Amenazas a la seguridad alimentaria mundial

La producción de alimentos está en riesgo porque en las últimas tres décadas se han incrementado las inundaciones, tormentas, sequías y temperaturas extremas.

Crisis en el campo mexicano
Foto: Cuartoscuro
Martha Mejía
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La seguridad alimentaria de México, al igual que la del resto del mundo, está en riesgo debido a que cada año desaparecen 24 mil millones de toneladas de suelo fértil, es decir, casi un tercio de las tierras del planeta se encuentra amenazado por la desertificación.

Sumado a ello, de acuerdo con una nueva investigación realizada por el Laboratorio Nacional para la Agricultura y el Medio Ambiente de Estados Unidos, la producción alimentaria deberá duplicarse en los próximos 35 años para alimentar a una población mundial de 9 mil millones de habitantes en 2050.

“En la medida en que se pierde suelo fértil los alimentos escasean, se producen en menor cantidad y a costos más altos, de tal manera que mucha gente de escasos recursos no puede pagarlos, por lo que se pone en riesgo la seguridad alimentaria”, señala en entrevista Ramón Cardoza Vázquez, gerente de Suelos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

¿Qué es la desertificación?

Es el resultado acumulado de un contexto climático difícil y de la utilización inapropiada de la tierra. Cuatro actividades humanas constituyen las causas más directas: el cultivo excesivo que desgasta los suelos, el sobrepastoreo y la deforestación que destruyen la cubierta vegetal que protege el suelo de la erosión, así como los drenajes inapropiados de los sistemas de irrigación que provocan la salinización de los suelos.

“El campesino cultiva en el suelo pero carece de prácticas para conservarlo; entonces el área, como ya no tiene vegetación ni cultivos, está desprotegida; el agua arrastra ese suelo o ladera y se lo lleva a los ríos, lagos, lagunas o incluso al mar. De tal manera que los suelos dejan de producir y se causa otro problema, que es el desazolve de las presas, pues a medida que los suelos llegan ahí menos agua hay, y eso ocasiona que los alimentos salgan más caros: es una cadena”, señala Cardoza.

Jorge Luis García Rodríguez, subgerente de Inventario y Monitoreo de Suelos Forestales de la Conafor, añade a su vez que 64% de los suelos en México tiene algún tipo de degradación.

“Nuestra cultura es milenaria. Llevamos miles de años habitando estos suelos. Pero desde hace 60 años para acá su uso ha sido muy intensivo, provocando el deterioro de los mismos, desde salinización en las partes planas, erosión en las laderas y montañas, erosión eólica en los valles y en el norte del país, hasta contaminación, compactación y rupturación de suelos”, explica García Rodríguez.

Indica que casi 125 millones de hectáreas en México están en degradación en diferentes etapas: leve, moderada, fuerte y extrema.

Ramón Cardoza detalla por su parte que un ejemplo muy claro es la región de la Mixteca en Oaxaca: “Ahí ya llegamos a tocar fondo con tanta erosión extrema; en esa zona el suelo se acabó por el mal uso, ya que es una área que se sometió al pastoreo no controlado principalmente de la cabra. Esta actividad y otras prácticas no adecuadas del hombre hicieron que actualmente se tengan procesos de desertificación muy alarmantes en esa zona, que no es la única pero es donde se nota más el desierto que está haciendo el hombre”.

García Rodríguez complementa que lo alarmante es que a esta problemática no se le da una respuesta suficiente como país, porque si bien “la Comisión Nacional Forestal se enfoca en detener la pérdida en terrenos forestales, es decir, donde hay mayor cobertura, en la mayor parte afectada que es la agrícola y pecuaria no hay actividades de conservación y recuperación tan intensivas como las que está haciendo Conafor. Y aún así la comisión en estos últimos tres años tiene más de un millón de hectáreas con trabajos de conservación y de restauración de suelos. Pero falta mucho por hacer, pues para 125 millones de hectáreas necesitamos más de 100 años de trabajos continuos, por todo el deterioro que hemos causado como sociedad”, asevera.

Edafólogos

Otro factor que se suma a esta problemática es el hecho de que a nivel mundial no hay suficientes edafólogos, es decir, especialistas que manejan los suelos.

“Se necesita preparar a gente en las universidades, porque las alianzas internacionales que se hacen para afrontar esta problemática requieren de estos especialistas. En México es preocupante que la única parte donde se preparan edafólogos es en la Universidad Autónoma de Chapingo. Esta casa de estudios creó la especialidad de suelos hace 53 años; había esta especialidad también en Guadalajara, Monterrey y Saltillo, pero actualmente ya no existe. Nos preocupa que sea esta la única universidad que está produciendo este tipo de profesionistas cuando en el país, en la región y en el mundo se necesita a gran cantidad de edafólogos”, indica el gerente de Suelos de la Conafor.

Alimentos

La aceleración del cambio climático y su impacto sobre la producción agrícola implican que se necesitarán profundos cambios sociales en las próximas décadas para alimentar a la creciente población mundial.

El Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA), a través de su estudio La seguridad alimentaria y la población rural, señala que México es uno de los países más afectados por el cambio climático. Y si bien la oferta de alimentos no ha representado problemas estructurales que nulifiquen su circulación y consumo, es inquietante que para satisfacer la demanda interna se tenga que recurrir cada vez más a las importaciones.

Prueba de ello son los casi diez millones de toneladas anuales de organismos genéticamente modificados que México ha comprado a Estados Unidos en los últimos cinco años.

El CEDRSSA puntualiza que la seguridad alimentaria puede tener impactos negativos si no se toman medidas adecuadas para disminuir la dependencia alimentaria del país y aumentar la producción de alimentos por parte de quienes padecen pobreza y carencias alimentarias, así como dar un uso más eficiente del agua y tener modelos de producción sustentables.

Señala que la variación de precios de los alimentos de 1960 a 2014 ha sido una constante en estos últimos 50 años y estima que estos sigan aumentando en las próximas décadas.

“Una sequía generalizada como la que se vivió en 2012 en Estados Unidos y países de la Comunidad Europea podría provocar el alza en los precios de los cultivos de 15 a 40%. Y si no se mejora el uso del agua en la agricultura no será suficiente para cubrir las necesidades de producción de alimentos hacia el 2050”, añade.

En este sentido James Gerber, experto agrícola de la Universidad de Minnesota, dice que reducir el desperdicio de alimentos y el consumo de carnes rojas ayudaría.

Apunta que el problema requiere un cambio real social y cultural en todo el planeta. “Si tuviéramos mil años para resolverlo estaría muy tranquilo, pero podríamos tener diez o 20 años” solamente, advierte.