El camino político, económico y social que Venezuela siguió desde la entrada de Hugo Chávez al poder levantó polémica a nivel mundial.
En tanto que algunos países critican la dirección chavista, otros la celebran. Pero la oposición que más destaca en el mundo, sin duda, viene de los Estados Unidos.
La política exterior del país más poderoso del mundo, con la capacidad de actuar de manera casi unilateral, mostró su desacuerdo con el régimen de la “Revolución Bolivariana”, lo que derivó en una ríspida correspondencia entre ambos países.
La tensión entre las 2 naciones aumentó recientemente debido a las sanciones que autoridades estadunidenses impusieron a 7 funcionarios venezolanos, bajo acusaciones de violar derechos humanos y realizar actos de corrupción. Asimismo, los consideró una amenaza a la seguridad del sistema financiero estadunidense y, por ende, a la seguridad nacional.
Ante esto, el actual presidente venezolano y sucesor moral de Chávez, Nicolás Maduro, afirmó que la medida busca “derrocar” a su gobierno e “intervenir en Venezuela para controlarla”.
Estos dichos son apenas la punta del iceberg de un conflicto que, de escalar, podría derivar en más sanciones de Estados Unidos hacia el país sudamericano para seguir los pasos de Cuba, su hermano ideológico.