En México 2.3 millones de personas tienen discapacidad auditiva y 50% son mayores de 60 años.
Los oídos son una parte fundamental de la experiencia sensorial, pues permiten disfrutar de la riqueza y diversidad de los sonidos que nos rodean. Sin embargo, a menudo se dejan de lado los cuidados apropiados que requieren para que la audición se mantenga en buen estado.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 430 millones de personas presentan una pérdida de audición discapacitante y requieren rehabilitación.
En México aproximadamente 2.3 millones de personas padecen discapacidad auditiva y de ellas más de 50% es mayor de 60 años, poco más de 34% tiene entre 30 y 59 años y casi 2% son niños.
Una de las unidades de alta especialidad en atención auditiva es el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) Luis Guillermo Ibarra, que cuenta con el área más grande del país en atención a la salud auditiva y de problemas de comunicación, además del servicio de terapia de comunicación humana para la rehabilitación.
El jefe de la División de Audiología y Otoneurología en el INR, Francisco Alfredo Luna Reyes, explica que durante la epidemia de SARS-CoV-2 al menos 967 pacientes de primera vez fueron valorados, de los que 37 presentaron daño auditivo relacionado con Covid-19.
Luna puntualiza que este padecimiento puede ser congénito, es decir, una condición con la que se nace, o adquirido, porque se presenta en cualquier etapa de la vida. Los antecedentes familiares de sordera, edad avanzada, exposición a sonidos intensos o a música con alto volumen son las principales causas de problemas de audición.
Otros factores de riesgo son la hipertensión arterial sistémica, diabetes mellitus, enfermedades infecciosas virales como sarampión, varicela, rubéola, infecciones del oído medio, uso de algunos medicamentos y traumatismos craneoencefálicos, detalla.
El especialista alerta a madres y padres de familia a prestar atención si alguno de sus hijos no desarrolla el lenguaje, porque puede deberse a un problema de audición.
Asegura que el diagnóstico oportuno de esta discapacidad favorece el tratamiento y la rehabilitación. Por ello es fundamental la realización del tamizaje auditivo neonatal.
El tratamiento depende de la causa y en algunos casos son necesarios los auxiliares auditivos, implantes cocleares, algún otro dispositivo de apoyo o cirugía.
Detección temprana
La hipoacusia congénita afecta gravemente el desarrollo del lenguaje, repercutiendo en el desarrollo emocional y social de la persona que la padece.
Esta discapacidad auditiva es un reto en la comunicación y la interacción con la sociedad e independientemente de la edad en la que se presente es importante que una vez detectado el tipo de anomalía se actúe de acuerdo con las recomendaciones de los profesionales.
La OMS calcula que los casos desatendidos de hipoacusia representan un costo mundial anual de 980 mil millones de dólares, que incluyen los costos del sector sanitario, apoyo educativo, la pérdida de productividad y los costos sociales, pero no tratamientos como los dispositivos que ayudan a la audición.
“Es recomendable que los padres de familia estén al pendiente de señales de alerta que indiquen alguna anomalía en la escucha de sus hijos y acudan de inmediato con un especialista. Solo un experto podrá brindar las mejores soluciones, ya sea para mejorar su audición o escuchar por primera vez, por medio de audífonos, auxiliares auditivos o implantes cocleares”, indica la doctora Jimena Atuán Rodas, audióloga y gerente de Soporte Clínico MED-EL México.
Además, dice, “es fundamental que al contar con soluciones como los implantes cocleares se reciban terapias, pues esto junto con el apoyo familiar logrará que el paciente pueda desarrollar un correcto lenguaje para comunicarse con mayor facilidad”.
Cuando el oído presenta anomalías para escuchar, ya sea de forma profunda o parcial, corre el riesgo de afectar a uno o a ambos oídos y se clasifica de dos formas: la sordera adquirida se desarrolla a cualquier edad y se puede provocar por enfermedades virales, traumatismos, edad avanzada, uso de medicamentos ototóxicos, etcétera; los problemas auditivos congénitos se presentan cuando la afección se desarrolla desde el nacimiento por diversas circunstancias, durante o después del parto, así como situaciones hereditarias o ajenas.
Jóvenes en riesgo
Debido a prácticas de audición poco seguras, más de mil millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente. Por ello los especialistas de GAES, una marca de Amplifon, comparten cuáles son los cuidados básicos para mantener la salud de los oídos a largo plazo.
Se debe empezar con una rutina de higiene correcta. Limpiar los oídos con cuidado, evitar el uso de objetos punzantes o hisopos que puedan dañar el canal auditivo y hasta perforar la delgada capa que compone la anatomía del tímpano. Un exceso de cera y los tapones creados al introducir objetos con el propósito de limpiar pueden ser perjudiciales. Es importante saber que el cerumen forma parte de la protección de este órgano.
Evitar la exposición prolongada a ruidos altos, que pueden ocasionar un daño irreversible en la audición. Las personas que por cuestiones laborales se encuentran ante estímulos sonoros constantes deben usar protectores que reduzcan la entrada de ruido extremo.
Las personas que asisten a conciertos, eventos deportivos u otros sitios escandalosos pueden aplicar la regla de descanso y buscar un espacio con menos estímulo sonoro. Si es posible, controlar el volumen para así evitar dañar los delicados tejidos internos del oído. “Muchas veces el que las personas tengan el televisor tan alto es una señal de disminución auditiva”, señala Catalina Bulla, especialista audióloga de GAES en México.
Los descansos son importantes, porque la fatiga del órgano auditivo afecta la capacidad para recuperarse después de la exposición a ruidos intensos. La audióloga recomienda evitar el uso de auriculares en momentos de descanso: “Aunque estemos dormidos, el oído se mantiene con estímulos, lo que produce agotamiento de la audición y desgaste con el paso del tiempo”, alerta.
En caso de enfermedad es vital acudir al médico indicado para mantener afecciones como diabetes o hipertensión bajo control y evitar la automedicación, pues existen antibióticos y analgésicos que pueden ser ototóxicos y dañar el oído, concluye.