Ese es el título de un libro cuyo autor es otro prestigiado científico social, Gianfranco Pasquino. Editado por la prestigiada Universidad de Buenos Aires (2021), me hizo el favor de obsequiármelo mi querido amigo y colega Alejandro Mújica. Así que en esta ocasión no me referiré a los temas que de común trato en las entregas semanales.

Hace tiempo platicaba con mi jefe, amigo ¡y sociólogo! Gabriel Díaz Rivera sobre la escurridiza naturaleza de la Verdad (así, con mayúscula). Digo escurridiza porque todos recordamos tiempos cuando —aunque no reinaba la cordura— existían ciertos parámetros comunes para la discusión, la reflexión y la argumentación. Hoy, por el contrario, vivimos inmersos en teorías de conspiración, fake news, “otros datos” y toda clase de desinformación.

“Seguiremos cumpliendo el mandato constitucional”.

El planeta ha alcanzado nuevos récords de calor durante todos los meses desde junio pasado

El cerebro humano es una maravilla de la naturaleza. Su complejidad y su papel en la definición de lo que somos como seres humanos hacen que sea un órgano fascinante y digno de investigación constante. Lo más increíble es que el cerebro es quien se estudia a sí mismo.

“Una época poshumana en la que el antropocentrismo es derrocado”.

La población civil se lleva la peor parte de las crisis

“Para 2040 al menos 25 áreas habrán experimentado dos fenómenos de decoloración grave por década”.

“Por una sociedad mejor, más justa, libre, igualitaria y fraterna”.

Aparente realización de actos anticipados de campaña

“El estado tiene condiciones óptimas para establecer viñedos productivos”.

“Recuperación de la seguridad pública, base y sustento del desarrollo del país”.