PLÁSTICOS, ¿HÉROES O VILLANOS?

“Más de 175 naciones trabajan en un tratado global”.

Martha Mejía
Bienestar
PLÁSTICOS

Se prevé que si no hay cambios en el consumo actual, la generación mundial de estos residuos se triplicará para 2060.

Quién no ha disfrutado de una deliciosa nieve, ya sea de mango, guanábana o la tradicional de limón, como una forma de mitigar el calor… sin pensar en que ese antojo que frecuentemente consumimos durante esta temporada viene regularmente en un vaso o contenedor de plástico que, sumado a otras envolturas, generan tan solo en la Ciudad de México unas doce mil toneladas de residuos sólidos al día, con 1.07 kilogramos por habitante.

Pero si hablamos estrictamente de plásticos las cifras apuntan a que México tuvo durante 2023 un consumo aproximado de 5.9 millones de toneladas y una producción de 3.8 millones de toneladas, equivalentes a 400 mil millones de dólares, según datos de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC).

“De estas cifras se estima que alrededor de 45% se utiliza en envases y empaques. Eso quiere decir que los plásticos de un solo uso representan 50% de lo que se produce cada año”, señala Ninel Escobar, directora de Cambio Climático de WWF México.

A nivel global, de acuerdo con Statista, anualmente se generan más de 350 millones de toneladas de residuos plásticos. El portal de estadística alemán también señala que, sin cambio en el consumo, producción y políticas actuales, se prevé que la generación mundial de residuos plásticos se triplique para 2060.

¿Héroes o villanos?

En 1907 el químico norteamericano Leo Baekeland inventó la baquelita. Fue la primera sustancia plástica sintética que se podía moldear con calor y, una vez fría, se convertía en un material termoestable, resistente y aislante.

Otro material dentro de la categoría de los plásticos modernos fue la aparición del PVC (cloruro de vinilo) en 1926. Waldo Semon lo desarrolló, creando así un material impermeable y resistente al fuego, que se sigue utilizando.

Algunas de las variedades de plástico más empleadas y conocidas hoy en día, como el polietileno y el poliestireno, se diseñaron en la década de 1930.

Fue en los sesenta cuando este material comenzó a utilizarse en sustitución de otros más caros, como la madera o el vidrio, para los embalajes. Una década después los plásticos también comenzaron a sustituir a algunos metales de aleaciones ligeras. Y para los ochenta su producción se intensificó, convirtiéndose en una de las industrias más relevantes a nivel mundial.

La investigación para conseguir mejores fórmulas se diversificó, lo que propició la generación de polímeros con varias propiedades químicas y físicas.

“No hay que olvidar que todos los plásticos provienen del petróleo. Su creación es muy reciente, además de que son de los materiales más prácticos y económicos para transportar sustancias y objetos. No es que sean malos en sí; más bien su uso indiscriminado y su mala gestión es lo que ha creado una gran problemática alrededor de ellos”, explica Mariel Ramírez, oficial de Economía Circular de WWF México.

Microplásticos

En nuestros días se han detectado microplásticos en la sangre humana. Se trata de pequeñas partículas de plástico que podemos encontrar en artículos cotidianos como botellas de agua, ropa y cosméticos.

Los microplásticos se encontraron presentes por primera vez en muestras de sangre en un estudio que llevó a cabo en marzo de 2022 la Universidad Vrije de Ámsterdam. Los investigadores descubrieron una forma precisa de medir la concentración de microplásticos en nuestra sangre y su estudio pionero descubrió que los microplásticos de alguna manera estaban llegando al torrente sanguíneo humano a través de muchas de nuestras actividades cotidianas.

Sin embargo, antes, en 2018, ya se habían encontrado microplásticos presentes en muestras de heces humanas. Otros estudios también los han localizado en lo profundo de los tejidos pulmonares y en otros órganos importantes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala no obstante que “no hay evidencia que indique ningún problema de salud humana hasta el momento”. También reconoce que podrían pasar muchos años hasta que entendamos más sobre lo que está sucediendo y las consecuencias.

Un acuerdo, una oportunidad

Con el objetivo de elaborar un tratado global que reduzca la contaminación plástica se realiza hasta el 29 de abril en la ciudad de Ottawa, Canadá, una reunión de alto nivel donde representantes de más de 175 países (incluido México) negocian sobre cómo llegar a la solución de diversos retos que supone la megagestión de los plásticos.

Se trata de la cuarta sesión del Comité de Negociación (por eso se conoce como INC-4) del Tratado Global de Plásticos, ya que anteriormente sesionaron en Uruguay, París y Nairobi, de donde emanó el Borrador Cero del tratado como documento preliminar.

En esta ocasión se espera que se discutan en la capital canadiense los ejes del Borrador y lleguen a un acuerdo con todos los actores (gobiernos, industria, sociedad civil), de manera que en la última sesión, que se realizará en Bután, Corea del Sur, entre el 25 de noviembre y 1 de diciembre de este año, se cuente con la versión final del tratado listo para ser firmado y ratificado.

De ahí, coinciden los especialistas, que el INC-4 resulte fundamental para determinar el éxito de un tratado que si bien es ambicioso, también se hace urgente y fundamental para enfrentar las consecuencias de la mala gestión de los residuos plásticos.

Mientras tanto…

En la Ciudad de México la restricción que se impuso para este material, primero para las bolsas de plástico en enero de 2021 y para desechables como popotes, vasos, platos y cubiertos un año después, encaminada a dejar de producir estos desechos como parte del Plan de Acción Basura Cero, no ha logrado desterrar su uso por completo.

Lo que se busca, señala Estefanía Arriaga, jefa de Gestión Sustentable de Residuos Sólidos de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) capitalina, es un cambio en los hábitos de consumo (tanto para el consumidor como para el productor). “Se trata de un proceso largo, en el que aún estamos trabajando”, dice.

En este contexto, un caso de éxito son las tiendas de autoservicio y plazas comerciales, donde se logró que prácticamente ningún negocio entregue bolsas de plástico y se obtuvieron resultados parciales en el sector de los alimentos para llevar, el cual opta cada vez más por utilizar otro material para los contenedores del servicio a domicilio.

En este contexto, el Acuerdo Nacional para la Nueva Economía de los Plásticos en México (ANNEP) tiene como meta que para 2030 se tengan en el país empaques y envases reutilizables, reciclables, compostables o aprovechables 100%. También planea una tasa de acopio de 80% en PET y 45% en todos los demás plásticos.

Para ello, las empresas y organizaciones suscritas al acuerdo han presentado dos informes de avances. En el último participaron 85 compañías pertenecientes a la industria del plástico.

No obstante, coinciden los especialistas, para cumplir el reto se requiere una legislación que además de fuerte sea homogénea y vinculante para todo el país, además de voluntad política de los tres niveles de gobierno, financiamiento, capacitación y educación continua sobre esta problemática.