Durante los 20 meses que ha durado la pandemia de Covid-19 en México y el mundo, los índices de sobrepeso y obesidad en la población en general se incrementaron, tanto por la vida sedentaria derivada del confinamiento como por la ingesta de alimentos ricos en azúcares y carbohidratos. Pero a ello, se sumó el food craving o adicción a la comida provocada por altos niveles de ansiedad, estrés y depresión, señalaron especialistas.
De ahí que el comer ya no fue solo una necesidad fisiológica, sino que se busca satisfacer antojos intensos que al ingerirlos se generan respuestas placenteras, aún cuando las personas ya no tienen hambre acaban con el último bocado o rebanada de pizza o pastel. Conforme los pacientes relacionan la ingesta de un producto con el bienestar, cambian también sus conductas. Particularmente en la forma de conseguirlo. Y, ante la ganancia de peso, vienen los sentimientos de culpa, enojo, frustración y tristeza.
“La mayoría de las personas asumimos un vínculo entre la comida y la satisfacción debido a que la dopamina, el neurotransmisor más importante del sistema nervioso central, participa en diversas funciones, entre ellas la emotividad y afectividad, por ello, cuando recibimos una satisfacción -en este caso la de comer- nuestro cerebro libera dopamina brindándonos una sensación de alegría y plenitud”, explicó el doctor Héctor Esquivias Zavala, Médico Psiquiatra, Jefe del Departamento de Educación Continua del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP).
El Master en terapia Cognitivo Conductual mencionó que los pacientes con sobrepeso y obesidad sufren estigmatización, principalmente en el núcleo familiar y de forma directa por parte de la madre. “El tratamiento debe ser integral, y en el área emocional se deben cambiar varias creencias y patrones de pensamiento que han sido aprendidos desde la infancia, como el terminar con el alimento que se encuentra en el plato, aún cuando ya se encuentre satisfecho con el 75% de la cantidad de alimento.
Y es que el sobrepeso y la obesidad deben ser entendidos y atendidos como una enfermedad crónica, donde hay recaídas y recuperación del peso perdido. Al grado que un paciente puede tener hasta 10 recaídas o más a lo largo de su vida en su intento por alcanzar un peso saludable. México ocupa el segundo lugar de prevalencia mundial en obesidad en adultos, con 7 de cada 10 personas que viven con esta condición. Es decir, sólo el 30% de la población cuenta con un peso normal, expuso la Dra. Emma Chávez Manzanera, Especialista en Endocrinología, Coordinadora de la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán.
Para hacer frente a este problema, dijo la especialista, actualmente existen innovadores medicamentos que forman parte de un programa integral para reducir y controlar el peso que, junto con una alimentación balanceada y la práctica de ejercicio diaria, disminuyen el sobrepeso y mejoran significativamente la calidad de vida de los pacientes.
“La más reciente innovación en fármacos que controlan el hambre y evitan los antojos son complemento de una dieta hipocalórica y con el aumento de la actividad física, favorecen el control crónico del peso en adultos con una masa corporal inicial mayor a 30 kg/m², señaló la Dra. Emma Chávez.
La especialista destacó que combatir el sobrepeso y la obesidad es una necesidad imperante que actualmente encuentra un aliado en programas prescritos por especialistas que ayudan a los pacientes a vencer los principales obstáculos en el proceso de la pérdida de peso y les permiten alcanzar su meta.
Precisó que las personas por placer, gratificación, gusto, o por emociones buscan alimentos aún cuando en realidad no tengan necesidad de alimentarse. Estas emociones se encuentran en el sistema mesolímbica, uno de los principales circuitos dopaminérgicos cerebrales.
“Este sistema es importante para controlar la adicción por la comida o el deseo intenso por la comida, y el nuevo medicamento activa la zona anorexigénica, lo que provoca que la persona tenga menos hambre y acelere su metabolismo, tiene un mecanismo dual, al tener dos moléculas en la misma tableta (solo por prescripción médica), lo que ayude a una mayor pérdida de peso”, detalló la especialista en obesidad.
Chávez manzanera explicó que la terapia puede ser utilizada por las personas con sobrepeso y obesidad, siempre y cuando tengan una comorbilidad relacionada a la ganancia de peso como: hipertensión, diabetes, dislipidemia, hígado graso, y también que deben tener obligatoriamente cambios en el estilo de vida con alimentación adecuada, actividad física, terapia sicológica, y el tratamiento farmacológico, pues de lo contrario es una mala prescripción.
Cuestionada sobre el tiempo que debe durar el tratamiento, señaló que “como especialista en obesidad es que esta condición debe ser tratada como cualquier enfermedad crónica, a largo plazo. Si al paciente le está yendo bien con el tratamiento nutricional, dejarlo así, o si le funciona la actividad física, también, pero si con ambas herramientas no genera pérdida de peso, entonces se recurre a la terapia farmacológica para ver cambios en la pérdida de peso, pues de lo contrario los pacientes abandonan el tratamiento”.
De igual forma, el Dr. Juan Omar Toledo, Gerente Médico de las Unidades de Metabolismo y de Obesidad en Merck México mencionó que “Merck, empresa alemana líder en ciencia y tecnología, responsable y comprometida con la sociedad, realiza esfuerzos diariamente para ofrecer innovación que forma parte de un tratamiento integral enfocado en ayudar a quienes necesitan perder peso”.
En palabras del Dr.Toledo, la compañía trabaja constantemente por informar y sensibilizar a la población mexicana sobre la importancia de tratar oportunamente la obesidad, el sobrepeso y las comorbilidades que éstas podrían causar, tales como la prediabetes, diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia, entre otras.