Cuando te disparan, sangras: los cineastas y la violencia

La idea de que el cineasta tiene una obligación moral con su público de mostrar la violencia tal cual es compartida por varios directores.  

Heli dio a su director, Amat Escalante, el premio a mejor director en Cannes
Foto: Internet
David Moreno
Todo menos politica
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Este domingo concluyó el Festival de Cannes con la entrega de premios, quedando el premio a mejor director en las manos del mexicano Amat Escalante por el filme Heli.

La película retrata la historia de una familia en medio de la guerra entre los cárteles de droga en México y la violencia y corrupción que se ha convertido en una realidad para muchas personas en el país.

Como sucede con cada película que se presenta en Cannes y muestra la violencia de manera realista, las críticas no se hicieron esperar.

Mientras algunos la describieron como “un austero banquete melancólico de sadismo que revuelve el estómago y de miseria pornográfica en los bajos fondos”, a otros les pareció un trabajo bien logrado “pero particularmente desagradable”.

La posición del director es que hay que darle a la violencia el peso que moralmente debe tener. En entrevista declaró que “la violencia es muy triste y así la quería mostrar en la película”.

La idea de que el cineasta tiene una obligación moral con su público de mostrar la violencia tal cual no es exclusiva de Escalante.

Sam Peckinpah, autor de crudos westerns, que en parte inspiraron Heli, también tenía la misma idea acerca de la representación de la violencia en el cine.

“La violencia no se trata de diversión y juegos. Las películas la hacen ver tan distanciada. Con ‘The Wild Bunch’ la gente se involucra le guste o no. No tienen reacciones medias hacia ella”.

En determinado momento pareciera que los espectadores nos hemos vueltos insensibles a la violencia en los medios audiovisuales. Cuantas “Die Hard”, “Mission Impossible” o películas de súper héroes llenan las salas con públicos de todas las edades sin que nadie ponga el grito en el cielo.

Es sólo cuando es despojada del “glamour” que le imprimen los filmes de acción, y no tiene ese halo de “chingonería”, que alcanzamos a tener la reacción que se esperaría de alguien mirando correr sangre.

Es sólo cuando se rompen las reglas de qué no se puede hacer y qué no se puede hacer en una película cuando el público reacciona.

Al respecto comenta el director austriaco Michael Haneke sobre su película Funny Games y esas reglas no escritas en ningún lado que se deben seguir si se quiere ganar el favor de la audiencia:

“Todas las reglas que usualmente hacen al espectador ir feliz a casa y complacido son rotas en mi película. Está esta regla no dicha de que no puedes herir animales. ¿Qué hago? Mato al perro primero. Lo mismo sucede con el chico. No se supone que debas romper la ilusión. ¿Qué hago? Rompo la ilusión. Ese es el principio de todo el film”.

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