Los trastornos mentales y neurológicos en los adultos mayores, como Alzheimer, depresión y demencia, contribuyen en forma significativa a la carga de padecimientos no transmisibles y de larga duración: de acuerdo con datos del INEGI 12.5 millones de mexicanos superan los 65 años, cifra que aumentará en la siguiente década y utilizará servicios de salud especializados.
A causa de la pandemia de Covid-19, el largo confinamiento y el cierre de algunos servicios de salud las personas con alguna afección mental tuvieron que posponer, por un lado, sus terapias y tratamientos farmacológicos; y, por otro, adaptarse en el mejor de los casos a las entrevistas virtuales con su médico especialista.
Durante el seminario Desafíos en salud mental y neurológica, en Xochitepec, Morelos, la especialista en salud Nuria Marcos, doctora en ciencias médicas por la Universidad de Barcelona, expuso que el trastorno depresivo mayor antes de la pandemia afectaba a 7.8% de la población y con la crisis sanitaria por el SARS-CoV-2 alcanzó 27.6%. En el caso de la ansiedad, pasó de 14.3 a 50%. En el país las cifras de depresión rondaban entre 8 y 9% antes de la pandemia, pero dadas las condiciones sanitarias hubo un cambio radical: el trastorno depresivo mayor será el legado de la pandemia.
La especialista dijo que con la depresión se presentan otras condiciones que afectan la salud de las personas, como trastornos de sueño, de alimentación (bulimia, anorexia, atracón, el sobrepeso y la obesidad), así como en salud sexual, desde la disfunción en los varones hasta la pérdida de libido en las mujeres.
De los pacientes de todos estos trastornos solo 15% busca y recibe tratamiento especializado.
Alzheimer
La demencia es consecuencia de diversas enfermedades. La más frecuente es el Alzheimer, que en México afecta a más de 860 mil personas y es responsable de 60% de las demencias.
Entre 5 y 8% de las personas que padecen demencia comienza a manifestarla a partir de los 60 años o más, pero esto no quiere decir que sea una condición exclusiva de la vejez. El diagnóstico oportuno es fundamental para el tratamiento de la demencia, ya que si bien es crónica y progresiva y no tiene cura, se puede y se debe incidir en el mantenimiento de la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la demencia como un síndrome usualmente crónico y progresivo que se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva, afecta la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el lenguaje e incluso la capacidad socioemocional.
“Estos padecimientos deterioran de forma importante la calidad de vida de quien los sufre, los cuidadores y sus familias, ya que el paciente va perdiendo la capacidad de relacionarse y controlar sus comportamientos y emociones”, explicó el doctor Agustín Torres Cid, médico especialista en Sicogeriatría.
Señaló que el estigma alrededor de las enfermedades mentales, concretamente de la demencia, dificulta el acceso a un diagnóstico correcto y a un tratamiento oportuno. Las familias suelen atribuir los olvidos o conductas diferentes a la edad, lo que puede retrasar el diagnóstico y se pierde un tiempo muy importante para la acción.
“Ante la falta de alternativas de atención las herramientas más importantes para la familia y para los cuidadores son la información y la capacitación, además de la sensibilización y concientización en todos los niveles. Se trata de atención y cuidados multi e intradisciplinarios físicos, pero también emocionales, sociales y espirituales”, expuso.
Identificar los síntomas tempranos de la demencia puede incidir positivamente en la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores. En el caso de síntomas sicológicos o de comportamiento, por ejemplo, los pacientes con demencia desarrollan desorientación y agitación; ambos síntomas pueden mejorarse con estrategias ambientales como señalizaciones claras, relojes y estrategias como seguridad reiterada, explicaciones detalladas, buena iluminación y participación familiar.
Estudios demuestran que se puede reducir el riesgo de padecer demencia haciendo ejercicio con regularidad, evitando el tabaquismo y el abuso en el consumo de alcohol, mediante control de peso, una alimentación saludable y mantener tensión arterial y concentraciones sanguíneas adecuadas de colesterol y glucosa.
Otros factores de riesgo potencialmente modificables son la depresión, el bajo nivel educativo, el aislamiento social y la inactividad cognitiva. “La soledad aumenta hasta 50% el riesgo de presentar demencia. Y en el caso de adultos mayores que hayan presentado Covid-19 es importante que estén vigilantes, puesto que resulta común que se hayan presentado lesiones vasculares por la infección por coronavirus”.
Migraña y depresión
La migraña es un dolor de cabeza que puede causar un dolor pulsátil intenso o una sensación pulsante generalmente de un solo lado. A menudo suele estar acompañada de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al sonido.
Los ataques de migraña pueden durar de horas a días y el dolor puede ser tan intenso que interfiere en las actividades diarias. Es una enfermedad que produce discapacidad, por que tiene repercusiones económicas importantes.
El primer episodio generalmente se presenta en la niñez, pero este padecimiento persiste a lo largo de la vida; los picos más grandes ocurren entre los 25 y los 45 años y se extiende hasta los 65. Es una cefalea primaria que provoca la activación de un mecanismo encefálico que conduce a la liberación de sustancias inflamatorias y causantes de dolor alrededor de los nervios y vasos sanguíneos de la cabeza, explicó la doctora Karina Vélez Jiménez, presidenta de la Sociedad Mexicana de Cefaleas y Migraña.
Añadió que los episodios se caracterizan normalmente por cefalea de intensidad moderada a severa; dolor de un solo lado de la cabeza o pulsátil; empeora con la actividad física ordinaria; puede durar desde algunas horas hasta dos o tres días. La migraña se considera crónica cuando el dolor de cabeza ocurre 15 o más días al mes durante más de tres meses, donde al menos ocho de esos días de dolor de cabeza tienen características de migraña.
De igual forma, el doctor Hiram Ortega Ortiz, del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, informó que en México se estima que existen 17 millones de personas que se encuentran afectadas por la enfermedad. De acuerdo con estudios se estima que menos de 30% de los trabajadores con migraña acuden a un especialista para el manejo de la enfermedad.
En términos de actividad laboral y productividad, 32% de la población con migraña ha tenido que ausentarse de sus actividades laborales a causa de los síntomas de un episodio de migraña y 85% ha percibido una disminución en su productividad laboral, lo cual confirma la migraña como un padecimiento altamente incapacitante.
Ortega Ortiz advirtió que existe una relación entre la migraña concomitante y la depresión, lo cual de no ser diagnosticado y tratado a tiempo, puede conducir a condiciones más graves con otros síntomas y una mayor duración del tratamiento, por ende mayor carga económica y social para los pacientes y sus familias. “La depresión es una comorbilidad común entre las personas con migraña, puede ir de 30 a 50% las probabilidades de que se presenten ambos padecimientos en el paciente”, dijo.
El especialista comentó que en un metanálisis realizado a finales de 2020 por expertos de la Universidad de Ottawa y publicado en la revista científica Psychiatry Research evidenció el aumento de depresión, ansiedad y trastorno por estrés postraumático. El primer padecimiento era para esas fechas tres veces más frecuente de lo que reportaba la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la prepandemia.
Más de 300 millones de personas en el planeta padecen depresión, y con los tratamientos más de 50 % de los pacientes no logran la remisión de los síntomas. De manera paralela, existe falta de adherencia a los tratamientos farmacológicos por diversas razones: alteraciones en el peso corporal, disfunción sexual, síntomas gastrointestinales, insomnio y anhedonia (dificultad para disfrutar), de ahí que es importante que la población conozca que existen especialistas y tratamientos que pueden ayudar a recuperar la salud mental.