Conocer el flujo vaginal es parte del autocuidado informado

Solo 30% de las mujeres lleva un registro de su ciclo menstrual, síntomas y variaciones en el flujo

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Cortesía Saba
Bienestar
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Aunque sigue rodeado de tabúes, el flujo vaginal es una de las manifestaciones más claras de una zona V saludable. Entenderlo y monitorearlo no solo ayuda a identificar alteraciones, sino también a evitar malos hábitos y tomar decisiones informadas sobre la higiene íntima.

De acuerdo con el Manual sobre salud menstrual para niñas, niños y adolescentes de UNICEF, el flujo está compuesto por moco cervical, secreciones vaginales y, en determinadas fases del ciclo menstrual, tejidos de endometrio. Su función principal es mantener equilibrado el ecosistema de la zona íntima, manteniendo el cuello uterino limpio, eliminando bacterias dañinas y regulando el pH.

Pero, ¿Cómo saber si mi flujo es normal?
El flujo vaginal no es uniforme ni en todas las mujeres ni en todos los momentos del ciclo. Durante la ovulación tiende a ser más transparente y abundante. En cambio, antes o después de la menstruación puede volverse más cremoso o blanquecino. Además, su apariencia y cantidad pueden variar debido a factores como la edad, el estado hormonal, el embarazo, la menopausia, o incluso la excitación sexual.

Estas variaciones no deben generar alarma, a menos que presenten cambios abruptos de olor, color o textura, acompañados de molestias como irritación, grumos y comezón, que podrían indicar una posible infección y requerir atención médica. Llevar una bitácora del flujo es de gran utilidad para conocerse mejor, detectar alteraciones y facilitar un diagnóstico certero.

Pese a su relevancia, la Primera Encuesta de Gestión Menstrual en México —realizada por UNICEF, Essity y Menstruación Digna en 2022— señala que solo el 30% de las mujeres lleva un registro de su ciclo menstrual, síntomas y variaciones en el flujo, lo que sugiere replantear la conversación sobre este fenómeno natural que, bien comprendido, puede convertirse en un aliado de la salud íntima.

La falta de diálogo puede traducirse en estigmatización, tabúes y desinformación, así como hábitos que alteran la salud y el equilibrio natural de la zona V, favoreciendo infecciones. En cambio, adoptar medidas simples como ducharse con productos adecuados, cambiar la ropa interior diariamente, permitir la ventilación nocturna y usar protectores diarios, pueden hacer una diferencia significativa.

“La salud íntima comienza con el conocimiento. Por eso, saber identificar qué es normal para cada persona es fundamental. Nuestra misión es romper con los mitos y la desinformación, y ofrecer herramientas para que cada mujer cuide de su cuerpo con confianza y autonomía. La salud íntima es un componente esencial del bienestar integral y educar sobre ella es empoderar”, Ximena Magaña, Marketing Manager de Saba®.

Hablar del flujo vaginal es un paso fundamental para transformar la forma en la que se entiende y gestiona la salud íntima. Visibilizarlo y comprenderlo, promueve una relación más libre, informada y respetuosa con una misma.

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