando ocurre un Niño muy intenso, como el que estamos presenciando, cambia el sistema de ondas atmosféricas en el cual se desplazan los frentes fríos “y entones, generalmente, al menos aquí en México, se observa un aumento en la frecuencia de los frentes fríos”.
Por el contrario, durante el verano resulta en un movimiento descendente sobre el continente que normalmente no ocurre, por lo que inhibe la formación de nubes y “entonces en el verano casi siempre causa sequías”.
Martín Ibarra, encargado de la información de pronóstico a mediano y largo plazo del SMN, advierte a su vez que “este es un Niño intenso. Lo que tenemos ahora es un evento que no es tan normal en esta temporada. No todos los años tenemos un fenómeno de El Niño como este”.
Las condiciones para que llueva más, explica, se deben a una combinación de frentes fríos y mayor humedad, generada por el aumento de la temperatura en el Pacífico provocado por El Niño.
“Se juntan esas dos masas de aire y lo que provocan es un enfriamiento del aire cálido que, si tiene humedad, puede generar potencial de lluvia. Digamos que este es el ingrediente adicional que puede darnos precipitaciones arriba de lo normal”, dice.
El pronóstico del SMN apunta a que el incremento de lluvias en los meses de enero y febrero afecte principalmente al sur de la Ciudad de México, mientras que el norte y el centro de la capital se mantengan dentro de parámetros normales.
Por su naturaleza y escala, el fenómeno de El Niño constituye este año una prueba crítica para el sistema humanitario mundial en el área de la acción temprana y en la capacidad de la comunidad internacional de actuar de manera conjunta con los gobiernos y comunidades de los países más vulnerables.
