ÁRBOLES DE NAVIDAD NATURALES DAN VIDA A GRANDES METRÓPOLIS

Luego de la celebración el comprador tiene la opción de regresarlo para que este sea parte de una reforestación.

Martha Mejía
Bienestar
Foto: Especial
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Con frecuencia se piensa que para obtener un árbol de Navidad natural se deforestan los bosques, lo cual es un mito: estas plantaciones provienen en su mayoría de zonas donde se practicaban actividades agropecuarias, pero las características del terreno ocasionaban que estas fueran poco productivas.

Generalmente se trata de terrenos con pendientes pronunciadas que provocan la erosión del suelo; superficies que padecen por heladas invernales o que por ser muy sombreadas no permiten el correcto crecimiento a las plantaciones agrícolas o a los pastizales inducidos.

“Las plantaciones de árboles de Navidad devuelven la vocación forestal a estas áreas, representan la posibilidad de formar parte de un círculo virtuoso sustentable donde el medio ambiente y la economía, comuneros y ejidatarios reciben un beneficio igualitario”, indica a Vértigo el biólogo Pedro Esteban Díaz, suplente legal de Conafor Ciudad de México.

Cifras

En total son doce las entidades en el país que producen este tipo de plantaciones. Se encuentran en 74 puntos de venta que ofertan 275 productores: un total de 553 mil 875 árboles para la temporada 2019.

Las entidades con mayor disponibilidad de árboles son el Estado de México, con 321 mil árboles cultivados y 185 productores; Ciudad de México, con 149 árboles cultivados y 45 productores, y Veracruz, con 29 mil 575 plantas y nueve productores.

Uno de estos productores es don Aarón Trujillo Camacho, quien junto con sus hermanos se inició en esta labor en 2004 en el Parque Ejidal San Nicolás Totolapan, ubicado en la alcaldía Magdalena Contreras.

Trujillo indica que en el área en total son cinco familias las que dependen de este cultivo; y en su caso la familia brinda trabajo a doce personas durante todo el año, quienes se encargan del riego, poda y restauración de los árboles.

Una vez que se logra el tamaño adecuado para la venta cada uno de los árboles de Navidad que se corta es sustituido de forma inmediata por otro que durante un periodo de cinco a ocho años se manejará para darle la forma cónica tradicional; este periodo de cultivo conlleva una inversión de esfuerzo físico y económico del productor, mismo que se verá recompensado en el mismo lapso.

“Nosotros iniciamos con las primeras plantaciones hace más o menos 20 años. Lo difícil fue comenzar. Entonces se nos hacía mucho tiempo ocho o diez años para ver las primeras plantaciones pero el tiempo se va rapidito. La cuestión es no nada más enfocarnos en los arbolitos sino brindar otros servicios ecoturísticos (cabañas, ecoturismo, recorridos) y que el bosque se convierta en un proyecto integral y sustentable”, apunta.

De acuerdo con cada plantación los precios oscilan entre 400 y mil 500 pesos si las familias recurren directamente al sitio, o bien desde 600 a dos mil pesos en puntos de venta en centros urbanos.

En México las especies que se plantan para este fin son pinus ayacahuite, pseudotsuga menziesii, pinus greggii, pinus cembroides, abies religiosa, picea sp y cupressus lindleyii; en menor medida el ciprés de Lawson y Thuja.

Beneficios

“Al iniciar una plantación se eligen especies nativas adaptadas a los climas y orografía de la zona, por lo que las plantaciones funcionan como una extensión del hábitat natural de muchas especies animales y vegetales”, explica en entrevista José Antonio Benjamín Ordóñez, investigador del Tec de Monterrey experto en cambio climático y biodiversidad.

“Proporcionan sitio de percha, anidación y alimentación para aves, mamíferos, reptiles y anfibios, además de crear microclimas adecuados para el crecimiento y reproducción de hierbas y arbustos. Un ejemplo muy representativo es que llegan a alojar en sus ramas a murciélagos, los cuales son polinizadores y controladores de plagas”, indica.

Las plantaciones comerciales de árboles navideños también conservan y enriquecen los suelos al retenerlos mediante sus raíces, adicionan materia orgánica con el cambio de sus hojas y disminuyen la velocidad del viento y la fuerza de la lluvia.

El especialista explica que al absorber dióxido de carbono frenan el avance del cambio climático. Al evaporarse, el agua de sus hojas refresca el clima localmente y ayudan a la infiltración de agua al subsuelo.

“Algunos árboles de estas plantaciones forestales tienen diez años, lapso en el que han fijado dióxido de carbono, quitando muchos de los contaminantes en el aire, pero también diez años de aportar nutrientes al suelo con sus hojas y sus ramas”, puntualiza.

Tan solo por citar un ejemplo, expresa, para que se forme un solo centímetro de suelo se requiere que pasen 250 años de acumulación de hojas y ramas, y que luego estas se descompongan y formen suelo estable. “A través de las plantaciones de árboles de Navidad y de la recuperación de los mismos árboles podemos ahorrarnos este lapso; es un proceso realmente sorprendente”, comenta.

Hay viveros que implementan la venta de arbolitos en maceta o funcionan como centro de canje al terminar los festejos, por lo que el comprador tiene la opción de regresarlo para que este sea parte de una reforestación.

Al final de su temporada útil los árboles que fueron cortados también aportan servicios ambientales ya que son triturados y utilizados como composta para producir suelo fértil y generar nutrientes para las nuevas plantaciones y ahorrar esos 250 años de los que habla el especialista.

Natural vs. artificial

Los árboles naturales tienen una mejor apariencia, además de producir un aroma agradable que acentúa las fiestas de la temporada y nos conecta con la naturaleza.

“Un árbol artificial parece ser más práctico por ser liviano y por su capacidad de ser guardado en espacios pequeños; sin embargo en lugar de contribuir a mitigar el cambio climático lo aceleran ya que son producidos con plásticos con base en petróleo en industrias que emiten grandes cantidades de Gases de Efecto Invernadero”, señala Benjamín Ordóñez.

Pocos árboles artificiales se fabrican en México: la gran mayoría son importados y su transportación suele ser dañina para el medio ambiente, además de que al provenir del extranjero no apoyan la economía local.

De 2009 a 2019 la Conafor otorgó apoyos a 287 pequeños plantadores de 17 entidades, quienes establecieron árboles en dos mil 879 hectáreas, beneficiando así a sus familias y trabajadores.