Hay datos que apuntan a que es posible disminuir su impacto con mayor disponibilidad de diagnóstico, acceso a tratamientos efectivos y un aumento en la vacunación.
El panorama mundial de las infecciones por virus de hepatitis es preocupante, pues a pesar de los progresos realizados en la prevención los casos y muertes siguen en aumento porque son pocas las personas con esta enfermedad que son diagnosticadas y tratadas en forma oportuna, así que millones de individuos se infectan, sufren daño hepático y transmiten los virus a otros sin saberlo.
Según las estimaciones actualizadas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 254 millones de personas vivían con hepatitis B y 50 millones con hepatitis C en 2022. La mitad de la carga de infecciones crónicas por los virus de las hepatitis B y C corresponde a personas de 30 a 54 años y 12% a menores de 18 años. Los hombres representan 58% de todos los casos.
El reciente informe publicado en la Cumbre Mundial de las Hepatitis destacó que a pesar de la mejora de las herramientas de diagnóstico y tratamiento, y de la disminución de los precios de medicamentos, las tasas de cobertura de pruebas y tratamientos se estancaron.
Sin embargo, alcanzar el objetivo de eliminación de la OMS para 2030 es posible si se toman medidas rápidas ahora.
Abordaje multisectorial
La hepatitis es la inflamación del hígado. Sus causas pueden ser infecciosas, como las hepatitis virales, o no infecciosas, que se dan por el consumo de bebidas alcohólicas, obesidad, enfermedades autoinmunes, fármacos, reacciones alérgicas, entre otros. Cabe destacar que existen diferentes factores de riesgo para adquirir la infección por alguno de los diferentes virus de hepatitis.
La Red Nacional de Investigadores en Hepatitis Virales de México pidió un abordaje multisectorial, con una mayor asignación de recursos, ampliación del diagnóstico, mejores tasas de vacunación contra las hepatitis A y B y una cobertura más elevada en el tratamiento para las hepatitis B y C para cumplir con el objetivo de la OMS de reducir en 90% los nuevos casos de hepatitis virales y en 65% las muertes asociadas en todo el planeta.
“Es probable que se logren algunos de los objetivos planteados para la eliminación de las hepatitis virales en 2030, pero dependerá de cómo se enfrenten ciertos desafíos críticos. Hay datos positivos que apuntan a que es posible disminuir su impacto, como la mayor disponibilidad de diagnóstico en población general, el acceso a tratamientos efectivos para la hepatitis C y un aumento en la vacunación contra las hepatitis A y B. No obstante, hay limitantes para que estas estrategias se apliquen de manera adecuada”, dice Gerardo Santos López, doctor en Genética y Biología Molecular por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), investigador responsable en el Laboratorio de Biología Molecular y Virología del Centro de Investigación Biomédica de Oriente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Puebla.
Detección temprana
El 28 de julio se conmemora el Día Mundial Contra la Hepatitis y más que nunca está claro que la prevención y detección temprana son claves para combatir la hepatitis, la cual es la quinta causa de atención primaria en el Seguro Social, aunque a veces pasa desapercibida o se detecta cuando se presentan complicaciones como cirrosis o cáncer hepático.
La doctora Rosalba Moreno Alcántar, jefa de Gastroenterología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, señala que con una detección y atención temprana es posible prevenir el avance de la fibrosis, que es la pérdida de flujo sanguíneo y de tejido sano del hígado.
La especialista, integrante de la Asociación Mexicana de Hepatología (AMH), explica que para definir que alguien tiene inflamación del hígado o hepatitis es necesario hacer pruebas de funcionamiento, detectar qué la está causando: si el paciente bebe alcohol, tomó algún medicamento o si tiene algún virus. En el caso de la hepatitis C, se realiza una prueba que consiste en un pequeño pinchazo en el dedo para obtener una gota de sangre y efectuar su análisis.
Moreno menciona que la enfermedad es la inflamación del hígado que provoca que su recubierta se estire, lo que causa dolor en quien la padece, y también puede generar coloración amarilla en los ojos, en las manos y tonalidad oscura de la orina. “Se valora al paciente para que si llegase a presentar algún nódulo sospechoso de cáncer incluso proponer algún tratamiento, pero lo ideal es prevenir que no avance a una cirrosis”.
La gastroenteróloga precisa que en el IMSS se brinda tratamiento que puede curar la Hepatitis C, pues cuenta con medicamentos de primer nivel. El tratamiento suele ser de tres meses y el paciente se cura, lo que no era posible unos ocho años atrás.
Diferentes tipos
Explica que existen diversos tipos de hepatitis causadas por virus: la A, B, C, D, y E, aunque la vía de ingreso al organismo de cada una varía, así como su forma de detección y tratamiento. En el caso de las hepatitis A y E su forma de entrada al cuerpo es por vía enteral, es decir, lo que se ingiere; mientras que los virus del tipo B y C ingresan por transmisión, ya sea sexual, contacto con fluidos o a través de cortaduras.
“La hepatitis D es un virus pequeño y solamente va a entrar a nuestro cuerpo si previamente tenemos hepatitis B; por lo tanto, si no tenemos hepatitis B no hay virus D o virus Delta, como se le conoce. El virus de hepatitis E es muy especial porque en pacientes embarazadas logra hacer un daño un poco mayor; lamentablemente si una mujer embarazada lo adquiere, la posibilidad de que fallezca es muy alta”, señala Moreno.
Indica que esta enfermedad tiene una fase aguda y una crónica; en la primera, hay un periodo que va de una semana hasta un mes en el que las personas pueden no tener ninguna molestia o haber solo una coloración amarillenta en los ojos; sin embargo, en la fase crónica, que va de seis meses en adelante, ya se presentan complicaciones.
“Lamentablemente esta fase donde las personas no saben que tienen hepatitis crónica puede durar años y puede haber un primer dato de que se tiene un problema de la enfermedad hasta que ya está muy avanzada; pueden ser en algunos casos hasta 20 o 25 años sin tener ninguna molestia y la primera manifestación puede ser ya una complicación de la forma más agresiva del daño hepático”, concluye.
Medidas de protección
Si cree que ha estado expuesto al virus, consulte con su médico de inmediato. Recibir inmunoglobulina y vacunas puede evitar la infección.
Vacúnese contra la hepatitis A y B.
Lávese las manos antes de preparar o consumir alimentos, y después de ir al baño o cambiar pañales.
No coma mariscos crudos.
Evite compartir objetos personales como cepillos de dientes o rasuradoras.
No comparta ni reutilice agujas hipodérmicas.
Si está embarazada, hágase las pruebas para detectar hepatitis.
Antes de hacerse un tatuaje o una perforación, asegúrese de que el establecimiento tenga licencia y cumpla con todas las normas sanitarias.
Evite tener relaciones sexuales sin protección con una pareja infectada.