EVITAR INFECCIONES HEPÁTICAS CON VACUNAS Y HÁBITOS SANOS

“Se plantean acciones para eliminar la enfermedad hacia 2030”.

Lorena Ríos
Bienestar
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La Organización Panamericana de la Salud advierte que los virus de la hepatitis B, C y D pueden resultar mortales: de no ser tratados a tiempo derivan en cáncer de hígado o cirrosis.

La hepatitis es una infección contagiosa que causa inflamación en el hígado y puede afectar su funcionamiento. Algunas de sus causas son por células inmunitarias que atacan el órgano, infecciones por virus y bacterias o por consumo excesivo de alcohol o sustancias tóxicas.

Actualmente 70 de cada 100 personas se contagian con hepatitis en algún momento de sus vidas, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (SSA) federal, además de que representa uno de los padecimientos con mayor tasa de contagio y si no se atiende a tiempo puede ocasionar graves afectaciones a la salud.

Existen diferentes tipos de hepatitis que se transmiten por diversas vías. Por este motivo, al momento del diagnóstico se debe identificar la variable, ya que cada uno requiere de distintos tratamientos. Los síntomas de las hepatitis A, B y C pueden incluir fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, malestar abdominal, orina oscura y coloración amarillenta de la piel.

A veces la enfermedad no presenta síntomas hasta varios años después de la infección. Para ese entonces el hígado puede estar ya muy dañado. En la actualidad existen vacunas para la VHA y VHB, así como tratamiento para la hepatitis C. Datos de la SSA revelan que a través del Programa Nacional de Eliminación del Virus de la Hepatitis C se han tratado y curado 22 mil 748 personas.

La SSA asegura que al menos 107 mil mexicanos son portadores crónicos de hepatitis; es decir, que se han contagiado de la enfermedad y sus cuerpos no la han eliminado del todo, por lo que los chequeos médicos son muy importantes para que los profesionales puedan evaluar la salud de cada persona y prevenir patologías que pueden desencadenarse por el estilo de vida que se lleva.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) los virus de la hepatitis B, C y D pueden resultar mortales: de no ser tratados a tiempo derivan en cáncer de hígado o cirrosis.

Factores de riesgo

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cuenta con la estrategia institucional de microeliminación de hepatitis C, la cual considera elementos como la promoción e identificación de factores de riesgo. “Se realizan jornadas de detección de tamizaje, sobre todo en personas con factores de riesgo, y esto permite que se logre una identificación temprana de la enfermedad”, explica la coordinadora de Programas Médicos en la División de Excelencia Clínica de la Coordinación de Innovación en Salud, Brendha Ríos Castillo.

La especialista dice que cuando se detecta una prueba rápida de hepatitis C reactiva se confirma la infección a través de un estudio en sangre llamado carga viral. Abunda que también se hacen estudios para conocer si la enfermedad está activa; evaluaciones individualizadas en cada persona positiva al padecimiento a fin de conocer el grado de daño hepático y vincularla a un tratamiento oportuno que limite complicaciones; se fomenta la adherencia terapéutica que permita al paciente ingerir sus medicamentos de manera correcta; y se fomenta el modificar estilos de vida con el objetivo de disminuir el riesgo de una reinfección.

Ríos Castillo subraya que el principal beneficio del tratamiento de la infección por virus de hepatitis C es lograr la curación y con ello evitar el desarrollo de complicaciones; sin embargo, en aquellas personas que han tenido la infección y han desarrollado complicaciones, por ejemplo, cirrosis, un tratamiento para esta enfermedad permite la curación y evitar la progresión de complicaciones.

Destaca que desde 2020 existe en México el Plan Nacional de Eliminación de Hepatitis C, donde se plantea establecer acciones que permitan la eliminación de la infección y enfermedad hacia 2030.

Recuerda que la hepatitis se refiere a la inflamación del hígado, que puede ser condicionada por varias circunstancias. Entre las causas no infecciosas están el consumo excesivo de alcohol, el uso de algunas sustancias psicoactivas para medios recreativos y algunas enfermedades autoinmunes. Otras condiciones que pueden condicionar la hepatitis son causas virales y se clasifican de acuerdo a las letras del abecedario: A, B, C, D y E.

Eliminación del virus

La SSA, a través del Programa Nacional de Eliminación del Virus de la Hepatitis C, ha tratado y curado a 22 mil 748 personas y realizado dos millones 356 mil pruebas de detección durante esta administración, informa la directora general del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida (Censida), Alethse de la Torre Rosas.

La especialista señala los cuatro pilares del programa: acceso universal y gratuito a pruebas y tratamientos; integración interinstitucional de acciones e información; enfoque de atención primaria a la salud centrada en las personas; y estrategias focalizadas para la población más afectada.

Se ha dado atención especial a grupos de riesgo, como son personas que viven con VIH, aquellas privadas de su libertad y quienes son usuarias de sustancias sicoactivas, entre otras.

Detalla que más de 78% de las personas que viven con VIH fueron tamizadas y registradas en plataformas institucionales, lo que ha permitido conocer la prevalencia del VHC en este sector de la población.

A raíz del análisis de la información, en México se identificaron 56 municipios prioritarios que concentran las mayores prevalencias de VHC y en los cuales, con el programa nacional, se han tomado acciones para su resolución.

La titular del Censida concluye que para acelerar la eliminación de la hepatitis C debe mantenerse el enfoque en salud pública, contar con sistemas resilientes y la mejora continua de todos los pilares de la cadena de atención.

Medidas de prevención

Utilizar métodos anticonceptivos de barrera (preservativos) en relaciones sexuales de riesgo.

No compartir jeringas o agujas.

No utilizar ningún producto de higiene personal que pueda contener restos de sangre de una persona infectada, tales como cepillos de dientes o máquinas de afeitar.

Asegurarse de que el instrumental está esterilizado en el caso de hacerse un tatuaje, un piercing o alguna intervención quirúrgica.

Fuente: Asociación Mexicana de Vacunología