Proyecto pionero de Natura comprueba la viabilidad de la agroforestería para el cultivo de palma

Como alternativa al monocultivo para la producción de esa oleaginosa

Redacción
Bienestar
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Foto: Natura

La asociación entre Natura, Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária (Embrapa) y la cooperativa Camta (Cooperativa Agrícola Mista de Tomé-Açu), en la región norte de Brasil, dio como resultado un estudio revolucionario para un tema trascendental en la industria cosmética: el aceite de palma.

El estudio concluyó que la palmera, cuando se produce en sistemas agroforestales (AFS) en consorcio con otras especies, es más productiva y sostenible en comparación con el monocultivo. La investigación muestra que estos sistemas biodiversos presentan alta productividad y generan servicios ambientales adicionales, como el suministro de alimentos y madera, producción de fertilizantes locales y complementarios, además de ayudar a controlar el agua y el clima.

La investigación comenzó en 2008 con tres agricultores y 18 hectáreas de unidades de demostración de sistemas agroforestales (AFS) en Tomé-Açu, en Pará, en el norte de Brasil. La idea era acercar el cultivo de la palma a su entorno original en el bosque asociándolo con otras especies nativas, como la mandioca, el açaí y el cacao, buscando el uso sostenible del suelo y la incorporación de carbono al suelo que contribuye a la mitigación del cambio climático, la preservación de los recursos naturales y la diversificación de ingresos para los agricultores.

Si bien el número de palmeras por hectárea es menor que en los métodos de cultivo convencionales, las unidades AFS estudiadas lograron un nivel mayor de producción por planta que en el monocultivo, generando 180 kilogramos de fruto por planta, frente a los 139 kilogramos del sistema convencional. Y el AFS con palma todavía tiene el producto de muchas otras especies que están en el sistema.

El monocultivo, modelo estándar de siembra del aceite vegetal más usado en el mundo, está frecuentemente asociado a la deforestación de selvas tropicales, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación por la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación del suelo por el uso de agro tóxicos. Según datos de la Alianza Europea del Aceite de Palma, el consumo global de ese insumo creció de 14,6 millones de toneladas en 1995 a 61,1 millones de toneladas en 2015. El aceite se convirtió en el más utilizado en el mundo, siendo China, India, Indonesia y la Unión Europea los que encabezan la lista de los consumidores globales.

El proyecto también recibió una inversión de 4.7 millones de dolarespor medio de una asociación con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), cuando el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (ICRAF) integró el equipo de investigación.
El proyecto pionero también mostró tener el potencial de aumentar el bienestar del productor: en la agroforestería, la temperatura promedio es cinco grados más baja que el ambiente externo, incrementando el confort térmico. Además, el sistema es resiliente, con producción continua, creciente al largo de los años y baja incidencia de problemas nutricionales, plagas o enfermedades.

“El desarrollo sustentable no debe ser una alternativa, sino una solución adoptada de manera cada vez más amplia y constante en toda nuestra cadena productiva. En nuestra Visión para 2050, tenemos objetivos desafiantes para generar impacto positivo, lo que involucra un trabajo incansable de emprendedurismo e innovación. El SAF Dendê es la prueba de que innovar es esencial para ello”, concluye Roseli Mello, head global de I&D de Natura.